ILUMINANDO RUANDA

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“Arise, shine for your light has come” son las palabras que se leen a la entrada de la primera granja de energía solar en el este de África. La granja se encuentra ubicada en la Villa Agahozo-Shalom en Ruanda, cuya importancia radica en haber jugado un papel crucial durante la época del genocidio, al adoptar cientos de niños y jóvenes huérfanos en situación de vulnerabilidad.

El proyecto fue desarrollado por el gobierno de Ruanda, en alianza con Gigawatt Global, empresa multinacional de energía renovable enfocada en mercados emergentes; el Fondo de Inversión Noruego para los Países en Desarrollo; Scatec Solar, proveedor líder en energía solar independiente; y la iniciativa de Barack Obama “Power Africa Initiative”.[1]

Como parte de los objetivos se abordan dos grandes problemáticas en Ruanda: por un lado tiene el objetivo de saldar la gran carencia de energía que se vive en el país, y en especial la falta de un modelo de energía sostenible en el continente africano, y por otro apoyar el número creciente de jóvenes huérfanos y marginados de la región.

Parte crucial de la granja de energía solar es que el proyecto se concibe desde una perspectiva de sostenibilidad a largo plazo, aprovechando la disponibilidad de un gran recurso que es amigable con el medio ambiente.

Parte crucial de la granja de energía solar es que el proyecto se concibe desde una perspectiva de sostenibilidad a largo plazo, aprovechando la disponibilidad de un gran recurso que es amigable con el medio ambiente, y que al mismo tiempo apoya el desarrollo social de la población, y la economía local al haber generado 350 nuevos empleos.

Cabe aquí resaltar que el basto paisaje de paneles solares es solamente el resultado de un gran trabajo de cooperación multilateral, el cual ha logrado armonizar actores locales y gobierno, con actores del sector privado y organizaciones internacionales. Proyectos de esta índole, además de fomentar el desarrollo local con energía sostenible, apoyan a la visibilidad de problemáticas sociales que van más allá de recibir apoyo económico.

En México existen proyectos similares enfocados a la agricultura, sin embargo, por los altos niveles de corrupción en el país y una falta de cultura de energía limpia, estos proyectos carecen de inversión fuerte.

En México existen proyectos similares enfocados a la agricultura, sin embargo, por los altos niveles de corrupción en el país y una falta de cultura de energía limpia, estos proyectos carecen de inversión fuerte y lamentablemente sobreviven como pequeños proyectos locales. Aun así hay quienes se justifican, al debatir que actualmente las fuentes de energía limpia en México generan el 25% de la electricidad en el país. Sin embargo, aún frente a esta cifra, estamos muy lejos de ser comparados con países como Suiza, Noruega o Dinamarca, cuyos porcentajes de energías renovables superan el 60%. [2]

Estamos muy lejos de ser comparados con países como Suiza, Noruega o Dinamarca, cuyos porcentajes de energías renovables superan el 60%.

La iniciativa, considero, es un gran ejemplo para otros proyectos de energía renovable en el mundo, y podría marcar la pauta en términos de cooperación internacional y desarrollo sostenible, ya que integra una gran capacidad de réplica con beneficios tanto ecológicos, sociales y económicos. Solamente podemos esperar que casos como estos sean de inspiración para otros países de la región, y especialmente para aquellos que aun consideran que la energía limpia no va de la mano con el bienestar y desarrollo del país.

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[1] The Guardian, 2015. “How Africa’s fastest solar power project is lighting up Rwanda”. Web page: http://www.theguardian.com/environment/2015/nov/23/how-africas-fastest-solar-power-project-is-lighting-up-rwanda
[2] World Energy Council, 2015. “Energy Trilemma Index: Benchmarking the sustainability of national energy systems”. Web page: http://www.worldenergy.org/data/trilemma-index/

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Fabricando nuestro propio veneno

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La situación de cientos de miles de personas se encuentra pendiendo de un hilo. Los refugiados sirios han pasado a ser los seres humanos más vulnerables ante los ojos de la comunidad internacional, quienes ven limitadas sus opciones ante los recientes estallidos en Francia y la psicosis creada a su alrededor no sólo en dicho país, si no alrededor del mundo. Primero Estados Unidos declara un detenimiento en la entrada de refugiados sirios ya que existe una fuerte presión entre los ciudadanos y mandatarios gubernamentales para restringirles la entrada. Por otra parte, tenemos a un país siempre neutral ante acontecimientos internacionales: Canadá. Hace un par de días se hizo saber que dicho país no recibiría a refugiados sirios del sexo masculino que no vinieran acompañados; es decir, solamente se daría oportunidad a mujeres, niños y familias. ¿La razón de ambos? Tienen dudas sobre la estabilidad en sus tierras, ya que los hombres sirios representan una amenaza para la paz.

