LA ERA DE LAS MUJERES

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En 2014, en México había casi 120 millones de personas: 51.2% mujeres y 48.8% hombres (CONAPO). De las más de 60 millones que son en México el 47% se dedica al trabajo doméstico, esa es la situación en grandes números del papel que juegan las mujeres en la era actual.

Estamos en un país hecho para los hombres, un sistema educativo que instruye para que la mujer tenga la “maravillosa” y única función de cuidar la casa, mantenerla ordenada y dedicar su atención a la familia. Hasta hace poco lograron su derecho al voto, y en los últimos años han demostrado que son igual o más capaces que nosotros de realizar acuerdos políticos, negocios con transnacionales o dirigir cualquier organización.

Las mujeres sufren del lenguaje sexista, de la discriminación de género y del poco equilibrio laboral que se les ha otorgado, y aun así persisten en su derecho a competir.

La era de las mujeres ha llegado, y esto me encanta. Mujeres capaces de construir imperios en los negocios, emprendedoras sociales con el tacto suficiente para solidificar proyectos e incluso tan hábiles para lograr escalar montañas en el sistema político de México. Como hombre me encanta, porque soy un fiel admirador de la inteligencia natural de la mujer, de su capacidad para ser extremamente sensible y de usar esa misma sensibilidad para comandar los sectores más importantes del país, donde se toman decisiones.

En negocios sabemos que la experiencia es sinónimo de obstáculos satisfactoriamente superados, de problemas efectivamente resueltos y sobretodo de la fortaleza para sobreponerse a circunstancias adversas. ¿Hay alguien más calificado entonces para ocupar estos puestos? Las mujeres sufren del lenguaje sexista, de la discriminación de género y del poco equilibrio laboral que se les ha otorgado, y aun así persisten en su derecho a competir.

Como hombre me siento obligado a usar pluma y escribir en favor de su lucha. No por tener beneficios superiores sino porque la arena de lucha tenga igualdad de oportunidades, en las mismas circunstancias y con los mismos recursos.

Como hombre me siento obligado a usar pluma y escribir en favor de su lucha. No por tener beneficios superiores sino porque la arena de lucha tenga igualdad de oportunidades, en las mismas circunstancias y con los mismos recursos. Vaya, también lo hago porque sé lo que pueden, y desde ya aportan al crecimiento de este país que tanto amo.

En México tres de cada cinco pequeñas y medianas empresas que se abren (recordando que esta es la fuente principal de empleo en el país) son lideradas por mujeres. Se ocupan de temas de especial relevancia como el sector educativo y de salud en un 78% de ellas. Son, además, las que tienen un grado superior de preparación que los hombres de este país.

Para que este país crezca deberá entender primero que en nuestro equipo necesitamos, urgentemente, uno de los miembros más capaces del planeta: la mujer. No por hacerles un favor sino por hacernos el favor a nosotros mismos.

Para que este país crezca deberá entender primero que en nuestro equipo necesitamos, urgentemente, uno de los miembros más capaces del planeta: la mujer. No por hacerles un favor sino por hacernos el favor a nosotros mismos.

Con afecto, un hombre que se ha desarrollado gracias a la inteligencia y habilidad de dos mujeres.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Las 5 estrategias del boxeo para la política

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Un combate se gana o se pierde muy lejos de testigos: en el gimnasio, mucho antes de bailar bajo las luces.
Muhammad Alí

La indignación deportiva ha invadido mi corazón: México no ganó ni una medalla en el Mundial de Boxeo, que culminó hoy en Catar; y días antes vi fotografías de la Selección Mexicana de Boxeo pidiendo dinero en camiones y plazas públicas para poder asistir al evento. Nuestros campeones más prometedores—Joselito Velázquez, Lindolfo Delgado y Marvin Cabrera—fueron eliminados. Y cómo no iba a pasar esto, si un par de días antes no tenían asegurados los recursos para asistir a la competencia y dependieron de la generosidad de boxeadores profesionales para cubrir los gastos de su campamento de preparación. Hago este ejercicio de reflexión en defensa de la disciplina del boxeo pues, este deporte al que no se le asigna dinero suficiente de nuestros impuestos, puede aportar lecciones valiosas.

Funcionarios que acaban de tomar posesión de sus cargos (sí, ustedes gobernadores, alcaldes, jefes delegacionales, diputados federales y locales): suena la campana ¡ding, ding, ding! y como dice Michael Buffer: Let’s get ready to ruuuuumbleee!

