#ContraPortada: La Generación que lo cambió todo

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Durante las últimas décadas nos hemos acostumbrado a llamar a los jóvenes como “la última oportunidad de cambiarlo todo” o “el futuro del mundo”, la realidad para muchos dista mucho de lo que han esperado de nosotros.

Recientemente, uno de los pensadores de los que más respeto les guardo, se refirió a mi generación como “los grandes ausentes”, aunque hacía referencia a la ausencia en el escenario político, no dejó de causarme “shock” que nos vean como una generación más que fracasó en el intento de cambiarlo todo.

Frecuentemente escucho a personas mayores referirse a nosotros como “la juventud pérdida”, haciendo eco en la era digital donde, dicen, hemos quedado atrapados en la apatía, el conformismo y en un mundo virtual que se encuentra muy lejos de la realidad laboral y social a la que nos enfrentamos. Nos han tildado de “zombies tecnológicos” o “ciudadanos de Facebook” sin el menor grado de trascendencia en el rodar del mundo al que pertenecemos.

Es evidente que no concuerdo-en la mayor parte- con los argumentos presentados por los protagonistas antes mencionados, definitivamente estamos viendo a dos o tres Méxicos, muy distintos y radicalmente opuestos.

Yo veo a la generación que lo cambiará todo, la que a pasos gigantes ya lo está haciendo. Esa generación que lucha por la libertad y la no discriminación, que pugna por la equidad de género y los derechos de la diversidad, mientras generaciones anteriores menospreciaban a las mujeres y querían-literalmente- linchar a personas por su preferencia sexual.

Veo a una generación que no le dio miedo probar nuevos esquemas laborales, que exige flexibilidad y que pretende darle sentido a cada una de las actividades que realiza en su vida. Aplaudo a la generación atrevida a la que pertenezco, que sí ejerce presión en su escenario más usado como lo son las redes sociales, pero que no tiene empacho en salir a las calles a exigir y tomar lo que creemos que es nuestro.

Krauze habla de jóvenes dormidos, que viven una vida de excesos cargados a la American Express de sus papás, de una generación desechable que tira todo a la borda, de jóvenes que no se sienten capaces de tomar un rol protagónico en la transformación de sus países. Seguro que existen jóvenes como los que menciona Krauze, seguro que también en su generación existieron.

Pero yo quiero dedicar mi pluma a escribir sobre los millones de jóvenes en el mundo que estamos conectando soluciones a problemas que la generación de Krauze y anteriores han creado. Al cambio climático que nos dejan, a gobiernos autoritarios que ellos eligieron, a esquemas laborales que jamás funcionaron pero que siguieron por esa apatía de la que ahora nos acusan.

Siempre será muy fácil señalar a los jóvenes como la esperanza del cambio, también es muy fácil nombrarlos culpables cuando las cosas no van bien.

Pero yo jamás me he creído el cuento de que los jóvenes somos los únicos responsables de la transformación del mundo, más bien creo que es un trabajo en equipo de generaciones anteriores que cometieron grandes errores pero que de ellos adquirieron experiencia junto al dinamismo y locura que representamos los jóvenes millennials y de la generación Z.

Diría Steve Jobs que los puntos solo se conectan hacía atrás, por eso sin temor a equivocarme, estoy convencido de que ésta generación- cuando esos puntos se conecten 50 años atrás- será nombrada como la generación que lo cambió todo.

Rumbo 2018: Los Jóvenes y la Política

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Como primer artículo para Altavoz MX quise escribir sobre un tema que en lo personal me interesa mucho y considero es fundamental para hablar de la política mexicana del siglo XXI, la participación de los jóvenes en la política. Contextualizando un poco, México es un país de jóvenes, la edad promedio es de 27 años, 38.3 de los aproximadamente 127 millones de mexicanos somos jóvenes. Nadie puede negar el papel que tenemos los jóvenes en la vida democrática de nuestro país, de entrada, considerando el peso electoral que representamos y aunque históricamente hemos sido el sector que menos participa vemos como en procesos electorales recientes en diversos estados del país cada vez somos más las nuevas generaciones que salimos a votar y a opinar sobre los asuntos públicos.

