Durante décadas hemos utilizado el PIB como referencia para saber si un país está tomando las decisiones correctas en su economía. El problema es que el PIB sólo mide el crecimiento en la producción. Si bien vemos una tendencia positiva de la capacidad productiva de cada mexicano en los últimos 30 años, esto no significa que la riqueza y el valor generado por nuestro trabajo llegue a nuestros bolsillos. Todo lo contrario entre más arriba te encuentres en tu nivel socioeconómico, más ganancias has recibido en esta época neoliberal.
Se propone la medición del bienestar por parte de la 4T, pero se rechazan los indicadores y expertos existentes para su diseño. Se ignora al CONEVAL como organismo rector en la materia. Mismo que ha asegurado una reducción de la pobreza y pobreza extrema en estos últimos años, avance que se va a perder por las consecuencias económicas de la pandemia.
No podemos seguir mejorando la calidad de vida de los mexicanos a cuentagotas, donde son la minoría los que logran escalar su nivel de ingreso y la mayoría sufre las mismas o más precariedades. Donde el esfuerzo de los avances en la calidad de vida se encuentren a merced del mercado que nos golpea con crisis internacionales, epidemias y malas decisiones del gobierno federal. Tenemos que cambiar las políticas sociales y económicas a fin de priorizar la atención a los grupos vulnerables, pero hacerlo de la mano de evaluaciones, mediciones y mejora continua. Decir que las cosas están mejor, que se combate la corrupción, que ya se acabó el abuso de quienes están en el poder no es suficiente para que sea realidad.
La medición multidimensional de la pobreza analiza 6 indicadores de carencia social: rezago educativo, acceso a servicios de salud, seguridad social, alimentación, calidad de vivienda y servicios básicos en la vivienda. En los últimos 10 años se ha reducido la proporción de la población que carece de estos servicios en su vida diaria.
El caso de Nuevo León nos da una idea del progreso que se ha logrado. Somos la entidad con mayor reducción de pobreza extrema con 93,500 personas y el segundo lugar con mayor reducción de pobreza moderada sacando a 203,000 personas de su carencia de ingreso.
De igual manera los avances en la reducción de cada una de las carencias sociales es claro: el rezago educativo se redujo en 147 mil personas, el acceso a salud aumentó para 444 mil personas, mejor seguridad social para 184 mil personas, mejor calidad y espacios de vivienda para 217 mil personas, acceso a servicios básicos en la vivienda para 262 mil personas, pero la carencia alimentaria aumentó para 157 mil personas. A pesar de los esfuerzos realizados durante una década vemos que el avance es magro cuando tenemos una población de más de 5.5 millones de personas en Nuevo León.
Es necesario generar políticas reales e integrales con impacto y trascendencia, no ocurrencias del gobernador, alcaldes y diputados en turno. Invertir en una medición constante de la calidad de los maestros y el uso de tecnología para la educación pública de la entidad, mejorar la atención del sistema de salud a través de seguimiento a cada caso y evaluación de los servicios, asegurar un ingreso básico para los más vulnerables a fin de mejorar la red de seguridad social, construir de la mano de la iniciativa privada vivienda social sustentable que asegure el acceso a vivienda a las generaciones más jóvenes, atender el rezago y la mala calidad de los servicios básicos y frenar el abuso que muchos proveedores realizan, y desarrollar legislación para eliminar el desperdicio de alimentos y construir bancos de comida a la población más necesitada.
Las políticas, propuestas, ideas y resultados ya se han realizado en muchas partes del mundo. El sistema de salud pública nórdica, la seguridad social canadiense, la vivienda en Singapur, los servicios europeos, la legislación alimentaria en Francia y la calidad educativa de Japón y Corea. El bienestar se construye en muchos ámbitos de manera integral, no mediante políticas aisladas. A todas estas propuestas le debemos sumar soluciones a nuestros problemas de movilidad, contaminación, desigualdad social y económica. En Nuevo León contamos con la capacidad y recursos para hacer esto una realidad, lo que falta es la voluntad política para ejecutarlo.
Para más información de cómo construir un mejor Futuro escuchar episodio “Monterrey XXI” de Kristian con K en Spotify.
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