En estos días estamos viviendo una incertidumbre internacional con respecto a lo que pueda pasar entre Estados Unidos e Irán. Una realidad es la política imperialista y abiertamente confrontativa por parte del vecino del norte respaldada internamente por ambos partidos en el poder.
Sin importarles procedimientos ni acuerdos, el Ejército de Estados Unidos sobrevoló un país extranjero para ejecutar extrajudicialmente a un mando de otro Estado. Peor aún, el cinismo de la Casa Blanca fue tal que el propio Donald Trump reivindicó públicamente el asesinato en su cuenta de Twitter con la imagen de la bandera estadounidense. No solo eso, un día después de dicha muerte, se registró un ataque aéreo contra las Fuerzas de Movilización Popular que dejó seis personas muertas en Irak.
Por su parte, Irán también ha violado acuerdos nucleares y armamentistas y se ha destacado por ser represor, conservador y corrupto. Sin embargo, la regulación de posesión de armas debe ser un esfuerzo coordinado por la comunidad internacional.
La muerte del General Suleimani respondió supuestamente por sabotajes a bases militares norteamericanas en Irak y al estado de sitio a la Embajada en Bagdad. Es verdad que pudieron (sin conceder) tener elementos para verlo como enemigo, sin embargo, Estados Unidos tiene que someterse al derecho internacional para resolver disputas, lo mismo que Irán, sin embargo, ambos países siguen pisoteando la soberanía iraquí.
Como era de esperarse, el asesinato del General Suleimani fue aplaudido por el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu e indirectamente apoyado por la controvertida monarquía saudí, que juega de lugarteniente de los intereses americano-israelís en Medio Oriente.
Y mientras siguen llegando soldados a Medio Oriente y las sanciones económicas a Irán persisten, lo que Irán responda frente a esto será abiertamente beligerante, dado que el ayatolá Alí Jamenei, ha respondido prometiendo una “venganza enérgica”.
Es claro que tanto Trump en plena campaña electoral y enfrentando el “impeachment” como Jamenei agobiado por extensas medidas de austeridad están sacando rédito político de esta escalada diplomática, unificando la opinión pública dentro de sus fronteras contra “el enemigo”.
Los únicos beneficiados de esta crisis son las élites armamentistas y petroleras de Estados Unidos y del mundo haciendo pagar los platos rotos a los ciudadanos de cada país involucrado. La soberbia imperialista de Estados Unidos, desestima que, de acuerdo a datos propios del Departamento de Asuntos de los Veteranos de 1979 a 2014, cerca de 20 ex combatientes mueren cada día por causa de suicidio. La guerra es parte del American way of life y aunque es un camino posible en este momento, el objetivo de Estados Unidos es reforzar su posición en la zona e imponerse.
Debemos, como ciudadanos del mundo, negarnos y manifestar nuestro rechazo contra la guerra y su propaganda nociva desde ambos frentes. La SRE y la América Latina tienen en sus manos apoyar el desarme y la búsqueda del diálogo como contrapeso al imperialismo norteamericano que tanto daño hace al mundo.