Hacerse güey también cansa

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Amigas, estoy muy contenta porque regresó a casa nuestro neoliberal favorito, Luisito Videgaray. ¡Sí, nuestro querido hombre de Malinalco está de vuelta! Me da mucho uusto porque estaba muy desaprovechado vagando por ahí, es un hombre de familia y esa mansión de Malinalco no se paga sola, amigas.

Ustedes porque no han salido de San Agustín ya creen tenerlo todo y no es así, este hombre ya ha conseguido casi todo lo que un político mexicano pudiera soñar, pero no todo ha sido miel sobre hojuelas…




Después de la sacudida que le dieron de la SHCP se hablaba de la caída política de Luisito, ya lo hacían viviendo debajo del Periférico o hablando de política en algún programa nocturno de opinión y análisis que nadie ve…

Amigas, hacerse güey también cansa. Mientras no tuvo jale, Luisito, aprovechó para prepararse, aprendió a cortar el césped de su castillo personal, contar chistes en el Zócalo por algunas monedas y así mejorar sus habilidades interpersonales, hasta otomí aprendió mientras junto con la nana cuidaba a sus hijos… pero Luisito estaba para más, mínimo de maestro de inglés para el Primer Copete de la República.

Luisito estaba viendo muy a gusto su programa Sabadazo cuando le llegó la llamada del teléfono rojo para presentarse al día siguiente a trabajar.

De ahí que haya salido con esa barba a medio rasurar y diciendo que él venía a aprender, seguro que no sabía ni a que puesto lo habían llamado, Relaciones Exteriores, Sagarpa, Fundación Colosio… lo que sea es bueno, a quién le importa.

No faltan esos resentidos hijos del lopezportillismo y esos imberbes millennials que aun traen la leche en los bigotes que me lo acusan de ser oscuro, corrupto, gris, tecnócrata, neoliberal y derechoso.

¿A quién querían? Las únicas opciones eran Luisito y Mario “el Chueco” Villanueva, que en sus años en el bote gringo ya aprendió inglés. Estos millennials aparte de gueyes, ilusos… esto es México, si no nos gustara tanto la improvisación política, seríamos suizos…

No queridos, Luisito aparte de ser egresado del MIT tiene el Whatsapp del cabeza de queso Oaxaca que todos sabemos quién es y eso ni Obama.

Luisito es brillante, abusadillo, nadie sabe y quizás nadie sabrá que negoció con Trump para hacer aquella famosa visita.

Aun así, estoy segura que Luisito aplicando la vieja confiable del folclor priista tan divertido le prometió a don Trump, lavadores de coche, cocineras, jardineros, boleros, franeleros para la Casa Blanca, tortillitas recién salidas del nixtamal 24/7 y sus quesadillitas de huitlacoche light para doña Ivanka y doña Melania.




Caray, si paisanos sobran para hacer esos trabajos y la filosofía lopezportillista inventó más castas y tipos de servidumbre que ni los de House of Cards imaginan.

Grande Luisito, en mi tienes una amiga y las chicas del té canasta de la Nati siempre estaremos contigo.

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