El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continuó ayer con su postura de denunciar un “fraude” electoral sin aportar pruebas y amenazó con recurrir al Tribunal Supremo para detener el recuento de votos.
La desafiante declaración de Trump cerró una noche electoral marcada por la incertidumbre, con el recuento aún en marcha en al menos cinco estados clave y sin que ninguno de los dos candidatos alcanzara el mínimo de 270 delegados que dan las llaves de la Casa Blanca.
“Iremos al Tribunal Supremo. Queremos que pare todo el proceso de votación”, anunció Trump hacia las 2:30 de la mañana del miércoles (6:30 GMT) desde la fiesta organizada en la Casa Blanca para unos 150 invitados.
Trump proclamó que él ya había “ganado las elecciones”, algo falso puesto que la situación está muy ajustada en varios estados. Además, aseveró que se había cometido un “fraude al pueblo estadounidense” sin aportar pruebas de que se esté interfiriendo en los procedimientos legales de votación.
El mandatario tampoco aclaró cómo se habría materializado ese fraude, más allá de afirmar que la oposición estaba “tratando de quitar el derecho al voto” a sus simpatizantes, algo de lo que tampoco hay pruebas.
Posteriormente, el presidente Trump, se autoproclamó ganador en Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y Michigan, algo que es falso porque el escrutinio aún continúa en esos estados y se espera que al menos en el último se imponga Joe Biden.