“El Talón de Aquiles” # 9: Radiografía de un Laberinto

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Por primera vez en cuatro años y medio le tomé el pulso al aparato burocrático mexicano. Voy directo al grano. He aquí mis dos conclusiones luego de esta modesta pero intensa experiencia: (1) la presunción de culpabilidad lleva a la culpabilidad y (2) el desordenado cambio para generar eficacia termina generando más desorden. Afortunadamente, lo último que se pierde es la esperanza. Veamos en detalle estas observaciones.

La presunción de culpabilidad lleva… ¡a la culpabilidad!

El Talón de Aquiles de la burocracia mexicana se resume de la siguiente forma: todo ciudadano es fundamentalmente culpable hasta que demuestre lo contrario. A sabiendas de lo odioso que son las comparaciones, me permitiré señalar que en Canadá, país que conozco bien, no solo se parte de la idea contraria, es decir que el ciudadano es inocente hasta que muestre lo contrario, sino que existe además en ese país una cultura positiva de servicio público, en donde el empleado público considera un privilegio – sí, leyó bien: un privilegio – servir a sus semejantes. Sabe el servidor, además, que es su responsabilidad hacer bien su trabajo, pues su sueldo proviene del esfuerzo colectivo generado por los impuestos. La historia es bien diferente en México: muchos de los servidores públicos tienen poco de “servidores”. O mejor dicho, no sirven para nada, tanto literal como figurativamente. He calculado que en el mejor de los casos, se necesita ir a una dependencia pública al menos dos veces: la primera para saber por qué no se pudo hacer el trámite esa primera vez y la segunda para hacerlo. Eso es así, si tiene suerte o si es meticuloso con los requisitos. Porque no es nada extraño perderse en la tramitología burocrática.

He calculado que en el mejor de los casos, se necesita ir a una dependencia pública al menos dos veces: la primera para saber por qué no se pudo hacer el trámite esa primera vez y la segunda para hacerlo.

Recientemente, tuve que ir dos veces a un segundo piso, esperar 45 días hábiles, pasar al primer piso de la misma dependencia para cotejar todo de nuevo, cumplir con nuevos requisitos y sacar copias, para nada. Presenté cinco veces los originales hasta que un día me dijeron que debían verificar que los originales fueran… originales. Ese día decidí tomar vacaciones de la burocracia. ¿Por qué hay tanta informalidad en México? Basado en estas experiencias, propongo dos formas de responder a esta pregunta. La cultura del “no se puede” produce tal pérdida de tiempo y de energía, que muchos deciden, si pueden, no hacer nada (aun cuando preferirían estar en regla). Pero cuando los trámites son indispensables, la carrera de desconfianza alcanza tales proporciones que los controles burocráticos cruzados improbables e inverosímiles terminan atizando la creatividad ciudadana a límites inimaginables. Sería mejor cotejar los documentos una o dos veces, confiar en el trabajo de los colegas y acompañar al ciudadano a alcanzar su objetivo, que por cierto es cumplir con las normas legales que el mismo Estado le impone. Pero eso es imposible: en México somos culpables ante el empleado público y ante tal laberinto, terminamos siendo culpables de verdad, ya sea por inacción o por invención.

Sin un cambio integral y ordenado, las reformas a favor de la eficacia crean… ¡más ineficacia!

En principio, la informatización y puesta en línea de los servicios públicos deberían aligerar la tramitología y acercar el Estado al ciudadano. Eso es cierto si se respetan dos principios. Primero, internet complementa, no sustituye, la oferta de servicios. Si se ponen los formularios en línea pero se retiran de la oficina, los que no tienen acceso a internet no podrán realizar su trámite, aunque se presenten en la oficina y tengan todos sus documentos, pues primero deberán “ir a Internet” para imprimir sus formularios. Esto es así en un país en donde personas van a papelerías a solicitar que les envíen un email. Lo he visto: por MXP 10 (USD 0.80) el cliente dicta su mensaje como en los tiempos de los jefes, las secretarias y las máquinas de escribir. Un gobierno en línea, tal y como se implementa en México, crea entonces una odiosa discriminación entre ciudadanos conectados y desconectados. Se inventa además un paso adicional en el triatlón burocrático.

