“¿Quién es?” Preguntó la abuelita. “Caperucita Roja,” contestó el lobo. “Traigo pastel y vino, ábreme por favor.” – “Mueve la cerradura y abre tú,” gritó la abuelita, “estoy muy enferma y no me puedo levantar.” El lobo movió la cerradura, abrió la puerta y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la tragó.
Todos conocemos este cuento y haciendo memoria podemos recordar, que la principal estrategia usada por el antagonista fue el engaño.
Pero en la actualidad, ¿Qué nos dice este relato escrito por los hermanos Grimm?
El domingo pasado se publicó una encuesta sobre el nivel de aprobación del presidente Donald Trump durante sus primeros seis meses al frente del gobierno, de la cual resultó que sólo el 36 por ciento de los estadounidenses respaldan su desempeño, esto lo posiciona como el peor evaluado en los últimos 70 años. En la encuesta realizada por el diario The Washington Post se muestra que su aprobación ha disminuido en un promedio mensual de 1.5 puntos porcentuales desde el mes de abril a la fecha.
Al día de hoy, casi la mitad de los estadounidenses (48 por ciento para ser exactos) ven que ha disminuido el liderazgo del país ante el mundo, esto desde que llegó el magnate a la presidencia.
Durante el tiempo que Donald Trump fue candidato, su lema de campaña era “Make America Great Again” (que América vuelva a ser grande) en este momento se puede observar que no se ha cumplido lo que tanto repetía el hoy presidente de Estados Unidos, que quizá fue sólo una frase de campaña o su más grande promesa, o tal vez, un engaño que utilizó para llegar a su objetivo, de la misma manera que lo hizo el lobo cuando se tragó a la abuelita de caperucita.
Como ciudadanos, tenemos que observar a nuestros candidatos, evaluar sus propuestas, revisar sus antecedentes, pero lo más importante, conocer su personalidad ya que ésta determinará la manera de ejercer el poder.
No podemos ver a lobos con piel de oveja y creerles por más fuerte que imiten el balido. No permitamos que los lobos se vistan de abuelitas, de mesías, de caballos, de inocentes o de patos. No podemos caer rendidos ante una estrategia de mercadotecnia política. Cada imagen o símbolo que se utiliza, busca abonar a un objetivo concreto, el triunfo electoral.
En nuestro país muchas veces los “lobos” han devorado a la “Caperucita Roja” o a su “abuelita”, no dejemos que ellos controlen el poder público a costa del bienestar de la ciudadanía, evaluemos, reflexionemos y participemos para transformar la realidad.
No es el poder por el poder, es el Poder para Servir.
Como Caperucita, que enfrentó los riesgos para ir ayudar a su abuelita.
Se vale debatir…