La Taquería

“Intimidades Públicas”: La polémica #LeyFayad y su impacto en la libertad de expresión en el Internet

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“Y es que su única libertad resultó ser ficticia.”- Esolam

En días pasados, el Senador de la República Omar Fayad, presentó una iniciativa con proyecto de Decreto por el que se expide la “Ley Federal para Prevenir y Sancionar a los Delitos Informáticos”. Dicha iniciativa ha causado una gran polémica en las redes sociales por los términos que utiliza y las ambigüedades que para muchos usuarios de internet existen en su redacción. El costo político que ha sufrido el Senador por presentar dicha Ley ha sido muy alto. En los últimos días el #LeyFayad ha sido utilizado en diversas redes sociales, e incluso en Twitter fue trending topic durante muchas horas.

Una Ley que busque regular las acciones que suceden en los distintos espacios de navegación de Internet, siempre causará revuelo; después de todo resulta impensable se regule lo que para muchos es el único espacio independiente que existe en la sociedad.

La preocupación no debe de ser menor. Una Ley que busque regular las acciones que suceden en los distintos espacios de navegación de Internet, siempre causará revuelo; después de todo resulta impensable se regule lo que para muchos es el único espacio independiente que existe en la sociedad.

El espíritu de la iniciativa es bueno, pero en su cuerpo existen áreas de oportunidad que requieren de un análisis más profundo y técnico del tema. Por ejemplo, la iniciativa habla de regular y castigar a quienes cometan “ciberdelitos” como el Hacking, Cracking, Phishing, Evil Twins, Pharming, Spamming, entre otros; pero durante su “regulación” deja abierto a que prácticamente una gran mayoría de los usuarios puedan ser criminalizados.

El espíritu de la iniciativa es bueno, pero en su cuerpo existen áreas de oportunidad que requieren de un análisis más profundo y técnico del tema.

En este sentido, la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) emitió un comunicado en el que expone las diversas formas en las que cualquier usuario se convierte en un actor vulnerable ante esta Ley.

Un ejemplo es el artículo 3º el cual define como un “código malicioso” a cualquier “programa o código de sistema informático creado específicamente para dañar, interrumpir o afectar un sistema informático, así como obtener información o realizar ciberespionaje”. Situación que al llevarlo a la práctica, incluye a todos los softwares que existen, ya que de alguna u otra forma cualquier software realiza lo anterior.

Otro ejemplo, es lo que en el artículo 21 del proyecto de Ley se denomina como “intimidación”, y que incluye a cualquier persona que “a través de medios informáticos, acose, hostigue, intimide, agreda o profiera cualquier forma de maltrato físico, verbal o psicológico en contra de usuarios de Internet”. Dicho de otra forma, cualquier persona que afecte a otro —con la relatividad que esto incluye— puede ser castigada por la Ley.

La realidad es que existen quienes confunden la libertad de expresión —y lo justifican— en el internet con el daño hacia otras personas. Por eso, la Ley debe de ser muy puntal para que realmente tenga el alcance que pretende: castigar a quienes comenten los verdaderos crímenes cibernéticos.

La Ley debe de ser muy puntal para que realmente tenga el alcance que pretende: castigar a quienes comenten los verdaderos crímenes cibernéticos.

Considero que de este proyecto de Ley se puede obtener una regulación positiva, que sirva para que los crímenes que realmente existen en la red puedan ser castigados como se merece.

Espero que quienes son especialistas en este tema, se sumen al debate constructivo, y en lugar de criticar una postura, compartan su conocimiento para ver como sí se puede hacer algo en un tema que cada vez es más amplio y afecta a muchas personas.

Si se siguen cometiendo delitos cibernéticos como los fraudes, robos, expropiación de los derechos de autor, entre muchos otros, el único avance que tendremos es al de una libertad que lejos de ser real, resultó ser ficticia.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”