Si se ponen los formularios en línea pero se retiran de la oficina, los que no tienen acceso a internet no podrán realizar su trámite, aunque se presenten en la oficina y tengan todos sus documentos, pues primero deberán “ir a Internet” para imprimir sus formularios.

El segundo requisito para que una reforma informática genere los resultados esperados, tiene que ver con la eficacia y transparencia en el manejo de la información. Si los trámites son digitalizados y “subidos” a Internet, pero no se rediseñan las páginas para que la información sea fácilmente accesible, entonces este cambio produce más ineficacia: el ciudadano, por más conectado que esté, terminará frustrado por no encontrar la información. Tal vez habrá intentado obtener respuesta telefónica, pero al no obtener éxito, probablemente deberá presentarse en la oficina para que le expliquen en donde encontrar la información… en Internet. Si tiene suerte, es decir si el funcionario conoce la respuesta, deberá ir a buscar un acceso a internet para imprimir, llenar el requisito y entonces volver a presentarse, ahora sí, con los papeles, en la oficina. Y si no tiene suerte, ya sea porque le tocó uno de esos empleados que exigen fotocopias redondas o porque interactuó con uno que intentó ayudar pero no sabía–en México existe también un serio problema de formación de empleados, tanto en empresas privadas como en el sector público– pues habrá, ahí sí, que implorar a la virgencita de Guadalupe, para que por lo menos no se “caiga el sistema”. Es decir, ser un ciudadano conectado no es suficiente.

Si los trámites son digitalizados y “subidos” a Internet, pero no se rediseñan las páginas para que la información sea fácilmente accesible, entonces este cambio produce más ineficacia: el ciudadano, por más conectado que esté, terminará frustrado por no encontrar la información.

El problema es tan serio, que se ha generado un mercado informal que vive a la sombra de esta ineficacia. Alrededor de las dependencias públicas hay papelerías en donde, por MXP 20.00, se pueden sacar citas por internet (cuando se pide este requisito para poder ser atendido), bajar formularios (que nadie logra encontrar por sí mismos). En estos negocios, el personal de fotocopiadora aconseja a su clientela cómo sobrevivir a esta deriva burocrática: no ponga el recibo a la derecha porque se lo rechazan: póngalo a la izquierda. Hágalo al revés, porque al derecho no se lo van a aceptar. Y también existen los “filólogos”. Me refiero aquí, por supuesto, a los especialistas en hacer las interminables filas a las que la administración nos tiene acostumbrados, y que aquellos que tienen un trabajo no se pueden dar el lujo de hacer. ¿Cómo explicar a un Jefe que se lleva días haciendo la misma fila para hacer el mismo trámite, sin resultado alguno? Es mejor pagarle a alguien para que se pelee por uno y que luego regrese con el trámite completo.

Conclusión: no todo está perdido (al menos hay esperanza)

Debo ser justo: en este laberinto burocrático, también me he topado con servidores públicos que sí son serviciales. Admiro, lo acepto, las leyes que obligan a contratar personal con capacidades diferentes. Y, a nivel organizacional, existen algunas islas de eficiencia dentro del mar de ineficiencia.

…en este laberinto burocrático, también me he topado con servidores públicos que sí son serviciales. Admiro, lo acepto, las leyes que obligan a contratar personal con capacidades diferentes. Y, a nivel organizacional, existen algunas islas de eficiencia dentro del mar de ineficiencia.

