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“Vendí mi propiedad para salvar a mi hijo”, dice padre ante escasez de medicinas

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Recientemente Animal Político publicó un reportaje corto que habla sobre las dificultades de vivir bajo la escasez  y marginación de millones de mexicanos mientras enfrentan a otro de los peores villanos de la humanidad: el cáncer.

La historia que se cuenta es de Marcos Vallejo, quien es un campesino de 32 años nacido en una ranchería bastante pobre en una región de la Sierra de Zongolica, en la zona de Altas Montañas de Veracruz; hoy habita en Chilapa, con su hijo Rigoberto de 8 años y su esposa, no obstante, su vida y la de su familia cambió para siempre cuando escucharon la palabra leucemia por primera vez; fue cuando entendieron la gravedad de esta enfermedad que se extiende por el organismo del pequeño librando la batalla.

Marcos comenta en el reportaje que el trabajo se reduce a tres opciones en el pueblo de Chilapa: emigrar a los Estados Unidos (así lo hace la mayoría); ir con los conocidos para preguntar si tienen algún trabajo de albañilería en alguna localidad vecina cercana; o salir al campo, en donde se recolectan flores y follaje para ser vendido en ciudades como Orizaba o Córdoba, lo que deja un poco más de 150 pesos a la jornada; un salario que evidentemente es ridículo a comparación de los gastos que requiere el pequeño Rigoberto para continuar librando su lucha.

Marcos no tuvo de otra: vendió gallinas y demás animales que tenía por ahí sueltos, así como un pedazo de terreno para poder enfrentar esta pesadilla que dio inicio el 28 de febrero del 2019; de acuerdo a sus palabras, al no tener seguro social, después de decenas de consultas en farmacias y viendo que el paracetamol y los jarabes no funcionaban ante la calentura en la que se sumergía el pequeño, lo llevó a una unidad médica de su ranchería, donde le comentaron que el padecimiento que sufría Rigoberto requería de estudios mucho más completos para hacer un diagnóstico, el único problema es que estos estudios se debería de hacer por fuera ante la falta de infraestructura y la cotización no bajaba de los 40 mil pesos.

Tuve que pedir prestado y vender muchas cosas para atender a mi hijo -dice el campesino. (…) Lo primero que vendí fue mi propiedad”, comentó.

Sin embargo, el niño no mejoró. Ante el inatinado diagnóstico, se ponía cada vez peor con el paso de los días, y aún no se sabía con certeza cuál era el mal que lo mantenía tan débil. 

No fue hasta que en la última de las visitas a la clínica local, un doctor lo tomó y le aconsejó que ya no hiciera más estudios y que mejor lo llevara de inmediato al Hospital Regional de Río Blanco. 

Marcos siguió contando que allí le hicieron nuevos estudios a Rigoberto, de forma gratuita y al poco tiempo escuchó por primera vez de la boca de un oncólogo una frase que lo dejó marcado hasta la fecha: “tu hijo tiene leucemia y está grave”. 

Cuando el doctor nos explicó que es un cáncer en la sangre, nos agarró en un momento muy tímidos, sin saber nada. Nunca nos imaginamos que una enfermedad así de grave podría dañar a nuestro niño. Fue algo muy difícil de entender, algo que uno no quisiera creerlo“.

Marcos, su esposa y Rigoberto se dirigen ahora a las sesiones de quimioterapia en el Hospital Regional de Río Blanco, ubicado a unos kilómetros de Orizaba. Ahí se toma una camioneta colectiva que va por la empinada vereda, dejando atrás demás rancherías y pueblos, llenos de casitas de lámina y paredes de madera, ya desgastada por la humedad en la altitud. Llegan al fin, desde las faldas de Citlaltépetl; un volcán activo, el punto más alto de México conocido como El Pico de Orizaba.

Sin embargo, regresando al momento del diagnóstico, Marcos y su esposa no comprendían, no solo la gravedad del padecimiento, sino la magnitud de los gastos que se les avecinaba, sin contar el préstamo que ya tenía encima. Todo para comprar estos extraños medicamentos como la Vincristina o el Methotrexate, que pueden tener un costo por arriba de los 4 mil pesos por dosis, más las quimioterapias de más de 40 mil pesos.

