“Es Estado fallido; hay ley del más fuerte”, afirman jesuitas

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Rectores y directores del Sistema Universitario Jesuita advirtieron ayer que el Gobierno federal no ha logrado el control territorial del papis, lo que genera un Estado fallido, y que hay un abandono hacia la sociedad en el que impera la “ley del más fuerte” y los ciudadanos están sometidas a “la ley de la selva”, esto tras el asesinado de dos sacerdotes y un guía de turistas en Chihuahua.

Por otro lado, lamentaron que el Plan Nacional de Paz del presidente Andrés Manuel López Obrador se haya reducido a la creación de la Guardia Nacional, de corte miliar, que no ha servido para controlar la violencia.

“Cuando el Estado no tiene control territorial y permite que grupos armados lo controlen, a eso le llamamos Estado fallido. Y tiene muchos años en que desgraciadamente en México el territorio, las colonias, los barrios, los pueblos están siendo controlados por algún cártel y el Estado está ausente”, dijo el rector de la Universidad Iberoamericana de Torreón, Juan Luis Hernández, durante la reunión anual del Sistema Universitaria Jesuita.

“La población en México estamos solos abandonados a nuestra suerte, sometidos a la ley del más fuerte, sometidos a la ley de la selva. Estamos sometidos a la ley del secuestro, de la extorsión, del asesinato”, añadió Hernández.

Además, los académicos recordaron que, como presidente electo, López Obrador presentó un plan de pacificación con nueve medidas de prevención y construcción de la paz.

“Se diluyeron esas ocho medidas y sólo quedó la Guardia Nacional, un cuerpo policial militarizado, como la única medida para pacificar el país”, acusó el rector de la Universidad Iberoamericana de Puebla, Mario Patrón,

Por su parte, el rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), Alex Zatyrka, lamentó que la sociedad mexicana se esté acostumbrando a este nivel de violencia y que las autoridades se culpen unas a otras, sin resolver los casos.

Cabe recordar que el pasado lunes en la Sierra Tarahumara ejecutaron a dos sacerdotes jesuitas, mismos que trataban de apoyar a un hombre que era perseguido por un sicario, quien ha sido identificado como José Nuriel Portillo Gil, alias “El Chueco”.