A pesar de todos los sentimientos encontrados que me causa el realizar una opinión acerca de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, heme aquí compartiendo mis impresiones. Puedo decir que me parece totalmente normal que los medios de comunicación se vuelquen a favor suyo, y que miren con esperanzas a la nueva administración; pues Nuevo León y su gente se encuentran en un estado de honeymoon y enamoramiento en torno a las expectativas creadas por los acontecimientos a futuro.
Considero que la llegada de Jaime Rodríguez verdaderamente trae un nuevo aire de frescura a la política local, y no sólo por su no-pertenencia a un partido político (actualmente, pero no hace tres décadas), sino por el perfil que tiene el actual edil. Difícilmente veríamos a un Fernando Canales, incluso en su versión más populachera, diciendo frases como “A jalar, que se ocupa”. Me parece casi imposible imaginar a Sócrates Rizzo teniendo tanta cercanía con la gente y, por nada del mundo, imagino a Natividad González Parás prefiriendo recibir a los medios de comunicación en un lugar distinto a una oficina moderna, amueblada y con todas las comodidades.
La administración de Jaime Rodríguez Calderón de igual manera ha despertado a otros sectores de la sociedad. Si consideramos que un ciudadano, según la RAE (2015) es aquella persona facultada con derechos, está sujeta a ellos y, al ejercitarlos, interviene en su país; si consideramos todo esto, entonces la reacción que Jaime ha logrado en esta entidad trasciende más allá de los ciudadanos, lo cual me parece genial. ¿Por qué digo esto? Porque he tenido la fortuna de escuchar las inquietudes y comentarios por parte de alumnos de bachillerato y he de decir que, aunque no participaron directamente en el proceso electoral anterior, su interés es excepcional y muy válido. “Profe, ¿usted qué cree que va a pasar con el Bronco?”, “Todo lo que ha prometido el Bronco, ¿a poco sí lo va a poder hacer?”, “Mis papás dicen que el Congreso le va a tapar todo al Bronco”.
Es indispensable que se mantenga el interés y que, con lupa, sigamos las acciones del nuevo gobierno, pues hipócritas seríamos nosotros si no buscamos la excelencia tras haberla exigido.
Aunque con algo de tendencia y juicios de valor, todos estos comentarios resaltan que, efectivamente, existe un legítimo interés por parte de los jóvenes, lo que se podría traducir en un sustancial aumento en la participación ciudadana y, por ende, en el retorno del involucramiento de la sociedad en la política, que no es otra cosa que la administración de nuestra propia convivencia (por más complicado que parezca). Este deseo de conocimiento y gusto por la política a nivel local representan un primer paso para aquellos que se refugiaban en la apatía generada por el constante desaire de los actores locales; y qué dicha que todo se dé en el amanecer de un nuevo mandato y no por circunstancias relacionadas con algún tipo de tragedia.
A involucrarse y participar, que se ocupa.
Es indispensable que se mantenga el interés y que, con lupa, sigamos las acciones del nuevo gobierno, pues hipócritas seríamos nosotros si no buscamos la excelencia tras haberla exigido. Si los partidos políticos aprendieron su lección, dentro de tres años podremos ver los frutos aquí en nuestro Estado. Por lo pronto, regocijémonos por esta nueva era, busquemos involucrarnos, y recordemos que este cambio representa la oportunidad de darle énfasis a un tema que por mucho tiempo fue abandonado. “A involucrarse y participar, que se ocupa”.
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