Tras la crítica situación del deporte mexicano evidenciada en la justa olímpica de Río de Janeiro 2016, salió a relucir el mexicano que nunca ganará el oro- ni lo intenta- y que representa a la población más despreciable y cínica del país.
El mexicano promedio tiene una cultura malinchista, no soporta ver a otro mexicano triunfar; es más, para ser mucho más claro, disfruta la derrota de los otros, aunque esos otros pertenezcamos a la misma región.
Esta parte horripilante de la población mexicana se ha hecho presente, lamentablemente, en la era digital. Critican a Alexa, la gimnasta que nos representó en Río, y aseguran que está “gorda”; lo hacen sentados en un sofá, antes de continuar con su gorda, frustrada y muy común vida en donde cumplen patrones repetidos que no ocupan del más mínimo raciocinio. Le dicen ‘gorda’ de forma despectiva, en un país campeón en sobrepeso y obesidad, ahí seguro que sí ganamos medalla.
Pero, ¿en realidad piensan lo que dicen? Mi conclusión es que definitivamente NO. La capacidad de pensar, razonar y digerir lo que vamos a decir antes de soltar el vómito verbal es un talento que muy pocos mexicanos poseen. Vaya, como diría Facundo Cabral, estamos llenos de “pendejos” y son muy peligrosos porque son la mayoría.
El mexicano demuestra en cada oportunidad que tiene su posición de hombre-masa, ignorante e incapaz de pensar. Es esa ausencia de pensamiento- como diría Hannah Arendt– la que no le permite desarrollarse en un país de grandes posibilidades. El mexicano no es malo, es ignorante y no sé si eso sea más peligroso.
Dentro de todo lo malo que ha vivido el país en la última gestión presidencial, representar a México es un acto de valentía total. Los deportistas mexicanos no solo tuvieron que prepararse durante años para poder competir contra los mejores del mundo, muchos de ellos se vieron en la necesidad de salir a las calles a pedir dinero, de practicar en las peores condiciones, de solventar su viaje, hospedaje e incluso sus propios uniformes.
Me da vergüenza, mucha. Porque llevan la bandera de México, porque nos representan ante el mundo y porque hacen visible que somos un país en donde no creemos ni nos apoyamos entre nosotros.
Un ex Procurador de Justicia es el titular de la Comisión Nacional del Deporte, un inexperto en el tema, él piensa que la CONADE es una “agencia de viajes“ y como tal la aprovecha para vacacionar con su mujer en las exóticas playas de Brasil.
El hombre-masa es cínico, apático y descarado, ellos eligen a otros hombre-masa para que los dirijan y representen. El mexicano que nunca será de oro no piensa y no razona, son sus características principales.
Este mexicano nunca será de oro, no lo merece y no tiene la capacidad. Es el que nos tiene sumergidos en la crisis y el principal causante de que nuestro país ni crezca ni avance. Existimos otra parte de la población mexicana dispuesta a transformar las cosas, a trabajar el doble y a hacer de México un país grande. Mexicano que nunca serás de oro, ¿nos dejas de estorbar?
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