Hace un par de días se hizo saber que dicho país no recibiría a refugiados sirios del sexo masculino que no vinieran acompañados; es decir, solamente se daría oportunidad a mujeres, niños y familias.

¿A qué hemos llegado? La esfera internacional en estos momentos se encuentra en una situación caótica, donde cualquier acción o hasta insinuación mínima deslinda en fuertes declaraciones y advertencias hacia el “enemigo”. Cada uno de los países nada más está esperando a que le piquen las costillas para desempuñar el arma. Las amenazas, miedo, intimidaciones y terror terminan siendo la causa y consecuencia de los enfrentamientos.

En este caso es inevitable no citar los conceptos acuñados por Joseph Nye, el cual nos introduce a diferenciar (aunque no desconectar) un poder duro y poder blando en las relaciones internacionales. Los sucesos desencadenados y conocidos como la Primavera Árabe en la región de Medio Oriente sucumbieron ante la aplicación de un poder blando, donde se negoció la forma de acabar con el conflicto y establecer un gobierno más justo para los países de Libia e Irak (por mencionar los más conocidos). Sin embargo, en Siria desde el estallido en 2011 el poder duro ha estado presente sin dar cabida a las negociaciones, diplomacia y acuerdos. Al contrario, fue escalando paulatinamente hasta atraer la atención de todo el mundo por los enfrentamientos armados dentro, pero sobre todo fuera del estado sirio. Precisamente la relevancia tiene cabida porque el conflicto de un país traspasó las fronteras, donde las potencias mundiales han intervenido activamente “queriendo apoyar para poner fin al terror que han sembrado”.

Estimados(as) Presidentes, no seamos hipócritas, y acepten sus responsabilidades y acciones que directa o indirectamente han sustentado la escalada del conflicto sirio.

Estimados(as) Presidentes, no seamos hipócritas, y acepten sus responsabilidades y acciones que directa o indirectamente han sustentado la escalada del conflicto sirio. No voy a apuntar a un país en específico, porque con la información que circula a nuestro alcance ya es posible dudar de varios (muchos) mandatarios. Simplemente enfatizo en el suministro de armas, apoyos económicos a facciones terroristas (¿o es que son autosustentables?), interés en la riqueza de recursos naturales en Medio Oriente, importancia geopolítica para el comercio, relevancia estratégica (centro de conexión entre Medio Oriente y Europa).

El interés es puramente económico, si quisieron hacernos creer en la posibilidad de un interés humanitario… ¡¡han fallado!!. ¿Por qué? Ante una problemática cierran sus fronteras y el paso a ciudadanos sirios. Es por ello que la apertura solo existe en el mercado, no en las oportunidades laborales, no en el apoyo a los otros, no en mejores opciones de vida. Al hacer la tarea de matemáticas, los únicos que veían un menos, tras otro menos, eran los ciudadanos afectados y con grandes necesidades. Sueños, carreras, empresas y proyectos truncados.

No es posible negar y hacernos de la vista gorda ante la complejidad de lo que vivimos hoy en día. Burma, Mali, Siria, Francia, Irak, miedo entre los ciudadanos de muchos países del mundo. Entre la misma humanidad se inicia, causa, desarrolla y estalla ese terror… y los únicos que pueden ponerle fin somos nosotros mismos.

“WHY DO WE KILL PEOPLE WHO KILL PEOPLE TO SHOW THAT KILLING PEOPLE IS WRONG?” -Autor desconocido. Pancarta en una protesta.