La pesadilla comenzaba, pero llegó un poco de alivio

Después de gastar el salario de una jornada en varios taxis rurales colectivos, caminando por los pasillos del Hospital de Río Blando, Marcos relata que se sintió desorientado y aturdido por el impacto de la noticia que les dio el pediatra, así también sintieron incertidumbre de cómo afrontarían los gastos para salvar a su hijo.

No fue hasta que una de las mamás que también estaba en ese momento en la planta de Oncología Pediátrica del Hospital los calmó un poco y les pidió bajar al primer piso junto al comedor. Allí se encontraba la asociación civil Orizaba Propone que ayuda actualmente a más de 120 niños de la sierra de Zongolica con albergue, comedir, análisis y medicamentos oncológicos. Allí, junto al comedor, trabaja la AOPAC, por sus siglas, que es una asociación sin fines de lucro que lleva 30 años ayudando a cientos de niños con leucemia y otros cánceres, que al igual que Rigoberto y sus padres, viven en la zonas alejadas de la sierra en pobreza extrema.

Para Marcos y su familia, la AOPAC fue un verdadero salvavidas. Ya que de inmediato, la fundación incluyó a Rigoberto en su programa de niños con cáncer y ayudó a su familia a inscribirlo al hoy extinto Seguro Popular, en el seguir de gastos catastróficos que, por lo que decía la ley, debía procurarle atención y medicamentos gratuitos.

Fueron tres meses lo que duró el proceso para la inscripción en el Seguro Popular, y en ese intermedio, la fundación compró los medicamentos y cubrió sus estudios, para poder combatir al cáncer lo antes posible.

El trabajo entre el Hospital y la fundación consistía en que el Hospital proporciona la torre pediátrica de oncología, dos oncólogos especialistas, enfermeras, y los medicamentos que llegaran a través del Seguro Popular. Mientras que la fundación apoya con un albergue para los padres que bajan de la sierra puedan dormir en Río Blanco el tiempo que los menores estén en tratamiento, con un comedor gratuito en el Hospital, y con el apoyo en el suministro de medicamentos cuando no lleguen suficientes por medio del Seguro Popular.

El problema, de acuerdo a la señora María de los Ángeles Pírez, presidenta de la AOPAC, es que la llegada del nuevo Gobierno Federal en 2019, significó que el de por sí débil Seguro Popular comenzó a dejar de surtir muchos medicamentos al Hospital, hasta llegar a “una situación crítica de desabasto con la entrada el 1 de enero del nuevo INSABI.

Es por eso que hoy, de acuerdo a Pírez, es la fundación y no el Estado la que está asumiendo el desgaste de más de un millón 300 mil pesos solo entre octubre y diciembre del año pasado, de comprar prácticamente todos los medicamentos, más estudios y análisis para que, literalmente, los niños con leucemia no se mueran.

No sé qué está pasando con los gobiernos. Lo único que sé es que cuando voy a la farmacia del Hospital con mi receta, siempre me dicen lo mismo: no hay medicamento, tiene que comprarlo por fuera“, denuncia Marcos.

No están haciendo política, sólo quieren medicamentos

Marcos insiste que él no tiene nada que ver con la política, así lo ha dicho cuando se le cuestiona por lo que expresa desde diversas instancias del Gobierno, que acusan que el desabasto en varios estados se debe a redes de intereses que no quieren la “transformación del país“.

Lo único que queremos es que el Hospital tenga el medicamento y que no tengamos que batallar todos los días para conseguirlo, porque de eso depende las vidas de nuestros niños“, dice Marcos.

En el mismo sentido, también se les ha pedido a los padres que se trasladen al Centro Estatal de Cancerología (Cecan) en Xalapa, a casi 150 kilómetros de distancia, por lo que Marcos también exige que se continúe como se tenía antes.

Muchos padres no podríamos llevar a nuestros hijos hasta Xalapa. Imagínese, si bajar de la sierra a Río Blanco ya es un gran esfuerzo para nosotros, ahora súmele que allá no tendríamos una fundación que nos apoye con albergue, comida, y medicamentos, como la AOPAC. ¿Cómo le haríamos? No, no se puede. El Gobierno nos tiene que dar los medicamentos en el Hospital de Río Blanco“.

Por su parte, el presidente López obrador y el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, prometieron que se están atendiendo las denuncias por esta situación en el país que, además de Veracruz, también se sufre en por lo menos 7 estados más.

Con información de Animal Político