En fechas recientes se llevó a cabo el Foro de Conservación y Desarrollo organizado por el INAH al que asistieron muchos interesados en el patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad.
Se trataron distintos temas pero el panel de conversación que generó más controversia fue el que tenía como tema El Barrio Antiguo.
Se expusieron diferentes posturas, quejas y dudas de vecinos y grupos que buscan la preservación del patrimonio que tuvieron como resultado el realizar una junta para tratar con más detalle el tema con las autoridades correspondientes.
Asistí a la junta con la intención de entender por qué hay dudas y quejas de vecinos y defensores del patrimonio arquitectónico de la zona y cuál es su relación con los organismos de gobierno que pueden tomar cartas en los asuntos tratados.
En una conversación muy fluida y respetuosa en la que se agradeció la presencia de los asistentes y se mostró la molestia por la ausencia de algunos actores importantes, la junta tuvo en términos generales buenos resultados en la relación ciudadanía y organismos de gobierno.
Pero mi aprendizaje más allá de los resultados y compromisos de la junta fue en el sentido de cómo se lleva a cabo la comunicación entre ciudadanos y gobierno.
La comunicación entre vecinos y amigos del barrio se lleva a cabo de manera sencilla y fluida a través de las redes sociales mientras que la comunicación entre organismos de gobierno pareciera perderse entre sus mismos procesos.
Esto es importante entender en tiempos en donde las redes sociales se pueden convertir en tu mejor aliado o en tu peor pesadilla.
Si bien en la junta no estaban todos los miembros de los grupos civiles y de vecinos que fueron convocados por redes sociales, sí estaban representados sus intereses a través de sus líderes de opinión que de manera orgánica toman el liderazgo en los temas de su interés.
Por otro lado, los organismos de gobierno que asistieron con una buena actitud de escuchar y dar explicaciones, en momentos parecían ser entidades feudales independientes que su interacción se pierde en la carga de trabajo.
En estos tiempos de redes sociales el peso y el valor de la ciudadanía es cada vez más fuerte y su opinión en decisiones que les afecte es de gran importancia para el buen resultado de proyectos.
Los tiempos en que las autoridades hacían y deshacían con autoridad absoluta sin llegar a acuerdos con vecinos y grupos afectados está quedando en el pasado.
La nueva ley de participación ciudadana será una importante herramienta para la organización de grupos vecinales y su colaboración en la toma de decisiones de proyectos urbanos.
En estos tiempos no importa una nutrida presencia de vecinos si están presentes sus principales interlocutores, es básico tomar en cuenta la voz de unos cuantos que acuden de manera presencial a juntas, foros y convocatorias porque son el sentir de grupos que participan activamente en redes sociales aunque no lo hagan de manera presencial.
Siempre será importante la participación en cualquier evento pero habrá que sumar que la voz del pueblo en el siglo 21 empieza a medir su impacto en “likes”, “shares” y “comments”.
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