Existen programas de calidad que funcionan, por lo que algunas sedes se esfuerzan constantemente por ocupar los primeros puestos en atención al cliente. Otras oficinas funcionan con estándares de primer mundo, exigiendo la menor cantidad posible de papeles y simplificando al máximo el acceso a formularios en Internet. El Estado no es solo una colección de frustraciones e ineficiencias. Sin embargo, me queda un sabor amargo, pues mi argumento es más profundo y tiene que ver con la sociedad en la que queremos vivir: ¿Por qué debemos suponer que nos quieren engañar en vez de partir del supuesto que podemos ser solidarios? ¿Por qué vivir en una sociedad de desconfianza cuando podemos hacerlo en una sociedad basada en la confianza? Si en Canadá se puede, de seguro que en cualquier otro país latinoamericano también se debe poder. No. No es idealismo. Se trata de exigir, de reclamar los servicios a los que tenemos derecho, en los estándares de calidad que merecemos, y de no ser castigados por ello.

Fernando A. Chinchilla
Ciudad de México (México), mayo de 2016

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Los incentivos de Kia

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Este jueves, Ildefonso Guajardo, Secretario de Economía, declaró que ante la demora del Gobierno de Nuevo León para negociar un addendum de incentivos estatales, hay empresas de autopartes que optan por Coahuila en lugar de Nuevo León. Lo anterior ya que supuestamente “no hay un tema de confianza”. El asunto de Kia es todo menos sencillo. El pasado 20 de noviembre del año 2015, el gobierno de “El Bronco” rompió el acuerdo de confidencialidad con la armadora automotriz revelando a la ciudadanía el contenido del acuerdo de inversión firmado entre los coreanos y el gobierno de Rodrigo Medina. La nueva administración estatal ha insistido en renegociar los acuerdos pactados. ¿Qué es lo que Rodrigo Medina y el ex Alcalde de Pesquería le ofrecieron a los coreanos?

La nueva administración estatal ha insistido en renegociar los acuerdos pactados. ¿Qué es lo que Rodrigo Medina y el ex Alcalde de Pesquería le ofrecieron a los coreanos?

A continuación, enlistaré algunos de los incentivos contenidos en el Contrato de Kia. Me limito a decir que algunos de ellos son permitidos; algunos otros la ley no permite al gobierno otorgarlos y en otros casos son permitidos por la ley pero no en las dimensiones de cantidad y tiempo pactadas. Cada quien haga sus propias conjeturas:

Cláusula 2.2: Completa discreción para cambiar el monto de la inversión potencial del proyecto prevista en 1 billón de USD. (En contravención de fracc. II art. 32 de la Ley de Fomento a la Inversión y al Empleo de NL)

Cláusula 2.8: Apoyo para la tramitación de todos los permisos requeridos.

Cláusula 2.8 (b): Sufragar los costos de la elaboración de la Fase 1 de la Evaluación de Impacto Ambiental.

Cláusula 2.10 (a): Preparar reportes y análisis geotécnicos, de la tierra, agua y calidad del aire, sin costo para Kia.

Cláusula 2.10 (c): Fotografías áreas del lugar del proyecto, estudios topográficos y geológicos.

Cláusula 2.12: Otorgar a los proveedores de Kia que se instalen en el estado incentivos equivalentes dentro de los límites y formas en que a los coreanos les fueron otorgados incentivos. Kia otorgaría una lista de estos proveedores al Gobierno del Estado.

Cláusula 2.13: Apoyar a Kia a recibir facilidades financieras y tasas preferenciales de interés de los bancos mexicanos.
Cláusula 4: Realizar avalúos del inmueble en donde se asentaría la planta automotriz.

Cláusula 5.1 (b): Conseguir la aprobación del Congreso Local para otorgar 100% de exención en el pago de ISN para Kia y sus proveedores por un período de 20 años y 100% de exención en el pago de Impuesto Sobre Aumento de Valor y Mejoría Específica de Propiedad, y cualquier otro impuesto de valor agregado a la propiedad.

Cláusula 5.1. (d): Conseguir del gobierno federal todos los incentivos aplicables.

