Mantener la distancia y evitar el contacto físico. Así de sencillas son las recomendaciones internacionales para reducir la propagación del coronavirus. Acciones básicas y sencillas de entender, pero en ocasiones parecen difíciles de ejecutar.
En México, para hacer mas sencilla la comprensión de estas nuevas reglas básicas de convivencia en tiempos de pandemia, se creo el personaje de Susana Distancia. Una especie de super heroína que representa a cualquier persona responsable. Al extender sus brazos de forma lateral, nuestra heroína hecha en México logra una distancia adecuada con otras personas para evitar el contagio.
Gracias a Susana Distancia se han realizado marcas en el piso de las filas de los supermercados, tiendas de conveniencia, bancos, y otros negocios para mantener una separación entre las personas y lograr evitar posibles contactos con personas contagiadas, muchas de ellas sin saber que lo están.
Pero Susana pierde sus poderes al momento de subir al transporte público del área metropolitana de Monterrey.
Las rutas urbanas, la Ecovía y el Metro de la ciudad lucen a diario con unidades llenas, con gente amontonada sin respetar espacios sugeridos y las estaciones muestran filas enormes de personas sin aplicar distancia para tomar las unidades, en especial en horas pico.
El problema no es sencillo. Por un lado, tenemos una considerable población a la que le es imposible dejar de laborar y quedarse en casa porque depende de lo que generan diariamente con sus trabajos, muchos de ellos informales que no cuentan con ningún patrón ni seguro social que responda por ellas y ellos. Para este segmento está primero obtener el recurso que les dará de comer que cualquier otra cosa.
Por otro lado, tenemos un transporte que poco tiene de público y mucho de intereses privados que no es capaz de abordar una emergencia de salud con las acciones adecuadas para mantener la integridad de sus usuarios y se limita a seguir dando el servicio sabiendo que puede tener consecuencias fatales, pero buscando la forma de no llegar a la quiebra financiera. Se le ha cuestionado a autoridades y transportistas sobre las acciones ejercidas para evitar una propagación de contagios y básicamente no hay respuestas ni alternativas.
Por un tercer flanco hay un gobierno rebasado que invita a la población a quedarse en casa sin dar alternativas a las personas más necesitadas que les es imposible mantener el aislamiento por motivos de sobrevivencia. Llevar despensas y kits de entretenimiento son más acciones de foto que de prevención de salud.
Y para cerrar el cuadrado perfecto del contagio está un sistema de salud estatal con autoridad limitada a recomendar y no a dar solución a los latentes focos de transmisión masiva del virus. En otros países los responsables de salud limitaron el transporte público a solo personas sentadas dentro de las unidades, no tener contacto con conductores y no reducir las frecuencias; aquí se ha visto poco o nada de cambios.
Estamos ante una situación nunca vista y se ha tenido que improvisar en muchos aspectos de nuestra vida. En ocasiones ha costado trabajo por significar cambios en nuestro estilo de vida. Para otras personas hacer cambios significa la vida y necesitan la ayuda del gobierno para poder estar seguros.
Esperemos que se empiecen a tomar acciones urgentes para mitigar los riesgos de contagio en el transporte antes que se propague en sectores vulnerables que será difícil controlar.
Susana Distancia lucha adentro del transporte público pero sus poderes se pierden cada vez que alguien la empuja, la avienta y le baja los brazos para quedar atrapada entre la gente. Mejor baja del transporte y se enfoca en los lugares que la ven con respeto. Necesita la ayuda de Memo Evo Seguro como aliado en el transporte. Pero aún no sabemos dónde está.