Funcionarios que acaban de tomar posesión de sus cargos (sí, ustedes gobernadores, alcaldes, jefes delegacionales, diputados federales y locales): suena la campana ¡ding, ding, ding! y como dice Michael Buffer: Let’s get ready to ruuuuumbleee!

Nota: Si no les encanta el boxeo, agárrenle un poco de cariño porque se invirtieron al menos un millón de dólares de nuestro dinero en “la pelea del siglo” entre Manny Pacquiao y Floyd Mayweather. Aunque no lo crean, la Secretaría de Turismo de México ahora también patrocina eventos boxísticos internacionales. Mientras la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) argumenta la falta de recursos para apoyar a atletas en competencias internacionales, otras instituciones de gobierno invierten en eventos deportivos donde no hay mexicanos compitiendo. Qué paradoja ¿verdad?

TeamMexico

Bueno, regreso a nuestro tema porque esto de los recursos públicos puede ser muy frustrante.

Lecciones hay muchas, pero aquí propondré las 5 más necesarias. Aclaro: no quiero ver políticos tirándole upper cuts y ganchos al hígado a sus rivales. Me gustaría ver a profesionales tomándose sus cargos públicos y batallas políticas con disciplina, estrategia, honestidad y pasión. Intento pintarles a los mejores boxeadores profesionales—Pacquiao y Mayweather—no como seres infalibles, sino como guerreros que innovan constantemente y de los cuales hay mucho que aprender.

Round 1: conducirse con disciplina, y ser sancionados de no ser así
Contrario a lo que algunos piensan, en el boxeo no solo se requiere fuerza bruta sino una combinación de gracia, inteligencia y estrategia. El boxeo es el arte de adaptarse rápidamente e imponerse en un marco de reglas fijas. Es un deporte donde la responsabilidad de cumplir con las reglas es individual. Los peleadores tienen un peso límite, pruebas antidoping en orina y sangre, y detalles específicos de vendaje y peso de guantes como requisito para subir al ring. Las consecuencias del mínimo incumplimiento pueden ser multas millonarias, suspensiones de meses o años del deporte y cancelación de peleas.

¿Se imaginan qué pasaría si los políticos cumplieran las reglas y recibieran sanciones ejemplares de no hacerlo, si se les exigiera disciplina y compromiso con su profesión?

Entre los boxeadores hay un respeto a la profesión. Por ejemplo, en 19 años de carrera Floyd Mayweather—considerado el mejor boxeador libra por libra—ha fallado en el límite de peso una sola vez: contra Juan Manuel Márquez en el 2009. Qué decir del compromiso y la disciplina con sus rutinas de entrenamiento. Correr diario, entrenar más de 8 horas continuas, estar en campamentos de concentración, respetar un régimen alimenticio estricto, no tomarse días libres en momentos estratégicos de preparación, etc.

¿Se imaginan qué pasaría si los políticos cumplieran las reglas y recibieran sanciones ejemplares de no hacerlo, si se les exigiera disciplina y compromiso con su profesión?

Round 2: rodearse de un equipo de verdaderos expertos
Mayweather y Pacquiao están rodeados del mejor talento disponible en cada área de expertise que requiere su profesión. Freddie Roach, entrenador de Pacquiao, ha sido nombrado entrenador del año en varias ocasiones y es reconocido por crear su propio equipo de entrenamiento para desarrollar fortalezas a partir de las debilidades de sus pupilos. Otro ejemplo es Alex Ariza—antiguo preparador físico de Pacquiao, hoy en las filas de Mayweather Promotions—quien es considerado de los mejores por promover la diversificación del trabajo muscular y diseñar entrenamientos acuáticos para propiciar la regeneración de articulaciones.

Como ven no todo es perfecto, en el boxeo como en la política también hay chapulines. Sin embargo, lo que no se puede perder de vista es que en la conformación del equipo hay un estándar claro de excelencia y de especialización.

¿Qué pasaría si nuestros políticos se rodearan de los mejores profesionales y no sólo de un séquito de compadrazgos que no tienen la preparación necesaria para hacer con excelencia el trabajo que requiere su cargo?

