Desde el regreso de Vladimir Putin en el 2012, Rusia ha tomado un papel más agresivo en el panorama internacional. En tan solo tres años, el gobierno de Putin ha logrado involucrarse en polémicas situaciones internacionales donde, la mayoría de las veces, el estado sale impune. En perspectiva, podríamos decir que desde su primer mandato, los objetivos de este presidente fueron, y siguen siendo, el regresar a Rusia al estado poderoso que era durante su época como parte de la Unión Soviética.
En tan solo tres años, el gobierno de Putin ha logrado involucrarse en polémicas situaciones internacionales donde, la mayoría de las veces, el estado sale impune.
Dentro del país, Putin ha logrado establecer un control sobre la mayoría. La oposición está disminuyendo, los medios son censurados, las asociaciones civiles vigiladas y los fuertes ejecutivos o empresarios se alejan de la política por miedo a perder su patrimonio. Ejemplos claros de esto son: primero se tiene la aprensión y detención de Mikhail Khodorkovsky, al cual se le arrebato su compañía Yukos Oil, y también a Vladimir Evtushenkov, al cual se le obligo a entregar su OAO Bashneft; segundo, tenemos el más reciente asesinato de un líder de oposición Boris Nemtsov, el cual no solo fue asesinado frente al Kremlin, sino también fue parte de una investigación poco fiable.
La oposición está disminuyendo, los medios son censurados, las asociaciones civiles vigiladas y los fuertes ejecutivos o empresarios se alejan de la política por miedo a perder su patrimonio.
Está fuerte manipulación de la política a su gusto y parecer ha vuelto a Putin un mandatario a temer. Sus fuertes campañas militares en Ucrania, y ahora en Siria, son una clara demostración de poder militar, como también un reto hacia los demás países que busquen detenerlo. A pesar de esto, se han impuesto multas y sanciones económicas por parte de los países miembros de la ONU, lo cual, hasta la fecha, no ha detenido ni en lo más mínimo el interés de Rusia por expandir su área de influencia.
Sus fuertes campañas militares en Ucrania, y ahora en Siria, son una clara demostración de poder militar, como también un reto hacia los demás países que busquen detenerlo.
A pesar de la fuerte oposición internacional en contra de las movilizaciones militares, el gobierno ruso ha sido constante en avalar sus acciones. En el caso de Ucrania, argumentando la defensa de simpatizantes pro-Kremlin, los cuales eran presionados por el gobierno ucraniano; y en el caso Siria, la defensa del puerto de Tartus en contra de los rebeldes. En cambio, gracias a la cobertura internacional, hemos podido observar los rápidos y bélicos movimientos de la armada rusa, en el caso de Siria, en contra de ambos rebeldes y simpatizantes del gobierno de Al-Hassad.
Gracias a la cobertura internacional, hemos podido observar los rápidos y bélicos movimientos de la armada rusa, en el caso de Siria, en contra de ambos rebeldes y simpatizantes del gobierno de Al-Hassad.
Si nos permitimos especular, podríamos basar la mayoría de las invasiones a un solo objetivo: el control de las líneas de distribución petroleras en la zona. Las líneas de gasoductos que cruzan por Ucrania beneficiarían increíblemente las ventas de petróleo ruso, el cual es principalmente consumido por países miembros de la Unión Europea. En el caso de Siria, Rusia jamás ha destacado por ser un país con intereses en Derechos Humanos o con una agenda humanitaria, así que se puede argumentar que su involucración en el país es plenamente una estrategia de distracción, la cual le permitirá enfocar mayores recursos en Ucrania sin que la presión de la mirada internacional afecte sus planes.
Las líneas de gasoductos que cruzan por Ucrania beneficiarían increíblemente las ventas de petróleo ruso, el cual es principalmente consumido por países miembros de la Unión Europea.
En pocas palabras podemos decir que Putin ha vuelto de su país una nación maquiavélica. Su objetivo: el crecer la economía, poder e influencia de Rusia en el mundo. Es impresionante el observar cómo ha logrado maniobrar las críticas, presión y hasta sanciones económicas sin dar un paso atrás. Se podría decir que estamos observando una pérdida de poder de las hegemonías de occidente, y cómo países antes olvidados han comenzado a tomar una mayor participación. Sin avalar sus métodos, es posible que Putin haya ya logrado postrar a Rusia no solo como una potencia, sino también una sociedad y fuerza a la cual se debe de temer y tomar con cautela.
Se podría decir que estamos observando una pérdida de poder de las hegemonías de occidente, y cómo países antes olvidados han comenzado a tomar una mayor participación.
Honestamente, solo nos queda continuar observando el desenlace de estos conflictos. Puesto que Rusia no se ha visto dispuesto a ceder en sus constantes ataques en diversos países, es muy probable que continúen repitiendo tales acciones en distintos territorios hasta lograr su acometida.
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