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París es el Mundo

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París no es nuestro traspatio, sin embargo, los desgarradores ataques terroristas del fin de semana pasado se sienten con especial dolor en el mundo occidental. París es un reflejo de lo que está sucediendo en la escala mundial. Hoy, París es el Mundo. Estos párrafos -que de nuevo tuve que escribir en dos partes, ahí dispense- son un esfuerzo por conmensurar el gran panorama de la situación, para permanecer inteligentes ante las circunstancias y combatir el contragolpe de racismo y odio que estos atentados seguramente están propiciando en contra del Islam en el mundo occidental.

Desde hace cuatro años y medio existe una guerra civil en Siria que ha cobrado la vida de más de 250,000 personas, herido a más de 800,000, obligado a por lo menos 4 millones a huir del país en búsqueda de refugio y a 7.5 millones más a desplazarse de sus hogares huyendo de la violencia. Mucha atención se le ha dado a la consecuente crisis de los refugiados, calificada como la peor crisis humanitaria desde el genocidio de Rwanda.

La guerra en Siria es efecto de la llamada “Primavera Árabe”, una serie de protestas, revueltas y guerras civiles en contra de gobiernos autoritarios del mundo árabe con décadas al poder y a favor de una democracia.

La guerra en Siria es efecto de la llamada “Primavera Árabe”, una serie de protestas, revueltas y guerras civiles en contra de gobiernos autoritarios del mundo árabe con décadas al poder y a favor de una democracia. De esta Primavera, algunos países lograron derrocar a sus líderes y salieron relativamente ilesos, como fue el caso de Túnez, Egipto, Libia y Yemen; mientras que otros países como Bahrein sufrieron levantamientos más fuertes. Otros tantos experimentaron protestas que variaron en dimensión. Siria ha sido indudablemente el peor afectado, puesto que las condiciones de división política, social y religiosa, sumados a una desproporcionada represalia a las protestas pacíficas y crímenes de guerra por parte de las fuerzas de Bashar Al Assad, han favorecido un rápido escalamiento del conflicto.

El caso de Siria es en extremo complejo y representa el quiebre de numerosas tensiones preexistentes. De las que puedo enlistar se encuentran la creación de fronteras artificiales en la región del Medio Oriente por los poderes coloniales de Francia y el Reino Unido tras la 1ª Guerra Mundial, que apretujaron arbitrariamente a una diversidad de religiones y grupos étnicos; la promoción (también colonial) de una minoría religiosa para gobernar sobre las demás; el descontento social por la pobreza; la falta de oportunidades laborales; una prolongada sequía a causa del cambio climático que erradicó poblaciones enteras de ganado y cosechas de las poblaciones más vulnerables en los últimos años y la negligencia del gobierno de Assad para atender a estas necesidades, entre otras.

El problema ya no se trata de Assad y sus atrocidades, sino de nuevo de una guerra internacional en contra del terrorismo. ISIS ha probado ser uno de los grupos terroristas más violentos y exitosos de nuestros tiempos.

La situación no termina de complicarse, pues aprovechándose de la violencia y la división política en Siria, grupos militantes y yihadistas como ISIS (Estado Islámico en Irak y Siria) y el Frente al-Nusra (una rama nueva de Al Qaeda) embisten en medio del conflicto con la misión de establecer un califato islámico totalitario, hasta el punto en que el problema ya no se trata de Assad y sus atrocidades, sino de un revival de la guerra internacional en contra del terrorismo, otra demostración del choque de las civilizaciones de acuerdo a la teoría propuesta por Samuel P. Huntington en los noventa. ISIS ha probado ser uno de los grupos terroristas más violentos y exitosos de nuestros tiempos, y es aquí donde se comprende por qué Francia fue atacada. Previo a los ataques en París, Francia había incurrido directamente en dos bombardeos, uno en septiembre y otro a principios de noviembre, en contra de ISIS en Siria… causa y efecto, o un caso de estudio más de la aplicación del modelo racional de las Relaciones Internacionales.

De momento las intervenciones extranjeras disfrazadas de apoyo y amistad política no hacen nada más que prolongar el conflicto. La idea de que se busca estabilidad en la zona es también ridícula, puesto que vuelve a ser relevante el dicho de que “la cura a veces es peor que la enfermedad”. Observamos de nuevo un esquema parecido al de la Guerra Fría, en donde potencias extranjeras financian la milicia de un lado u otro de las facciones contendientes, inspirados por intereses económicos en la región y por la necesidad de demostrar una fuerte influencia política en las zonas de mayor conflicto a nivel global.