Round 3: ser sujeto de evaluación continua
La estrategia para enfrentar cada compromiso boxístico no proviene de ocurrencias. Todo, absolutamente todo, está basado en evidencia sólida y en el estudio cuidadoso del estilo del oponente y de nuevas tecnologías de entrenamiento. Recientemente Freddie Roach declaró que estudió 5 años a Mayweather para poder diseñar el entrenamiento de Pacquiao. Los objetivos alcanzados en cada contienda son resultado de procesos de aprendizaje constante. Una combinación de habilidades, práctica y tecnología que se monitorean y se rediseñan en cada periodo de entrenamiento.

¿Qué pasaría si nuestros políticos instauraran procesos serios de monitoreo y evaluación de desempeño, si utilizaran bien la tecnología para hacer mejor su trabajo?

¿Qué pasaría si nuestros políticos instauraran procesos serios de monitoreo y evaluación de desempeño, si utilizaran bien la tecnología para hacer mejor su trabajo?

Round 4: tener respeto por el público
Tanto Pacquiao como Mayweather vienen de infancias difíciles, llenas de carencias. El primero comenzó a boxear para llevar comida a su casa, y el segundo puso su atención en el boxeo para enfrentar el encarcelamiento de su padre por venta de drogas. Ambos han expresado abiertamente que, debido a lo que vivieron, quieren ser un ejemplo a seguir y que respetan a su público. En la última conferencia de prensa que dieron en Las Vegas agradecieron a sus seguidores por impulsar su carrera y tenerlos en la posición privilegiada en la que ahora están.

¿Qué pasaría si los políticos honraran a quienes votaron por ellos, si también quisieran ser un ejemplo, si entendieran que son empleados de los ciudadanos?

Round 5: hacer entrenamientos y pesajes públicos
Como entusiasta de la transparencia y la rendición de cuentas, todo lo que sea abierto al público es bienvenido. Más allá de la aglomeración de periodistas que producen los entrenamientos públicos, la señal valiosa que emiten es que los boxeadores quieren demostrar que están en forma y que van a llegar al combate con la mejor preparación física. Pasa lo mismo con los pesajes, todo el trámite se hace frente a cientos de periodistas, cámaras y promotores, sin nada que esconder.

¿Cómo ven políticos? ¿Quién se apunta a un entrenamiento intensivo de boxeo? ¿Quién se da a la tarea de asignar dinero suficiente a deportistas con mérito? ¿Quién se atreve a tomar las lecciones provenientes del boxeo y cambiar las reglas del juego actual?

¿Qué pasaría si todos los políticos fueran abiertos, si nos enseñaran públicamente sus pertenencias, intereses y números fiscales, si por ejemplo todos presentaran sus #3de3? (si no sabes qué es esto, puedes revisar el link porque es muy importante que sepas)

Es tanta la conexión entre las características y estrategias que requieren un boxeador y un político, que la combinación de ambas profesiones ya ha sido probada con éxito (por favor no piensen en Kahwagi porque ese es un mal ejemplo). El año pasado el campeón mundial Vitali Klitschko se retiró invicto del boxeo para ser electo como alcalde de Kiev, Ucrania en un momento de grandes tensiones políticas; y Emmanuel Pacquiao ha sido electo dos veces al Congreso de Filipinas.

¿Cómo ven políticos? ¿Quién se apunta a un entrenamiento intensivo de boxeo? ¿Quién se da a la tarea de asignar dinero suficiente a deportistas con mérito? ¿Quién se atreve a tomar las lecciones provenientes del boxeo y cambiar las reglas del juego actual?

**Gracias a Luis Macías Lam por contribuir a este texto y a Ángel Gutiérrez, entrenador de la Escuela de Boxeo Satélite Querétaro, por guiarme en mi amor por el boxeo.

*Perfil: Karina Sánchez es una geek de las políticas públicas, fan del boxeo, la música y la comida. Es maestra en administración pública y está obsesionada con lograr que las mejores ideas de gobierno se traduzcan en beneficios tangibles para las personas más vulnerables de México. Actualmente trabaja para Fundación Este País (@FundacionEP)

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La relajación política en su máxima expresión

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El día de ayer fue anunciado que los integrantes de la Cámara de Diputados de nuestro país llegó a un acuerdo que consideraron justo dada la fuerte carga de trabajo a la que se ha enfrentado, sobre todo por el tema del gran número de iniciativas de ley presentadas. La resolución: trabajar un día más a la semana. Marko Cortés Mendoza, coordinador de la fracción panista de la Cámara, declaró que además de las sesiones preestablecidas los días martes y jueves, los días miércoles también se laborará, dedicando este día exclusivamente a la revisión de las iniciativas de ley.

