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Da a conocer AstraZeneca su protocolo de vacuna contra el COVID-19

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AstraZeneca reveló su protocolo de ensayos para la vacuna contra el coronavirus, un documento que es poco común que se haga público, ante la presión sobre dos casos de pacientes que tuvieron aparentes efectos secundarios, aunque la farmacéutica los descartó.

Expertos han estado preocupados por los ensayos de vacunas de AstraZeneca, que comenzaron en abril en Gran Bretaña, debido a la negativa de la compañía a proporcionar detalles sobre enfermedades neurológicas graves en dos participantes, ambas mujeres, que recibieron su vacuna experimental en Gran Bretaña.

Esos casos llevaron a la empresa a detener sus ensayos clínicos, la primera en junio y la más reciente a principios de este mes. Los estudios se han reanudado en Gran Bretaña, Brasil, India y Sudáfrica, pero aún están en pausa en Estados Unidos. Hasta ahora, unas 18 mil personas en todo el mundo han recibido la vacuna de AstraZeneca.

Encuestas muestran que los estadounidenses son cada vez más cautelosos a la hora de aceptar una vacuna contra el coronavirus. Y a los científicos dentro y fuera del Gobierno les preocupa que los reguladores, presionados por el Presidente para obtener resultados antes del día de las elecciones el 3 de noviembre, puedan lanzar una vacuna no probada o insegura.

“La publicación de estos protocolos parece reflejar cierta presión pública para hacerlo”, dijo Natalie Dean, bioestadística y experta en diseño de ensayos clínicos para vacunas en la Universidad de Florida. “Esta es una situación sin precedentes y la confianza del público es una gran parte del éxito de este esfuerzo”.

El protocolo de 111 páginas de AstraZeneca establece que su objetivo es una vacuna con una efectividad del 50 por ciento, el mismo umbral que la Administración de Alimentos y Medicamentos ha establecido en su guía para las vacunas contra el coronavirus. Para determinar con confianza estadística si la empresa ha cumplido con ese objetivo, deberá haber 150 personas enfermas con coronavirus confirmado entre los participantes que fueron vacunados o recibieron inyecciones de placebo.

Sin embargo, el plan anticipa que una junta de seguridad realizará un análisis temprano después de que haya habido solo 75 casos. Si la vacuna tiene una efectividad del 50 por ciento en ese momento, es posible que la empresa detenga el ensayo antes de tiempo y solicite la autorización del Gobierno para liberar la vacuna para uso de emergencia.

Al permitir solo uno de esos análisis provisionales, el plan de AstraZeneca es más riguroso que los otros que se han publicado, de Moderna y Pfizer, dijo en una entrevista el Dr. Eric Topol, experto en ensayos clínicos de Scripps Research en San Diego. Moderna permite dos de estos análisis y Pfizer cuatro.

Dijo que el problema de mirar los datos demasiadas veces, después de un número relativamente pequeño de casos, es que aumenta las probabilidades de encontrar una apariencia de seguridad y eficacia que podría no mantenerse. La interrupción temprana de los ensayos también puede aumentar el riesgo de pasar por alto efectos secundarios raros que podrían ser significativos una vez que se administre la vacuna a millones de personas.

Topol dijo que el plan de AstraZeneca, como los de Moderna y Pfizer, tenía una característica problemática: todos cuentan los casos relativamente leves de Covid-19 al medir la eficacia, lo que puede obstaculizar los esfuerzos para determinar si la vacuna previene una enfermedad moderada o grave.

Por lo general, estos planes no se comparten con el público “debido a la importancia de mantener la confidencialidad y la integridad de las pruebas”, dijo Michele Meixell, portavoz de AstraZeneca, en un comunicado.

La compañía ha dado a conocer pocos detalles sobre los dos casos de enfermedad grave. La primera participante recibió una dosis de la vacuna antes de desarrollar una inflamación de la médula espinal, conocida como mielitis transversa, según una hoja de información de AstraZeneca en julio. La condición puede causar debilidad en los brazos y piernas, parálisis, dolor y problemas intestinales y de vejiga.

El caso provocó una pausa en los ensayos de vacunas de AstraZeneca para permitir una revisión de seguridad por parte de expertos independientes. Un portavoz de la compañía le dijo a The New York Times la semana pasada que luego se determinó que la voluntaria tenía un caso de esclerosis múltiple no diagnosticado previamente, no relacionado con la vacuna, y que el ensayo se reanudó poco después.

La mielitis transversa a veces puede ser el primer signo de esclerosis múltiple, que implica síntomas más complejos. Pero la mielitis sola también puede ocurrir después de que el cuerpo se encuentra con un agente infeccioso como un virus.

La compañía dijo que no había confirmado un diagnóstico en el segundo caso, una participante que se enfermó después de la segunda dosis de la vacuna. Una persona familiarizada con la situación que habló con el Times bajo condición de anonimato dijo que la enfermedad de la participante había sido identificada como mielitis transversa. La prueba se pausó nuevamente el 6 de septiembre después de que ella se enfermara.

La afección es rara pero grave, y los expertos dijeron que encontrar incluso un caso entre miles de participantes en el ensayo podría ser una señal de alerta. Múltiples casos confirmados, dijeron, podrían ser suficientes para detener por completo la oferta de vacunas de AstraZeneca.

“Si hay dos casos, esto comienza a parecer un patrón peligroso”, dijo Mark Slifka, experto en vacunas de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregon. “Si aparece un tercer caso de enfermedad neurológica en el grupo de la vacuna, habría que darla por muerta”.

Una hoja de información fechada el 11 de septiembre sobre el ensayo de AstraZeneca en Gran Bretaña agrupó los casos de las dos voluntarias, e indicó que era poco probable que las enfermedades estuvieran asociadas con la vacuna o que no había pruebas suficientes para decir con certeza que las enfermedades estaban o no relacionadas a la vacuna, según las revisiones de seguridad. Al día siguiente, AstraZeneca anunció que había reanudado las pruebas en Gran Bretaña.

Pero las autoridades estadounidenses no ha permitido que la empresa vuelva a comenzarlos en ese país.

El doctor Paul Offit, profesor de la Universidad de Pensilvania y miembro del comité asesor de vacunas de la FDA, dijo que no está claro cómo la compañía, o el Gobierno del Reino Unido, determinaron que el segundo caso no estaba relacionado con la vacuna.

Él y otros expertos señalaron que la mielitis transversa es poco común y se diagnostica en solo 1 de cada 236 mil estadounidenses al año. En el ensayo en Gran Bretaña participaron solo unos 8 mil voluntarios, dijo el mes pasado un portavoz de los investigadores de Oxford.

(Fuente: The New York Times News Service)