Cláusula 6: 100% de exención en el pago de: ISAI; Predial por 5 años; Permisos de Uso de Suelo; Permisos de Construcción; Derechos de registro; impuesto por enajenación de propiedad (Property Transfer Tax); Suministro de agua potable y certificación de drenaje; tenencia por un año para los directivos de Kia; Evaluación de Impacto Ambiental (Fase 1); e ISN por 20 años para Kia y Proveedores. Todo esto a partir de que Kia obtenga propiedad del inmueble donde constituiría la planta.

Cláusula 6.4: Exención del deber de donar el 7% del terreno de la planta para desarrollar áreas verdes y espacios de recreación o de pagar el monto equivalente. Kia reservaría lugares dentro de la planta para ello y con eso sería considerado suficiente. Lo mismo aplica para los Proveedores.

Cláusula 7: (a) Donar 335 hectáreas de terreno para la instalación de la planta, (b) pagando todos los gastos por la operación.

Cláusula 7.2: Donar a los Proveedores un inmueble para sus operaciones.

…algunos de ellos son permitidos; algunos otros la ley no permite al gobierno otorgarlos y en otros casos son permitidos por la ley pero no en las dimensiones de cantidad y tiempo pactadas.

Cláusula 7.3: El derecho de poder adquirir sin costo, dentro de los próximos 10 años, contados desde el inicio de operaciones, 132 hectáreas de propiedad adyacente.

Cláusula 7.5: Asumir cualquier responsabilidad por conflictos que se susciten en relación a los terrenos donados.

Cláusula 7.7: Adaptar la zonificación y el plan de desarrollo urbano municipal a los requerimientos de la planta.

Cláusula 7.9 (f): Proveer de un helicóptero a los coreanos, cada dos semanas, para tomar fotografías aéreas del desarrollo de la construcción de la planta.

Cláusula 7.10: No otorgar incentivos a ninguna empresa de manufactura automotriz a 40 millas radiales del lugar donde se ubica la planta.

Cláusula 8.2: Construir las carreteras, avenidas y vías de acceso a la planta necesarias sin costo para Kia; incluyendo el compromiso, para el paisaje de las mismas, de plantar arbustos y flores, de acuerdo a las especificaciones de los coreanos.
Cláusulas 8.3: Proveer la construcción de vías férreas (railways) sin costo para Kia, contratando con un tercero.

Cláusula 8.4 (a): Proveer agua y aguas residuales y construir tanques elevados de almacenamiento de agua en los lugares señalados por Kia, rotulados con la marca de la armadora.

Cláusulas 8.5, 8.6, 8.7 y 8.8: Desarrollar infraestructura para proveer electricidad y gas, contratando con un tercero. Apoyar a Kia en conseguir fuentes de energía alternativas y servicios de telecomunicaciones.

Cláusula 9.1 (a): Construir un Centro de Capacitación con costo máximo que no podrá exceder los 15 millones de USD sin costo para Kia.

Cláusula 9.2. (a): Desarrollar los siguiente programas como apoyo a la capacitación requerida por la planta: (i) organizar ferias de empleo; (ii) referencia y selección de personal de bolsas de trabajo especializadas; (iii) programas personalizados de capacitación, dirigidos a jóvenes de 16 a 29 años, incluyendo la preselección del personal, desarrollo de cursos, y pagar subsidios al salario equivalentes a dos veces el salario mínimo del estado por 90 días para cada participante del programa.

Cláusula 9.3: Establecer servicios de coordinación con las principales universidades locales para el reclutamiento de personal y programas de pasantías.

Cláusula 9.6: Pagarles el 80% de las clases de español a 250 coreanos.

Cláusula 9.9 (d): El gobierno pagará los gastos del evento de inauguración del Proyecto en el que se colocará la primera piedra.

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Yo pago tu salario

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El salario es la remuneración que alguien recibe por trabajar. Se trata, en principio, de un intercambio. Sin embargo, por alguna razón hay quienes creen que pagar un sueldo, contraprestación o salario les faculta para exigir lo que sea de sus trabajadores y dirigirse a ellos de forma prepotente.