¿Por qué algo como esto no se había propuesto antes? ¿Qué había hecho falta para detectar la evidente falta de tiempo disponible dada la altísima carga de trabajo? ¿Será por esto que muchos proyectos de ley no logran materializarse?

Me atrevería a decir que por la mente de más de una persona acaba de pasar un pensamiento que contiene alguna de las siguientes palabras: “sinvergüenzas”, “flojos” (o algún sinónimo más fuerte), “increíble”; frases como “qué descaro” y preguntas como “¿es en serio?”, “¿pues qué tanto hacen?” y otras tantas más. Naturalmente, y para no únicamente generar un argumento lleno de negatividad, considero que debemos de darle algún tipo de crédito a nuestros legisladores, pues esta iniciativa (de alguna manera) es justificable. La pregunta es: ¿por qué algo como esto no se había propuesto antes? ¿Qué había hecho falta para detectar la evidente falta de tiempo disponible dada la altísima carga de trabajo? ¿Será por esto que muchos proyectos de ley no logran materializarse?

Quienes fungen como legisladores actualmente no se dedican únicamente a esta función: hay algunos que son investigadores, otros dan cátedra, y alguno que otro realizará alguna otra actividad en el resto de los días (conferencias, impartir talleres, etc.). Lo que verdaderamente causa impresión es cuando hacemos un comparativo con su situación y la nuestra, pues algo me dice que los sueldos y los horarios probablemente no son proporcionales al tipo de actividad o el perfil requerido. ¿Cómo sería nuestro México si contáramos con funcionarios comprometidos las veinticuatro horas del día con su país?

Recuerdo que hace unos meses algunos diputados y candidatos a puestos políticos plantearon en sus campañas que trabajarían duro por nuestros intereses y que estaban enteramente comprometidos con su país y su nuevo cargo. En el caso de NL, recuerdo al ahora diputado Samuel García hablando de este tema y exponiendo los motivos por los cuales él no aceptaría el pago completo de su sueldo, exhibiendo a su vez la débil correlación entre los sueldos y los horarios de trabajo de los legisladores. De igual manera recuerdo la promesa de Fernando Elizondo, quien nos cautivó al anunciar que donaría íntegramente su sueldo a otros menesteres y no lo dejaría en su cuenta bancaria.

Mi misma ética me impide premiar a alguien que pregona una mejora en el cumplimiento de sus obligaciones cuando éstas, precisamente, deberían ser sus únicas preocupaciones.

Me encantaría decir que aplaudo la medida que se toma en la Cámara de Diputados. Me encantaría decir que con este tipo de acciones verdaderamente se logrará el cambio que el país necesita. Me encantaría, pero no puedo, y si no puedo es porque mi misma ética me impide premiar a alguien que pregona una mejora en el cumplimiento de sus obligaciones cuando éstas, precisamente, deberían ser sus únicas preocupaciones. Dejemos el reconocimiento y las palmadas en la espalda para el final de la legislatura, que es cuando deben entregarse: a quien no cumple mínimamente con sus obligaciones, no se le debe premiar.

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Una nueva política en el mismo México

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La elección de 2015 en nuestro país ha marcado un cambio radical en lo correspondiente a los resultados electorales. Por un lado, la aberración de un partido por colocar posiciones populistas en los puestos de designación y, por el otro, una determinación ciudadana de hacerse presente en las urnas con una nueva ideología, que no conocen aún, pero que responde a la necesidad de cambio.

Hoy, tenemos una nueva percepción de la política pero en el mismo México. Se ha escrito mucho respecto a los resultados electorales de 2015. Todos tratan de descubrir qué fue lo que determinó resultados tan sorpresivos en diferentes latitudes de nuestra Patria, pero no se ha llegado al fondo.

Todo pareciera política pero no es así. El resultado de la elección reciente no es una causa, es un efecto, pero no de análisis político como muchos aseguran, ni mucho menos de profundas reflexiones ciudadanas sobre el futuro de México. Desde mi muy particular punto de vista, luego de haber sido parte de este proceso electoral, el origen de este cambio no es político.