Uno de los problemas más recurrentes es creer que hablar de participación política es únicamente votar, cuando en realidad debe de ir más allá y debe de extenderse a proponer, involucrarse en los asuntos de la comunidad e inclusive en la labor gubernamental. Por el otro lado, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han traído consigo una mayor interacción sobre todo en las generaciones más jóvenes lo cual ha propiciado el debate, la crítica y por ende la participación en los asuntos públicos, pero también vemos como en muchos de estos medios así como hay exceso de información también hay mucha desinformación que aprovechando la energía y la efervescencia de los jóvenes terminan a veces por generar una mayor inconformidad y un menor razonamiento a la hora de tomar una decisión política como escoger por quien votar, decidir si involucrarse en alguna asociación, etc.

Un problema recurrente a la hora de intentar involucrar a los jóvenes en política es realizar las mismas actividades y conservar muchas de las malas practicas del pasado que solo terminan por generar más apatía en la política. Con la misma fórmula no se puede llegar a resultados diferentes, para que los jóvenes se interesen en participar, la agenda la tienen que definir los propios jóvenes, dejar atrás ese viejo esquema que el joven que quiere participar en política tiene que actuar y hacer lo mismo que el político grande, sino por el contrario innovar y darle un respiro al sistema político de nuestro país de manera responsable.

Según una encuesta del Índice Nacional de Participación Juvenil 2014, el 89.6% de los jóvenes expresa estar nada o poco interesado en política, pero vemos por el otro lado como hay movimientos estudiantiles, organizaciones de la sociedad civil, iniciativas y proyectos que aglutinan y operan con el apoyo de muchísimos jóvenes a nivel nacional. Yo estoy convencido que esto se debe principalmente a la concepción errónea que se suele tener asociada con la palabra “política”. Mucha gente piensa que la política solamente es el funcionario, el legislador o el dirigente de partido, cuando en realidad la política está presente en todos los ámbitos de nuestra sociedad, desde el maestro que pone reglas en su salón de clases, el representante de los trabajadores de una empresa que representa, etc. En pocas palabras considero que no es una falta de interés sino más bien la desinformación y la mala canalización que se le da a la participación de los jóvenes que termina por generar parte de la desconfianza en el sistema.

Como jóvenes tenemos la obligación de involucrarnos en asuntos públicos sin importar si queremos dedicarnos o no al servicio público. Los problemas de la comunidad se revuelven en comunidad, no le dejemos toda la responsabilidad al gobierno, nosotros también tenemos que participar y sumar de una manera responsable y propositiva. Quejándonos en redes sociales no vamos a llegar a ningún lado, es hora que nos sumemos independientemente de nuestra ideología, condición socioeconómica, religión, etc. Para construir una agenda en común y contribuir a la construcción de un ambiente idóneo para que los jóvenes podamos participar en 2018.

Década perdida y desconfiada

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Hoy cohabitamos y estamos activos al menos cuatro generaciones en simultáneo; los “Baby Boomers”, la “Generación X”, la “Generación Y”Millenials) y la “Generación Z”. Todos tenemos acceso a mucha información, sin embargo lo que todos tenemos en común es que nadie confía en nadie ni en nada y lo que es peor, tenemos intereses y estilo de pensamiento muy distinto.

Estudios recientes nos dicen que la confianza en las instituciones, ONG´s, la prensa, gobiernos y los partidos políticos está en su punto más bajo de credibilidad y lo que es peor, en todos los casos sigue disminuyendo año con año.

Son pocos los países que se escapan y están bien calificados, por ejemplo Singapur o algún otro que está bien calificado gracias al orden y respeto que se tiene a sus leyes. Lo más preocupante es que México, además de estar mal calificado (solo 1 de cada 4 mexicanos confían en el gobierno), sigue a la baja año con año y la tendencia no parece estar próxima a cambiar; de ahí el gran riesgo de ingobernabilidad.

Nuestra oportunidad de salir adelante como sociedad es a través de la participación ciudadana y la innovación social. Recientemente tuve la oportunidad de exponer en universidades públicas y privadas del área metropolitana de Monterrey y me llamó especialmente la atención el comentario de una alumna que destacaba la innovación social como una necesidad para transformar las nuevas generaciones de mexicanos.

La analogía más sencilla y que ayuda a entender el objetivo de esto es, imaginar la diferencia de visión que tenemos al usar lentes ya sea de sol o correctivos, son los mismos ojos, pero con una herramienta que nos ayuda a ver las cosas más claras. Lo que es cierto, es que nadie es dueño de la verdad y tenemos que aprender a construir juntos como sociedad.