¿Cuántos de ustedes han tenido que realizar favores o labores que no corresponden con su puesto de trabajo? ¿Cuántos han escuchado o dicho la frase “para algo les pago”, buscando justificar estas conductas?

¿Cuántos de ustedes han tenido que realizar favores o labores que no corresponden con su puesto de trabajo? ¿Cuántos han escuchado o dicho la frase “para algo les pago”, buscando justificar estas conductas? Muy diferente es el favor a la empresa o al patrón hecho por voluntad del trabajador al que realiza por verse forzado y/o chantajeado.

Hay también un mundo de diferencia entre una llamada de atención, incluso enérgica, al insulto o a la humillación. Pero tristemente pocos patrones lo entienden así y parece ser que cuando hay tan pocas oportunidades de trabajo y tanta necesidad económica, el cacicazgo moderno encuentra un terreno perfecto para perpetuarse; es lo que hay, y si no, ahí está la calle.

Sin embargo, cuando la ciudadanía se considera “patrona”, parece estar contaminada por los mismos vicios. Y es que tal vez por esta misma pobre cultura laboral, muchas personas se creen legitimadas para insultar y faltar el respeto a deportistas, artistas y servidores públicos justificándose en que “nosotros les pagamos”. Quizá por eso consideren que éstos deberían actuar de forma servil y complaciente hacia nosotros.

“Yo te pago, por mí comes, muéstrame respeto”.

En el caso específico de los servidores públicos, es cierto que han construido una pésima imagen a través de décadas repletas de casos de nepotismo, compadrazgo y en muchos casos de preocupantes niveles de ineptitud, además de nulas habilidades para dirigirse a la ciudadanía.

Hemos visto y sufrido a recepcionistas, enfermeras, doctores, directores, secretarios, delegados, policías, agentes de tránsito y un largo etcétera de servidores públicos que no cuentan con las aptitudes requeridas o que constantemente pecan de prepotencia. Muy probablemente ustedes tengan ejemplos y anécdotas al respecto.

Me parece que pagar impuestos y en consecuencia, parte del salario de los servidores (ojo, los ingresos de la Administración Pública no dependen exclusivamente de los impuestos), de ninguna manera nos faculta para insultarlos o humillarles.

Y aunque me parece prudente y necesario exigir sanciones, el despido o enjuiciamiento de servidores públicos ineptos, prepotentes o corruptos (básicamente el cumplimiento de la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos), también me parece que pagar impuestos y en consecuencia, parte del salario de los servidores (ojo, los ingresos de la Administración Pública no dependen exclusivamente de los impuestos), de ninguna manera nos faculta para insultarlos o humillarles.

Es por eso que las medidas tomadas hace unos meses por la Dirección de Atención Ciudadana para los servidores públicos indicándoles que tendrían que saludar a los ciudadanos de la siguiente manera: “Buen día, mi sueldo se paga con sus impuestos, le atiende… en qué le puedo servir”, me parecen inútiles además de populistas, humillantes e inútiles.

En nada solucionan el servicio deficiente ofrecido y sólo generan una falsa idea de cambio, además de seguir fomentando la percepción de que quien recibe nuestro pago nos debe sumisión.

Y lo considero así, porque en nada solucionan el servicio deficiente ofrecido y sólo generan una falsa idea de cambio, además de seguir fomentando la percepción de que quien recibe nuestro pago nos debe sumisión.

¿Qué tal te parecería saludar a tu patrón o firmar tus correos con la frase: “Buen día, mi sueldo se paga con su dinero”? Se trata de la colecta del aplauso fácil, de la solución superficial, de un burdo placebo que de nada servirá si no vemos cambios positivos en el servicio público y sanciones a quienes las merezcan porque en ese tema, tristemente, nos hemos acostumbrado a que nunca pase nada.

