En medio de una pandemia. La economía mundial, colapsando. Nosotros ya arrastrábamos los inicios de una crisis. Y todo esto lo estamos viviendo sin un líder. Sin alguien que encabece los esfuerzos por progresar.
Andrés Manuel López Obrador, en momentos de tensión nacional que pueden marcar el rumbo del resto de su presidencia, prefiere no actuar. Prefiere salir de gira, ocuparse en temas de menor importancia. Aprovecha su tiempo para saludar a la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Su gobierno lanza la Jornada Nacional de Sana Distancia, y él mismo decide no cumplirla. Sigue saludando de abrazo, sigue congregando grandes cantidades de gente en sus actividades.
El problema es que su incapacidad para gobernar no se empezó a notar ahora, con esta crisis.
Durante 13 años aproximadamente López Obrador buscó la Presidencia de México. Fue, sin duda, la cara de la oposición. El más duro critico, el más efectivo para cuestionar al poder. Se volvió tan popular, que logró consolidar un partido a partir de su figura política. Ideó el plan perfecto para ganar una elección, y no sólo la ganó: arrasó con más de 30 millones de votos. Indudablemente, Andrés Manuel encabezaba el cambio que muchos mexicanos querían.
Pero, en esos 13 años de campaña, ¿nunca se le ocurrió idear un plan para gobernar?
Pareciera como si el último capitulo de su plan perfecto fuera ganar la elección. Desde que se convirtió en presidente electo, se le nota que no tiene idea de lo que está haciendo. Y peor aún, en su gabinete hay gente que si sabe lo que hace, pero López Obrador no los deja trabajar.
Para él, todos los que no compartan sus ideas son conservadores, fifís, golpistas, provocadores. Le dedica buena parte de su tiempo a desacreditar y criticar a su oposición, como si él no fuera el presidente y siguiera en campaña.
Lo que México necesita es que el señor presidente se comporte como un presidente. Que trabaje como un presidente. Estoy seguro de que si Andrés Manuel trabajara como debe y enfocara todos sus esfuerzos en sacar a México adelante, la oposición no sería tan dura y constante sobre él. Las criticas están dirigidas a su soberbia e ineficacia. Dirigidas al hecho de que estuvo alardeando más de una década de que con él al mando todo sería mejor, y ahora que está en el poder, estamos cayendo en picada.
Preocupa que la prensa internacional ya se burla de lo que nuestro presidente hace. En diferentes partes del mundo, los medios de comunicación más importantes critican las acciones y palabras de López Obrador, evidenciando su incongruencia.
Vivimos momentos críticos. Es momento de que todos (y empezando por el mismo presidente) nos unamos bajo una misma sintonía, de respeto, trabajo y resultados. Urge unir esfuerzos, se tienen que terminar los días en los que los oficialistas atacan e insultan a quienes no piensen como ellos.
Necesitamos que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, deje de hablar y se ponga a trabajar. No aporta nada al crecimiento de la vida publica de este país su discurso de “antes estábamos peor”. Se volvió presidente para arreglar las cosas que él ya sabía que estaban mal, no para culpar a sus antecesores por su ineficacia. Hay que admitir, obviamente, que heredó muchos problemas de administraciones pasadas, pero ya ha estado al mando el tiempo suficiente para que se empezaran a notar las mejoras, eso sin mencionar los problemas que sí surgieron con él como presidente.
Cuando se trata del bienestar de nuestro país, ser buena persona, honesto y humanista, tristemente no basta. Necesitamos resultados, mano dura. Necesitamos un plan, una manera de salir adelante.
Vivimos en tiempos en los que México tiene un presidente, pero no tiene líder. Esperamos que, por el bien de todos, nuestro presidente pronto se convierta en ese líder que tanto necesitamos.