El cambio tiene que ver con un estado emocional de los mexicanos. Un estado de indefensión, de desaliento, de inconformidad, e incluso de tristeza. Esta amalgama de emociones ha estado presente en cada una de las elecciones, y ha propiciado que los ciudadanos vayamos por un cambio, bueno o malo, no se puede saber aún, pero es un cambio.

La amalgama de emociones a la que me refiero tiene que ver con la cada vez más evidente incapacidad de los gobiernos para hacer su tarea. Los municipios del Área Metropolitana de Monterrey, que en otro tiempo fueron ejemplo de desarrollo, hoy son, para quienes aquí vivimos, hasta producto de vergüenza.

Por ejemplo, la destacada burguesía sampetrina hoy vive entre el caos de los baches, el estrangulamiento vial, la inseguridad y un gobierno sin idea de lo que es el respeto al desarrollo urbano humano y ordenado. Muy lejos esto de lo que antes fue San Pedro, y muy lejos también de lo que la gente quiere.
En el mismo rubro cae Monterrey, cuya alcaldesa enfatizó el interés por su campaña por la gubernatura, y olvidó cumplir con las competencias básicas de un gobierno municipal. El resultado es evidente: un Monterrey destrozado, estrangulado y con una imagen urbana deplorable.

La destacada burguesía sampetrina hoy vive entre el caos de los baches, el estrangulamiento vial, la inseguridad y un gobierno sin idea de lo que es el respeto al desarrollo urbano humano y ordenado.

Pero lo mismo podemos decir de Guadalupe, Apodaca, San Nicolás, Pesquería y Juárez. El análisis es el mismo.

Por lo que toca al Gobierno Estatal, éste ha creado desánimo en la gente por la postura centralista con la que ha distribuido los recursos federales, dejando a los municipios, y sus habitantes, en el abandono total. De igual manera, los cuestionamientos sobre actos de corrupción, del propio gobernador y algunos de sus familiares, han calado hondo en el ánimo de la gente, sobre todo de quienes votaron por él.

Del gobierno federal mucho es lo que se puede decir. La Casa Blanca, las casas de otros funcionarios de primer nivel, el contratista favorito, la fallida lucha contra la pobreza —que nos pone hoy con 2 millones más de pobres según evaluaciones del CONEVAL—, las mal llamadas reformas estructurales que no han logrado brindar a los mexicanos los beneficios ofrecidos.

Esto y muchas otras cosas hacen que los mexicanos hoy estemos tristes, que no sepamos qué hacer y votemos por quién sabe quién, que hará quien sabe qué, pero que no sea de los partidos que nos han decepcionado. Esta situación nos acerca a riesgos que hoy mismo sería imposible determinar.

Como resultado de lo anterior, hoy los mexicanos vemos a Carmen Salinas como Diputada Federal Plurinominal diciendo barbaridades en sus entrevistas, a Cuauhtémoc Blanco haciendo no sé qué, a un integrante de un grupo musical de Chihuahua como diputado federal y al Bronco en Nuevo León.

No puedo enjuiciar a quienes aún están iniciando sus tareas; el tiempo pone siempre a cada quien en su lugar. Sin embargo, el conglomerado social ahora no entiende que significa conflicto de intereses; no entiende por qué un subordinado audita al presidente; no entiende si los familiares del gobernador que acaba de salir son realmente campesinos; no entiende por qué se siguen aprobando desarrollos en San Pedro si ya es intransitable; en suma, no entiende por qué los políticos dejaron de trabajar para apoyar al ciudadano.

Es responsabilidad de los mexicanos que construyamos, juntos, este nuevo México que será el escenario de los cambios sociales y políticos que pondrán a nuestro estado, de nuevo, en el honroso lugar de líder en los aspectos empresariales, educativos, comerciales e industriales.

Si esto que vimos en la elección de 2015 es evolución, entonces estamos frente a una nueva política. Sin embargo, esta nueva política no tendrá resultados en el mismo México. Es responsabilidad de los mexicanos que construyamos, juntos, este nuevo México que será el escenario de los cambios sociales y políticos que pondrán a nuestro estado, de nuevo, en el honroso lugar de líder en los aspectos empresariales, educativos, comerciales e industriales. En esta nueva política todos debemos participar.

Octubre de 2015
Miguel Ángel Arreola
Grupo Omega Consultores de México, S.C.