Sea en tu espacio laboral o en el servicio público, la prepotencia jamás estará justificada y nadie bajo ninguna circunstancia nos debe más que respeto, nunca sumisión. Saquemos al cacique de una buena vez y exijamos lo que se debe exigir. Nada más.

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Impuestos ambientales: una alternativa para los Estados

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En repetidas ocasiones, he comentado acerca de la responsabilidad que tienen los diferentes niveles de gobierno de mantener un alto nivel de ingresos. Esto incluye realizar las gestiones necesarias para bajar recursos de los niveles superiores, incentivar a los contribuyentes para que cumplan con su obligación de pago e implementar los impuestos necesarios para ofrecer servicios de calidad. Para lograr satisfacer la necesidad de servicios públicos de la población, los gobiernos no solo deben de administrar eficientemente los recursos con los que cuentan, también son responsables de realizar las acciones necesarias para mantener una tendencia creciente de ingresos que permita brindar mayores y mejores servicios a la sociedad.

Para los gobiernos no es fácil implementar nuevos impuestos. En la administración pública constantemente se tiene la disyuntiva que, para satisfacer las necesidades de servicios públicos, se requiere una mayor carga impositiva. Lo anterior ha llevado a la administración pública a implementar gravámenes que ocasionen el menor efecto negativo para la sociedad. En este sentido, existen impuestos que están enfocados a moldear el comportamiento de las personas o empresas, los cuales buscan evitar o disminuir las acciones que generan externalidades negativas o bien, que quienes las realizan asuman el costo. En economía, este tipo de impuestos son conocidos como pigouvianos.

El impuesto debe de ser proporcional al daño que se cause al medio ambiente, de esta forma el gobierno puede utilizar los ingresos que percibe por este concepto para revertir el daño causado al ecosistema.

Como ejemplo de impuestos pigouvianos tenemos los impuestos ambientales, los cuales son aplicados principalmente a las empresas que contaminan o causan un daño al ecosistema. Cuando un gobierno implementa un impuesto de este tipo los efectos pueden ir desde la disminución parcial de la actividad contaminante hasta su eliminación total, dependiendo de la tasa de impuesto aplicada. El impuesto debe de ser proporcional al daño que se cause al medio ambiente, de esta forma el gobierno puede utilizar los ingresos que percibe por este concepto para revertir el daño causado al ecosistema.

Los impuestos ambientales son muy conocidos en los países de alto desarrollo económico, ya que es en estas naciones donde se presentan los mayores impactos ambientales. En nuestro país, estos impuestos pueden ser de gran ayuda para los estados, tanto para incrementar la recaudación como para disminuir el impacto ecológico. Sin embargo, la existencia de impuestos ambientales afecta en la decisión de una empresa para establecerse o permanecer en un estado. Lo anterior ha desincentivado a las entidades federativas de implementar este tipo de impuestos.

Si una de las alternativas para incrementar los recursos del gobierno es aplicar nuevos impuestos, la primera opción que se debe de analizar son aquellos gravámenes que están dirigidos a que quienes causan una externalidad negativa asuman el costo.

Los gobiernos estatales están enfrentando una difícil situación económica, en la cual los ingresos no son suficientes para atender las necesidades de servicios públicos de la población. Si una de las alternativas para incrementar los recursos del gobierno es aplicar nuevos impuestos, la primera opción que se debe de analizar son aquellos gravámenes que están dirigidos a que quienes causan una externalidad negativa asuman el costo.

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WEEDCONOMICS

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No es sorpresa que tras el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde se aprobó un amparo que le permite a 4 individuos el uso recreativo y lúdico de la marihuana, el debate sobre la legalización haya tomado dimensiones nunca antes vistas.