Se quede Assad o no, lo comprobado una y otra vez en las experiencias de vacíos de poder es que la guerra civil puede prolongarse aún más dadas las divisiones entre los diferentes grupos de oposición.

En este caso, mientras que los Estados Unidos, Francia y otros países europeos apoyan la salida del presidente Bashar Al Assad, afirmando que ha sido éste el responsable del estallido de la guerra, Rusia e Irán apoyan la idea de que retirar a Assad del gobierno va a causar mayor conflicto del que ahora existe. Ambos lados actúan con información imperfecta debido a la complejidad de la situación y una inhabilidad por poner un rostro claro al enemigo. Independientemente del resultado, se quede Assad o no, lo comprobado una y otra vez en las experiencias de vacíos de poder es que la guerra civil puede prolongarse aún más dadas las divisiones entre los diferentes grupos de oposición.

Se necesitarán décadas de conciliación estudiada y gran asistencia para la recuperación económica antes de lograr la estabilidad en un país tan destrozado como éste. Además de que queda la tarea de recuperar el sueño y las expectativas de la Primavera Árabe.

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Las Reglas Cambian

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En el sistema internacional, los actores son caracterizados por ser dinámicos y estratégicos al tomar sus decisiones. Estas decisiones, aún cuando son enfocadas a cierto problema, a su vez generan un impacto en la comunidad con un efecto dominó, debido a que vivimos en un mundo interconectado y globalizado.

Pero, ¿quién está dentro del sistema internacional, y cómo se mueven las piezas del juego? Este fin de semana se pudo ver claramente quienes son los interesados en formar parte del nuevo orden mundial en el sistema internacional. Nuestros principales candidatos son: Rusia y China; y del otro lado del mundo Estados Unidos, quien es el actual poder hegemónico, pero la duda es si sigue estando preparado para ser el “protector” del mundo.

¿Por qué Siria es importante e interesante para las potencias mundiales? Porque sus recursos naturales están conformados por 1/3 del petróleo del mundo y también del gas natural.

Se preguntaran ahora, ¿que no siempre han sido los mismos candidatos?, ¿o que no siempre Rusia y Estados Unidos han competido por ser el líder mundial? No del todo. Ahora más que nunca las cartas están sobre la mesa, pues en la actualidad tanto China como Rusia, y no por dejar a un lado el resto de los países del mundo, están en constante movimiento y ahora se está haciendo más notorio un cambio más significativo en las relaciones entre las grandes potencias desde el colapso de la Unión Soviética.
Lo que se ha dejado ver este fin de semana es que su tablero de juego ha sido definido y se está “jugando” en el territorio de Medio Oriente, teniendo a Siria como actor principal. ¿Por qué Siria es importante e interesante para las potencias mundiales? Porque sus recursos naturales están conformados por 1/3 del petróleo del mundo y también del gas natural. Que es considerado como el nuevo recurso natural o “nuevo petróleo”.

Ha sido un largo proceso el conflicto de Siria, donde las potencias se han vuelto a encontrar para poder esclarecer la guerra que tiene más de 5 años que comenzó.

Brevemente explicaré los hechos que detonaron el conflicto en Siria, y en qué momento los países decidieron entrar e involucrarse en las decisiones de Siria.

Todo empezó por la opresión que tenían los pueblos de Medio Oriente, por estar bajo el control de gobiernos autoritarios, hasta que surge el levantamiento de la sociedad en contra de sus líderes y logran derrocar al sistema; este movimiento fue llamado “La Primavera Árabe”. Al principio los países como Egipto y Túnez hicieron movimientos rápidos y decisivos en los que pudieron remover a sus dictadores de una forma concreta. En Libia, las protestas del pueblo contra Maumar Gadafi desataron una “pequeña” guerra civil que terminó con la muerte del dictador Gadafi. Lo que nos lleva a Siria, que ha sido una historia completamente diferente, pues fue gobernada bajo el régimen de Hafez al-Assad por 30 años, donde sí existieron renovaciones al país y hubo un crecimiento y modernidad, aunque todo esto surgió bajo una represión. A la muerte de Hafez, quien tomó el liderazgo fue su hijo Bashar al- Assad que es el actual presidente de Siria desde el año 2000, quien al principio de su mandato dio muestras de ser un líder nuevo, con ideales diferentes a los de su padre. Pero esto no duró mucho pues a la primera controversia con la ciudadanía regresó al viejo régimen estricto, restringió la libertad de expresión, cerró la economía del país y concluyó con que la democracia no estaba lista para su país o más bien su país no estaba listo para la democracia. Con lo que el pueblo sirio vivió unos doce años más hasta que volvió a surgir una revuelta donde miles de personas salieron a la calle a exigir un cambio y nuevas reformas, volviendo a seguir el ejemplo de los países antes mencionados.

