Este fin de semana nos golpeó Hanna una tormenta más que año tras año golpean a nuestra ciudad, la naturaleza siempre pone a prueba nuestra capacidad de adaptación. Pero aparte estamos viviendo una tormenta que rara vez nos manda la naturaleza. Una tormenta que ha golpeado fuertemente al mundo, pero especialmente a México. La pandemia ha puesto al sistema de salud mexicano de rodillas, no hay infraestructura, médicos, enfermeras, camas, o inversión suficiente para enfrentar esta tormenta con más seguridad y herramientas.
El porcentaje de ocupación sigue en aumento superando ya el 70% en Nuevo León. Los contagios y las muertes diarias siguen en aumento y lo peor es que la ignorancia y las teorías conspiracionistas también siguen en aumento. Seguimos avanzando hacia un pico de la pandemia que se asemeja cada vez más a un camino tortuoso donde no podemos ver su fin y no se vislumbra la luz al final del túnel.
La pandemia vino a golpear fuertemente a los mexicanos. No sólo es la falta de preparación y el abandono que el sector salud ha sufrido en los últimos años por la corrupción, la falta de profesionalización, los hospitales que son elefantes blancos con todo y equipo abandonado. También porque México sufre de epidemias que han empeorado esta pandemia.
México es el país número uno en consumo de refresco a nivel mundial, hay un consumo de 163 litros de refresco al año, 40% más que el segundo lugar, EEUU. Esto no es casualidad, la principal fabricante a nivel global ha cumplido su objetivo de esclavizarnos al consumo de su veneno embotellado que provocan la muerte de 24 mil mexicanos al año.
A esto hay que sumarle la comida chatarra que día a día nos empacamos. El bajo valor nutricional de nuestra base alimentaria ha llevado a que seamos una sociedad obesa, de poca actividad y con alto consumo de bebidas azucaradas y alimentos con exceso de grasa y colesterol. Es alarmante ver que 75.2% de mexicanos sufren de sobrepeso (39.1%) y obesidad (36.1%), 10.3% sufre de diabetes y 18.4% sufre de hipertensión.
Para hacer la cosa más grave, en Monterrey respiramos el peor aire de Latinoamérica, con alta concentración de PM2.5 y PM10 provocado por el alto flujo vehicular y la industria. En el centro de nuestra ciudad tenemos fábricas que llevan contaminando siglos y no hemos hecho nada para protegernos y para proteger a nuestras familias y vecinos. Pasan los años y la contaminación nos sigue matando. Son alrededor de 14,600 muertes al año que se podrían prevenir en nuestra ciudad si hiciéramos algo al respecto.
A todo esto hay que sumar la falta de apoyo económico en estos momentos críticos. El gobierno con un pobre argumento de austeridad sigue permitiendo que los mexicanos no cuenten con dinero de emergencia para estos momentos donde muchos han perdido su trabajo, otros a sus familiares y otros más la vida.
Así estamos el día de hoy, en la tormenta perfecta. Mucha de la responsabilidad de esta situación recae en la falta de políticas integrales de alimentación, ejercicio, movilidad e industria. Donde los grupos marginados social y económicamente son quienes más sufren de todas estas enfermedades y sus consecuencias en la pandemia son mortales. Sólo 14% de las muertes de Covid-19 no tiene comorbilidad conocida, dicho de otra manera tener diabetes, obesidad, hipertensión u otras enfermedades respiratorias aumenta fuertemente el riesgo de morir en la pandemia. Años de beber, comer y respirar veneno nos ha hecho la víctima perfecta.
Pero vamos a salir de esta tormenta y tenemos que tener claros los principios y convicciones del nuevo México que hay que construir. Un México que ya avanza en algunos temas como un etiquetado más claro y con mejores regulaciones de comida altamente calórica y bebidas altamente azucaradas. Ahora es necesario seguir trabajando en la construcción de ciudades que nos ayuden a combatir la contaminación, la obesidad y las enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Ahora nos toca construir un Monterrey libre de empresas contaminantes en la zona metropolitana, que van desde la refinería y las pedreras hasta las acereras y cementeras. Tenemos que construir un Monterrey con transporte eléctrico masivo y ciclovías que eliminen la contaminación vehicular y que sean las personas la prioridad en el espacio público. Construir un Monterrey con áreas verdes públicas, bien administradas y que no sean salón de eventos donde sólo unos cuantos salen beneficiados.
Nuestra pasividad e ignorancia nos esta matando, es momento de volver a ser regios de acción, de soluciones y de apoyo al vecino. Ser como los regios que enfrentaron huracanes e inundaciones, los regios afrontaron malos gobiernos con participación ciudadana. Seamos los regios que aprendan de las tormentas de nuestros antepasados para vivir de manera sustentable con la naturaleza. Los regios que construiremos una ciudad del siglo XXI.
Sigue informándote acerca de la “Crisis Climática” en el podcast de Kristian con K en Spotify: https://open.spotify.com/episode/7xvmVJnOCQ1dWDL3TUYR9P