Como casi siempre suele suceder con los temas controversiales, las posturas se polarizan en blancos y negros, y los discursos se llenan de opiniones sin rigor, meras percepciones sin fundamentos sólidos ni esquemas de análisis claros. Los distintos ejemplos de políticas de legalización a nivel mundial nos muestran justo lo contrario: 1) El tema está lleno de matices y la legalización no es absoluta, esta se puede presentar con distintos grados de liberalización. 2) Los efectos de legalización no son universales y no son predecibles, estos dependen de las condiciones socioeconómicas del país o estado, y de la estructura y ejecución de la misma política de legalización.

Estar a favor o en contra termina siendo algo fútil si no se tienen las herramientas para deliberar.

Considerando lo anterior, estar a favor o en contra termina siendo algo fútil si no se tienen las herramientas para deliberar. Mientras no hay una herramienta única para abordar el tema de la legalización, los resultados del Análisis Económico y las premisas del Pensamiento Económico deben de ser considerados de manera forzosa.

Al hablar de Economía no hay que caer en la concepción común que sólo se tomará en cuenta el ámbito financiero y de negocio dentro de la venta de la sustancia. La economía va más allá brindando un esquema de análisis que permite medir las ganancias y costos sociales, así como el impacto que cierta medida tiene en el desarrollo social.

Aún y cuando se presume que la marihuana tiene efectos menos dañinos comparadas con el tabaco y el alcohol, esta genera dependencia, y cualquier adicción es una enfermedad.

Es verdad que los aspectos que rodean el tema de la legalización son multidisciplinarios, pero todos estos pueden ser evaluados desde la óptica económica. Por mencionar algunos ejemplos, las preocupaciones en salud pública deben de ser medidas bajo un esquema de costo-beneficio. Aún y cuando se presume que la marihuana tiene efectos menos dañinos comparadas con el tabaco y el alcohol, esta genera dependencia, y cualquier adicción es una enfermedad. No obstante, aún y cuando está penalizada, su consumo sigue en aumento y el hecho de regularla puede generar ingresos tributarios que se pueden usar para implementar campañas, medidas de prevención o instaurar clínicas de rehabilitación que reduzcan considerablemente la cantidad de adictos.

Su consumo sigue en aumento y el hecho de regularla puede generar ingresos tributarios que se pueden usar para implementar campañas, medidas de prevención o instaurar clínicas de rehabilitación que reduzcan considerablemente la cantidad de adictos.

Los beneficios fiscales de gravar la producción, distribución y comercialización de la marihuana es otro de los temas que defienden fervientemente los que están a favor de la medida. Definitivamente bienes con un bajo grado de elasticidad precio-demanda, como lo son las “soft drugs”, son perfectos para ser sujetos de fuertes impuestos que generan una fuente considerable de ingresos al Estado. El Gobierno con estos flujos extra aunados a la reducción de los costos penitenciarios, podría invertir en la reconstrucción del tejido social, prevención del delito y la mejora de los cuerpos policiacos; ahora sí la justicia se podría dedicar a perseguir a los verdaderos malos.

Todo suena muy bonito hasta que recordamos que la falta de Estado de Derecho y la poca eficiencia del gasto público y la corrupción imperan en nuestro país. Estos elementos son preocupantes ya que nada garantiza que el diseño e implementación de la política de legalización vayan a ser efectuados de manera apropiada, y aún y cuando ésta se lleve a cabo en buenas condiciones, no hay garantías que los beneficios monetarios se vayan a transformar en beneficios sociales.

Nada garantiza que el diseño e implementación de la política de legalización vayan a ser efectuados de manera apropiada.

El Análisis Económico también tiene sus limitantes, para los puristas la metodología es todo, por lo que varios expertos estudiando el mismo aspecto pueden llegar a resultados no concluyentes. Para poder ser sensatos al momento de analizar, debemos mi máxima económica preferida: discernir entre lo normativo (lo que debería ser) y lo positivo (lo que en realidad es). Sin poner las cosas en perspectiva la discusión llegará a ningún lado, o peor aún, se resolverá de manera equivoca.

Ahora, si me preguntan cuál es mi postura en el debate, como buen economista les voy a contestar que… depende.

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