Cuando el presidente de la República afirma, sin convencer, que hay de corrupción a cooperación, no hace más que darle la razón a Gabriel Zaid quien sentenció hace más de 30 años, que en México, la corrupción es El sistema.
No hay corruptos ni cooperadores , menos corruptibles y cooperativos. Solamente un sistema que desde siempre ha funcionado a base de someter a los demás por medio de dadivas que en algunos casos se llaman becas, pensiones, y en otros casos mordidas o sobornos. En algunos casos son de miles de pesos, en cada vez más ocasiones, son de millones de pesos, lo que ofende todavía más en un país de pobres.
Ya se está desmoronando el sostén ideológico del combate a la corrupción, más si se analiza el juego perverso que, en 2015, llevaba a David León, entonces operador “político” del gobernador Verde de Chiapas, Manuel Velasco, a entregar dinero a Pio López Obrador, para apoyar la causa y el partido Morena. Manuel Velasco era aliado del PRI, pero apoyaba a Morena por debajo del agua, probablemente con dinero público.
Las dobles caras tienen todo de una intriga de espionaje y contra espionaje, con espías dobles o triples y finalmente, 5 años después, sale a relucir la “cooperación”, motivo por el cual, el presidente establece la diferencia entre corrupción y cooperación (¡a la causa justa y buena de Morena!). No hay defensa por ningún lado, a menos de reescribir las leyes sobre financiamiento de los partidos.
Este episodio demuestra que el sistema está podrido; ¿saldrán más videos? Todo depende de hasta donde está dispuesto a exponerse el presidente, y hasta donde creerá que el pueblo bueno y sabio diferencia entre corrupción y cooperación.
Después del tema salud, de propias declaraciones de López Gatell, ya se rebasó el escenario catastrófico, se cae el tema anticorrupción, pilar de la campaña del 2018. ¿Qué quedará? Queda el tema económico y la relación con Estados Unidos. Ya no se podrá disimular más tiempo la crisis profunda resultante del desempleo, y las transferencias de los paisanos no serán suficientes para colmar los huecos en las finanzas familiares de los desempleados. Las finanzas públicas tampoco aguantarán el trancazo, y se pueden esperar medidas desesperadas con consecuencias fatales sobre la economía del país.
Para rematar, en los próximos dos meses de campaña en Estados Unidos, no habrá otra sopa que el silencio helado del candidato demócrata y las rodomontadas irónicas y sarcásticas de Trump a expensas de México y de los mexicanos. Panorama complicado para AMLO: necesitará de mucha “cooperación” para sobrellevar esta tormenta.