“Lo cierto es que estás a favor de la transformación o estás a favor del régimen de corrupción y privilegios” expresó nuestro presidente en función de su eterno discurso sobre la lucha contra la “mafia del poder” donde el principal combatiente contra esta es su gabinete, su partido y todos los simpatizantes de la cuarta transformación. El problema aquí es que dicho argumento cae dentro de un falso dilema. López Obrador trata de anteponer ante nosotros un mal uso del principio del tercero exclusivo (principium tertii exclusi), haciendo parecer que las únicas variables existentes son estar a favor de su transformación o estar a favor de la corrupción.
Esta lógica no fue creada por AMLO, varios líderes en el pasado han utilizado la misma para dar mayor credibilidad a sus políticas. George W. Bush decía “O estás con nosotros o estás con los terroristas” y Lenin expresaba “Cada hombre debe elegir entre nuestro lado o el otro lado”. Pero ¿por qué deben nuestras creencias recaer en todo lo que dicta un solo hombre? Esta es una forma que de manera imperativa trata de hacer pensar a la población que el camino que toma el líder es el único camino correcto, y el no creer en el automáticamente te hace parte del movimiento malvado que está en su contra, pero el caso no es así.
Si estar a favor de la transformación y estar a favor de la corrupción fueran pensamientos mutuamente excluyentes y colectivamente exhaustivos, se negaría la total existencia de las personas apartidistas, de las personas que apoyan parcialmente las políticas de la 4T, de las personas que repudian al gobierno actual pero que también lo hicieron con las administraciones anteriores o de las personas que apoyan fervientemente a Morena, pero cometen prácticas corruptas.
Claro que son innegables y vergonzosos los cientos de escándalos de corrupción que se vivieron durante las administraciones previas a la actual. Miles de millones de pesos desaparecidos, dudosas jornadas de elección, desvíos de recursos, entre otras cosas que solo perjudicaban al país. Pero yendo en contra de la lógica de AMLO, es posible reconocer eso y al mismo tiempo reconocer que la actual “lucha contra la corrupción” ha sido altamente cuestionable. Se han quemado fortunas obtenidas de los contribuyentes en proyectos que no representan un rendimiento a corto ni mediano plazo, dando como resultado un crecimiento nulo del Producto Interno Bruto y de el Indicador Global de la Actividad Económica, así como una importante caída en la Inversión Fija Bruta, y por si fuera poco deciden sacarle todo el jugo al Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios, comprometiendo más nuestra ya frágil economía que no se ve lo suficientemente preparada para poder aplicar las correctas medidas contra cíclicas ante la actual coyuntura económica.
Es un hecho que cada vez más personas entran dentro de ese grupo que cuestionaron a los gobiernos pasados durante sus mandatos, y que también le demandan a este un mejor uso de los recursos públicos y respuestas ante escándalos de corrupción. Considero que, a fin de cuentas, esa es nuestra obligación como ciudadanos: demandar siempre a quienes nos estén representando cuentas claras y objetivos que nos beneficien tanto económica como socialmente, pues los representantes que tenemos por algo están ahí y deben trabajar en función de toda la población, y no solo de quienes sean sus simpatizantes.