El Efecto Tendencia y los riesgos de la desinformación

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El pasado 18 de Enero del 2017 Monterrey vivió uno de sus capítulos más tristes, luego de que al amanecer se diera a conocer que un joven de 15 años abriera fuego contra sus compañeros y su maestra dentro de las instalaciones de su escuela. Pero mucho se ha hablado ya de esto, y no es específicamente este trágico suceso sino algunos elementos que lo rodean, lo que me lleva a escribirles el día de hoy.

Si bien, al momento de redactar estas líneas, aún se desconocen los motivos exactos que llevaron a este joven a accionar el gatillo, las siempre inquietas redes sociales rebosaron el día de ayer de teorías intentando esclarecer lo sucedido. Es precisamente aquí donde reside el tema principal de este artículo.




En las últimas horas seguramente muchos de ustedes habrán escuchado hablar sobre grupos en Facebook que se adjudicaron el siniestro; screenshots de conversaciones en Whatsapp en las que el ahora occiso pedía a algunos de sus amigos no asistir a la escuela al día siguiente, o aún peor, que lo haría para ganar la administración del grupo. Incluso un enlace a un foro de Internet donde publica sus intenciones y es alentado por el resto de los usuarios.

Pero, ¿qué logra todo esto que en primera instancia podrían parecer solo rumores?

La mañana del día de ayer estábamos ante un terrible acto, perpetrado sin embargo por un menor de edad con alegados problemas de depresión, un alma que debía servir de ejemplo para atender y prevenir futuros casos similares. Luego de 24 horas y gracias a la viralidad fomentada por las redes sociales y los medios de comunicación de toda esta supuesta evidencia que no logra más que distorsionar la realidad, llegaron a llamarlo un sociópata con intenciones deplorables.

¿Cómo es que en menos de un día la percepción de la gente ante un supuesto cambio tan radicalmente? ¿Cómo logramos castigar no solo al menor, si no a su familia, sin evidencias?

Ese es precisamente el efecto tendencia, que actúa como una mentira repitiéndose tantas veces hasta que se vuelve verdad. Vivimos épocas donde ser tendencia se ubica por encima de factores fundamentales para el correcto funcionamiento de una sociedad como el respeto o la dignidad. Todo mundo quiere ser un #, sin importar a costa de que.




Estos grupos en Facebook que se adjudicaron el trabajo intelectual del terrible ataque perpetuado el día de ayer se fundamentan en la sátira, el humor negro y la polémica. El reconocimiento es lo que buscan, y nosotros se los dimos, como se lo hemos dado a decenas de #Lords y #Ladies en los últimos años. Los hemos vuelto figuras. Les hemos dado fama, dinero y un lugar en nuestro álbum de héroes efímeros. Pongamos un alto a esto.

¿Que logramos con todo esto? Dañamos aún más la imagen de un menor y su familia que aún velan por el duelo y la tragedia. Fomentamos confusión en las familias de las víctimas.

No seamos participes de esto. Los hechos son claros. Los motivos por otro lado, aún mantienen su categoría de supuesto. Pensemos antes de divulgar. Analicemos lo que vemos en la red antes de compartir. No todo es real, pero todo tiene consecuencias. Aprendamos a distinguir, informémonos. El internet es una herramienta muy útil para despejar nuestras dudas si sabemos utilizarla con inteligencia.

La desinformación puede ser más peligrosa que la ignorancia.

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