La Gendarmería Nacional, que el presidente Enrique Peña Nieto prometió en su época de candidato como una nueva policía con 40 mil elementos que mejoraría las condiciones de seguridad en el país, enfrenta hoy una realidad distinta: su tamaño es apenas de un 10 % de lo prometido, no es fuerza nueva sino un apéndice de una corporación que ya existía, y peor aún: desde su puesta en marcha los homicidios han subido en el país casi 47 %.
Datos oficiales dados a conocer esta semana por la Presidencia de la República arrojan que el tamaño de la Gendarmería actualmente es de cuatro mil 973 elementos, y no hay planes, ni recursos, para su expansión.
La proyección inicial a la que se refiere el presidente la hizo por primera vez en junio de 2012, cuando aún era candidato, durante un encuentro con empresarios en Durango. Ahí afirmó que la Gendarmería tendría alrededor de 40 mil efectivos con una disciplina y preparación de perfil militar.
Anque Peña llegó a la Presidencia en 2012, la Gendarmería se puso en marcha hasta agosto de 2014 y lo hizo lejos de los planes originales: se desechó la idea de que fuera una nueva corporación y en cambio se optó por crearla como una nueva división (la séptima) dentro de la Policía Federal. Su estado de fuerza “inicial” fue de 4 mil 500 mil elementos, casi diez veces menos de lo proyectado.
El cambio de planes obedeció a que no hubo disponibilidad de recursos materiales y humanos suficientes. Más de 140 mil personas participaron como aspirantes peor la mayoría no superó los controles de confianza.
Al momento del lanzamiento de la Gendarmería el entonces comisionado Nacional de Seguridad, Manuel Mondragón y Kalb, aseguró que a más tardar en un año dicha división tendría por lo menos diez mil elementos.