Originalmente publicado en: http://filodelamesa.blogspot.mx/2016/03/sabor-colombia.html
Prolongación Madero 4221 Ote., Col. Fierro, Monterrey
Precios: accesibles (con menos de 150 comes bien)
facebook.com/saboracolombiamty
Paisa, pásele a probar “comida de mi tierra” en Sabor a Colombia. Y es verdad, pues es un sitio muy frecuentado por la comunidad colombiana de Monterrey… y por los amantes de la buena cocina como nosotros.
En este local regentado por una familia de Bucaramanga (ciudad a 4 horas de la frontera con Venezuela), te atienden ellos personalmente para transmitirte la alegría y calidez de los colombianos.
Esto se refleja también, obviamente, en la comida. La cocina colombiana no es muy exótica ni elaborada, de hecho es parecida a las comidas corridas mexicanas, pero tiene un sazón muy especial que la vuelve rica y llenadora.
Por ejemplo, probamos la Bandeja Paisa (100 pesos), que incluye arroz, carne molida, frijoles, huevo frito, maduro (plátano frito), chorizo, chicharrón y para acompañar, aguacate y una arepita. Trae un poco de todo y es perfecto para familiarizarte.
Ahora, si realmente traes hambre puedes pedir el Calenta’o Criollo (90 pesos) que es básicamente lo que mi mamá siempre dijo que no hiciera con la comida: revolverla toda.
El Calenta’o es arroz con frijoles, carne desmechada, chorizo, maduro y yuca (prima de la papa), con un huevo estrellado encima para rematar y el tradicional aguacatito a un lado. Todo bien mezclado para hacer una bomba deliciosa y que realmente alimenta.
No me lo pude acabar, así que tuve excusa para volver a probarlo al día siguiente re-calenta’o en mi casa (nota: supo aún mejor).
Por otro lado están los caldos, como el Ajiaco Santafereño (90 pesos), que es una sopa hecha a partir de cuatro tipos distintos de papa, elote, alcaparras, pollo desmenuzado, crema y cilantro. Su sabor es realmente intenso, sin llevar ingredientes especiales; lo pediríamos dos veces si tuviéramos espacio. También se acompaña con arroz y aguacate.
Obviamente también se pueden pedir las tradicionales arepas (25 pesos c/u), empanadas de maíz, yuca o trigo (20 pesos c/u) y patacones (25 pesos c/u).
De las primeras probamos de queso, acelgas con queso y de deshebrada: todas deliciosas y suaves.
Las empanadas fueron de yuca, y los rellenos elegidos fueron pollo y carne, ambos mezclados con arroz y huevo. Muy reconfortantes, golpean directo en el hambre y la combinación es acertada.
De los patacones, que son como tostadas de puré de plátano frito, probamos el de pollo, muy sabroso también.
Todo lo aderezamos con ají, la salsa típica colombiana, que incluyen al centro. Ésta no es picante, pero tienen una versión que sí pica para quienes extrañen lo mexicano.
Un toque especial lo dan las bebidas, pues importan directamente las marcas de refrescos de allá: Pony Malta, Colombiana, Postobón… aquí si pueden probar sabores diferentes.
Y todavía más exóticos son los jugos que ofrecen como el de mora o el de lulo, en especial este último que sabe a naranja con kiwi (y con razón, nomás vean la foto de la fruta).
Antes vendían cerveza colombiana, pero por complicaciones de importación dejaron de hacerlo hasta nuevo aviso.
¿Volveríamos? Si al momento no han deducido que la respuesta es ¡sí!, algo hicimos mal al escribir esta reseña. Todo es delicioso, excelente trato, buenos precios; no le hace que el lugar sea pequeño y quizá haya que esperar para sentarse. El único detalle de la visita fue que por el calor insoportable tenían prendido el clima y todos los abanicos, detalle que el comensal agradece pero no así la comida, que se enfrió rápido, pero eso se soluciona apuntando los minisplits hacia el techo.
Recomendamos: nos quedamos con el Ajiaco Santafereño: es adictivo, reconfortante y sin llevar nada del otro mundo. Con este platillo valdría la pena una segunda visita, y tercera, y cuarta… Estén atentos, ya que también hay platillos del día que varían, y para mediados de abril traerán un panadero colombiano para ofrecer panes autóctonos. Habrá que probar.
Esta esquina culinaria amarilla, azul y roja merece ser conocida entre los comensales regiomontanos, sus puertas están abiertas para compartir con nosotros los goles de James Rodríguez, una buena taza del rey del café, música sabrosa y comida todavía más.
Vayamos a darles la también enorme hospitalidad regiomontana, pues en Sabor a Colombia nos recibieron como en su casa para dejarnos completamente… al filo de la mesa.
¡Hasta el próximo corte!…