Se niega Trump a testificar en el juicio político en su contra

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El expresidente estadounidense Donald Trump anunció este jueves que no testificará en el juicio político que enfrenta bajo la acusación de “incitar a la insurrección” por el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, y calificó el procedimiento de “inconstitucional”.

“El presidente no testificará en un procedimiento inconstitucional”, afirmó el jueves su portavoz, Jason Miller, en una declaración difundida por el diario The Washington Post, después de que la defensa del exgobernante calificara el proceso de “maniobra de relaciones públicas” de los demócratas.

Trump, que dejó la Casa Blanca el pasado 20 de enero, respondió así a una solicitud formal que le hizo el legislador demócrata Jamie Raskin, jefe de los “fiscales” del juicio político, para que testificase bajo juramento antes o durante el proceso en el Senado.

Raskin hizo el pedido en un carta, publicada en su página web, que envió a los abogados de Trump, dos días después de que el equipo legal del exmandatario presentara una serie de documentos ante la Cámara Alta rebatiendo algunas de las alegaciones lanzadas por los nueve legisladores demócratas que harán de “fiscales” en el juicio político.

“A la luz de su desacuerdo con esas alegaciones factuales, le escribo para invitarle a proporcionar testimonio bajo juramento, bien antes o durante el juicio político en el Senado, respecto a su conducta el 6 de enero de 2021”, dijo Raskin a Trump en la misiva.

Dado que el impeachment, como se denomina en inglés el juicio político, se iniciará el martes, el “fiscal” jefe recomendó al expresidente que ofrezca su testimonio a partir del próximo lunes y “no más tarde” del jueves 11 de febrero.

“Si usted declina esta invitación, nos reservaremos todos los derechos, incluido el derecho a establecer en el juicio que su negativa a testificar respalda una fuerte deducción adversa respecto a sus acciones (e inacción) el 6 de enero de 2021”, advirtió el legislador, quien dio de plazo a Trump hasta este viernes a las 17:00 h local para responder a la petición.

Pese a esta advertencia, los “fiscales” del juicio político no tienen una autoridad independiente para citar a Trump a declarar si se niega a hacerlo.

En su carta, Raskin apuntó que los expresidentes Gerald Ford (1974-1977) y Bill Clinton (1993-2001) testificaron en su día en el Congreso mientras estaban en la Casa Blanca, “por lo que no hay duda de que usted puede testificar en estos procedimientos”.

De hecho, anticipó que, como Trump ya no es presidente, tendrá disponibilidad para declarar.

Pero Bruce L. Castor Jr. y David Schoen, abogados de Trump, señalaron en una carta a Raskin que, “como ciertamente sabe, no hay tal cosa como una interferencia negativa en este procedimiento inconstitucional”.

“Su carta solo confirma lo que es conocido por todos: usted no puede probar sus acusaciones contra el presidente 45 de Estados Unidos, que ahora es un ciudadano privado”, añadieron.

Este será el segundo impeachment contra Trump, quien salió airoso del primero a comienzos de 2020 por sus presiones a Ucrania para que investigara a Hunter Biden, hijo del ahora presidente, Joe Biden, por supuesta corrupción.

En el anterior proceso, el ahora presidente tampoco declaró.

La carrera por los Estados Unidos

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Theodore Roosevelt una vez afirmó: “Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia”. El espíritu de Roosevelt era decirle a la sociedad que la defensa de la democracia es cotidiana, no es sólo con el ejercicio del voto durante las contiendas electorales,  sino con los personajes que se desarrollan en ella, las instituciones encargadas de protegerla y una ciudadanía activa dispuesta a defender las instituciones que dan contrapeso al poder. El vigésimo sexto presidente estadunidense previó lo que sucede actualmente en su país y fuimos ciegos; todos pensaron que el simple hecho de elegir a un presidente afroamericano, el racismo se terminaría; muchos afirmaron que una jueza latina en la Corte Suprema acabaría la xenofobía y el odio a los migrantes; muchos afirmaron que la sentencia del máximo tribunal norteamericano legalizando el matrimonio igualitario generaría un fin al odio a la comunidad LGBT. En tiempos de una sociedad dividida y polarizada, el lado progresista y liberal tiene mucho que aprender del pasado y visualizar el futuro, no sólo para el lado izquierdo, sino para todos. 

Estados Unidos acaba de ser testigo de un cumulo de situaciones que tendrán un impacto en las elecciones por la presidencia y en tablero político, desde el esperado resultado del juicio político contra Donald Trump donde fue absuelto por el Senado; el discurso del Estado de la Unión y la líder de la minoría rompiendo el discurso del presidente en televisión nacional, hasta el debate de candidatos demócratas en New Hampshire y el desastre o caos en las primarias de Iowa, estamos viendo que las cosas no se ven bien para los contrincantes del Trump. 

El primer reto que enfrentan los demócratas frente a los republicanos es la unión y consolidación de una narrativa alterna. Los republicanos han conformado un sólido bloque partidista en apoyo a Trump para su reelección, en contrario, los demócratas continuan con una clara división por quién encabezará la candidatura por la presidencia. Por un lado, vemos que Biden, Sanders, Warren y Buttigieg mantienen una confrontación directa que en nada abona a consolidar un proyecto que pueda dar frente a un presidente con altas probabilidades de reelección. Un debate de fondo es el espectro ideológico que pueda incentivar el voto de latinos, afroamericanos, indecisos y centros; el partido demócrata se encuentra en una encrucijada del camino que debe de tomar, y ante un personaje como Trump, mantenerse demasiado en el centro puede ser una estrategia fallida. Sin embargo, la izquierda norteamericana sabe que irse demasiado a la izquierda tampoco es beneficioso para ser competitivos electoralmente. 

Algo que tampoco beneficia a los demócratas, es el resultado de las primarias en Iowa, ya que el retraso en la emisión de resultados donde van con una pequeña diferencia entre Sanders y Buttigieg por el primer lugar,  ha generado incertidumbre y un aire de conflicto interno agravado, mismo que ha capitalizado a Trump y los hace ver como incapaces para gobernar. 

Desde la segunda guerra mundial, solo tres presidentes de Estados Unidos han sido derrotados para la reelección: Gerald Ford, Jimmy Carter y George H. W. Bush, y como escribe John Cassidy en  The New Yorker, “dichos personajes tenían un elemento en común: la economía era percibida o estaba en crisis”, este escenario no se configura completamente en la actual con Trump, que si bien existe evidencia de una inminente complicación económica para Estados Unidos, aún no se sienten los efectos como en la Gran Depresión o en el 2008. 

Sí los demócratas quieren ser verdaderamente competitivos, deben aprender de los errores del pasado, entender que la política actual no se gana con lo simbólico sino con lo real, y desde esta reflexión, poder unirse para enfrentar a un adversario sumamente poderoso, impulsado por la intolerancia y con una estrategia de comunicación basada en el enojo, deberán demostrar una narrativa esencial de la política en Estados Unidos y en palabras de Abraham Lincoln: “un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la tierra”.