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“Intimidades Públicas” – De los Independientes, la Alternancia y los Partidos Políticos…

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Ningún jinete es independientemente a su caballo, por más bronco éste sea.- Esolam

El México del siglo XXI es completamente diferente al del siglo pasado. Más de 100 años fueron necesarios para transitar de un sistema político en donde un partido hegemónico —y por momentos único— institucionalizó la revolución a un sistema en donde un candidato sin partido revolucionara a las instituciones.

Por primera vez en la historia de nuestro país, un ciudadano —sin ninguna afiliación partidista—asumió constitucionalmente la encomienda de ser Gobernador de un Estado. Dicha alternancia se concretó en Nuevo León, después de un proceso democrático en donde Jaime Rodríguez Calderón obtuvo la victoria.
La importancia de este acontecimiento en la vida democrática de nuestro país, es tan comparable a lo sucedido en 1989 en Baja California. En aquel entonces, por primera vez en la historia, se consumó que un partido distinto al PRI ganara la gubernatura de un Estado, lo anterior bajo la candidatura del panista Ernesto Ruffo.

Queda claro entonces —a pesar de que existan quienes lo refutan— que nuestro sistema político vive en una pluralidad política imperante.

Queda claro entonces —a pesar de que existan quienes lo refutan— que nuestro sistema político vive en una pluralidad política imperante.

Si bien, existen entidades en donde aún no se concreta la alternancia, existen otras donde hasta tres fuerzas políticas distintas han gobernado.

El hecho de que un candidato postulado sin las siglas de algún partido político lograra la alternancia, rebasa el simplismo de creer que esto es la solución a los problemas democráticos de nuestro país. En todo caso, fortalece la idea de que la alternancia no ha resultado suficiente como un mecanismo para lograr que los ciudadanos se sientan satisfechos con el desempeño de sus gobernantes.

Dicho de otra forma, en el sistema político de nuestro país, cualquier competidor electoral tiene posibilidades reales de ganar; pero estas posibilidades no sólo son generadas por una competencia más justa en la contienda electoral, sino también por el descontento ciudadano el cual asume que, independiente de quien obtenga la victoria, los resultados de su gobierno serán deplorables.

Lo anterior, nos lleva a concluir que los partidos políticos están en crisis. Las estructuras partidistas, resultan insuficientes no sólo para movilizar el voto de los ciudadanos, sino también para movilizar el voto duro de sus propios partidos.

Lo anterior, nos lleva a concluir que los partidos políticos están en crisis.

Algunos de los factores por los que se deriva la crisis son: 1) confiar en el voto duro no resulta competitivo cuando el sector de los indecisos electorales —los cuales regularmente no votan— deciden emitir su voto; 2) el desempeño de algunos gobiernos ha generado que los ciudadanos manifiesten un hartazgo generalizado contra los partidos políticos; 3) los partidos políticos no han sido capaces de demostrar que son competitivos ante los retos del siglo XXI, entre los que se encuentran un cambio de paradigma en las políticas públicas, afianzar los mecanismos de gobernanza, y generar una gobernabilidad con las nuevas tendencias de interacción y comunicación política.

Los anteriores factores podrían resultar suficientes para asumir que los partidos están en decadencia, y que la etapa “independiente” no sólo está por ampliarse, sino también por consolidarse.
Si bien lo anterior es parcialmente correcto —habrá más candidatos sin partido que próximamente obtengan la victoria en las urnas—, considero que el desgaste de gobernar terminará por impactar a los independientes, lo cual de alguna u otra forma hará que algunos de ellos pierdan credibilidad ante la ciudadanía.

Asimismo, los partidos políticos sólo saldrán de la “decadencia” si capitalizan el momento que actualmente viven: romper con las prácticas obsoletas, gobernar de forma distinta, y transformarse desde el interior.

Por eso, los llamados independientes no sólo vienen a formar parte de la pluralidad política del país, sino también, implícitamente vienen a revolucionar a los partidos políticos. Revolución que debe de concretarse al entender que los primeros nacen a raíz de los segundos, y estos, a su vez, necesitan transformarse en consecuencia de los primeros.

Los llamados independientes no sólo vienen a formar parte de la pluralidad política del país, sino también, implícitamente vienen a revolucionar a los partidos políticos.

En todo caso, habrá que entender que la independencia de los gobernantes, no depende de que sean postulados bajo las siglas de algún o ningún partido político; depende de entender que en una democracia nadie es independiente a los ciudadanos, aunque existan quienes así lo crean.

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