De esto se detonó que empezaran a surgir grupos de rebeldes y que alzaran en armas contra el gobierno de Bashar-al Assad, y desde entonces existe una guerra civil que está azotando a los ciudadanos de Siria.

Al principio, Bashar al-Assad brindó una respuesta pacificadora, pero nada cambió, así que como consecuencia las protestas se multiplicaron y el gobierno se puso a la defensiva empezando a disparar contra los civiles y no dio más cabida a una resolución pacífica. Después de esto se detonó que empezaran a surgir grupos de rebeldes y que alzaran en armas contra el gobierno de Bashar-al Assad, y desde entonces existe una guerra civil que está azotando a los ciudadanos de Siria.

Aunado a esto lo acompaña una historia llena de rivalidades, pues después de la primera Guerra Mundial, los franceses y los ingleses fueron los que delimitaron las fronteras de Medio Oriente donde agruparon a diestra y siniestra etnias y religiones diferentes en los mismos territorios, por ejemplo: Cristianos, Shiitas, Sunnitas, Alawites etc.. Una de las etnias que posee el control en Siria es la etnia de los Alewites, la cual ha tenido el poder en Siria desde la época de los setenta a pesar de que sólo representa el 12% de la población en Siria. Y siguiendo la ideología de que los Assad querían tener controlado al país fuera de las manos de extremistas, todo aquel que rechazara la ideología de la etnia alawite sería oprimido.

Ahora, en este punto del conflicto —que se ha ido complicando cada vez más—, quiénes son los interesados en tenerlo ya por tanto tiempo y con tanta agonía, son sin más ni menos que nuestros candidatos China, Rusia, Estados Unidos.

Tanto Rusia como China tienen intereses en Siria y ellos han establecido abiertamente que la “Primavera Árabe” no ha brindado la seguridad suficiente a los países de Medio Oriente.

El mapa de Siria se ha dividido entre las potencias internacionales siendo que las fuerzas de al-Assad son apoyadas por Rusia, que como dato interesante ya contaba con una base militar dentro del país; Irán y China son países de Oriente en contra de Assad apoyando a la oposición se encuentran Estados Unidos, Turquía, Francia, Gran Bretaña y Arabia Saudita.
Ahora se preguntarán cuando entra la ONU a este conflicto o Estados Unidos viéndolo desde una perspectiva (donde ellos podrían detener un conflicto de esta magnitud), pues principalmente porque dentro de la ONU los países de Rusia y China han bloqueado cualquier sanción que quiera ser interpuesta al gobierno de Bashar al-Assad. Y volverán a preguntar, ¿por qué lo están bloqueando? Porque tanto Rusia como China tienen intereses en Siria y ellos han establecido abiertamente que la “Primavera Árabe” no ha brindado la seguridad suficiente a los países de Medio Oriente. Por otra parte, Estados Unidos entró en el juego de intereses cuando se “descubre” que Bashar al- Assad estaba utilizando armas químicas, aquí es donde existe una laguna para que Estados Unidos se pueda entrometer al cambio de reglas y anunció que él también estará brindando armamento a los rebeldes para que el gobierno en turno sea derrocado.

En la actualidad, el interés que ha despertado Vladimir Putin en intervenir en Siria, como veíamos, era por detener a los yihadistas y para reforzar que tiene una posición privilegiada en el área. Pero también ha mandado la siguiente señal a Estados Unidos donde Rusia puede hacer que funcionen las cosas en Medio Oriente y ganar apreciación de la sociedad y ofrecer nuevas alternativas como lo haría con Irak, cosa que no pudo hacer Estados Unidos. Y establecer que Rusia no es sólo la gasolinera del mundo, sino que es capaz y tiene la tecnología y los recursos para ser el nuevo líder internacional.

Estados Unidos, a pesar del esfuerzo que ha hecho de interponer su ideología al entrar en los países de Medio Oriente para que tengan una mejor estabilidad política y social, no ha demostrado que sus reglas del juego y su bandera —que son la libertad y la democracia— hayan sido suficientes para controlar y hacer desaparecer los problemas que existen en estos países, a los que han traído más tragedias y decepción. En este caso, Barack Obama debería dar un paso atrás o retirarse del juego, dar oportunidad a que otra potencia asuma el poder por el bien de la comunidad internacional, no por el bien de sí mismo.

Estados Unidos, para que siga siendo el líder, necesita bases sólidas y no jugar con las alianzas ya establecidas como si fueran de carácter transnacional.

Por otra parte, Estados Unidos tiene recursos que las otras potencias carecen, como las alianzas establecidas, por ejemplo: la OTAN. Estados Unidos, para que siga siendo el líder, necesita bases sólidas y no jugar con las alianzas ya establecidas como si fueran de carácter transaccional. Otra cosa a su favor es el poder militar que tiene, pero algo en contra son las decisiones del Congreso, y es su mayor obstáculo las políticas disfuncionales en Washington donde ha sido centralizado su poder. Eso no es sólo una mala publicidad para la democracia, sino que también obstaculiza el interés de Estados Unidos.

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LE HEMOS PERDIDO EL RESPETO A LA MUERTE

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Durante la historia de la humanidad, la guerra y la paz han sido ejes fundamentales para el desarrollo del ser humano en su condición de animal. Organizar a una sociedad tan plural, fanática y extrema ha resultado tema de debate entre las naciones. Unos pugnan por el petróleo, otros lo hacen por ganar territorios y algunos más locos por simple poder.

Por si no fuera poco, con la llegada de las redes sociales la voz popular (más popular que informada) ha decidido formar parte de los asuntos internacionales como uno de sus deportes favoritos.

Están los que se quejan por quejarse. Estos seres capaces de criticar a todo aquel que se mueva a la derecha, a la izquierda o al centro, con el único fin de poder escribir en sus deterioradas redes sociales.

Les acompañan los “intelectuales”, aquellos que toman un bando y lo defienden a muerte en su gran mayoría con ningún argumento que los respalde.

Entre guerra permanente en regiones como Siria, homicidios estratégicos en Ayotzinapa, atentados terroristas en París o delincuencia organizada (muy organizada), el mundo le ha perdido el respeto a la muerte.

Y están los peores, esos seres que se quejan de las quejas de las personas. Parece de risa, pero existen, tal cual lo diría Facundo Cabral: “Les tengo miedo porque son muchos”.

Entre guerra permanente en regiones como Siria, homicidios estratégicos en Ayotzinapa, atentados terroristas en París o delincuencia organizada (muy organizada), el mundo le ha perdido el respeto a la muerte.

El ser humano es el mayor peligro para su propia raza.

A decir verdad, la muerte ya forma parte de nuestra rutina. Es normal leer sobre atentados en los principales periódicos del mundo, ver las noticias repletas de sangre o caminar frente a cementerios cada vez más grandes mientras las librerías cierran en grandes cantidades.

El ser humano es el mayor peligro para su propia raza, y no sólo por el hecho aparentemente normal que contempla personas malas viviendo en el mismo mundo que personas buenas; sino porque su ambición de poder le ha llevado a destruir ciudades y practicar canibalismo social.

La religión no puede ser objeto de disputa, de exagerada creencia y mucho menos la razón de asesinar en nombre del omnipotente que creas.

La religión no puede ser objeto de disputa, de exagerada creencia y mucho menos la razón de asesinar en nombre del omnipotente que creas. Los niños no pueden cargar armas en lugar de libros, las mujeres no deben ser objetos sexuales —aún y cuando el más idiota libro “sagrado” lo diga— y los hombres no nacieron para morir en la guerra sino para vivir y construir un mejor mundo.

Debemos recuperar el respeto a la muerte, y aún sabiendo que a todos nos llegará, esperar el momento ideal para recibirla con agrado. Hay que educar para la paz, aunque estemos preparados para la guerra.

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