En los últimos días hemos escuchado un sinfín de críticas, opiniones y diversos comentarios sobre el sonado caso del “cambio” de FM a AM de Opus y la llamada ahora Radio Libertad en el 102.1 de FM.
El tema es algo escabroso por las diferentes aristas que tiene. Por un lado está el lobby cultural del estado que llama a la resistencia, llama a una “lucha” en la defensa de la estación original. El entrecomillado del párrafo anterior es que la acción del gobierno de Jaime Rodriguez es clara en sus intenciones: Tenemos que tener una radio de autopromoción. El mandar a AM a Opus es una señal del desdén que se tiene en el gobierno estatal por los contenidos, metas y objetivos que tenía Opus.
Ricardo Guerra, columnista de Altavoz MX, decía con toda la razón: “El tema se puso interesante en las redes sociales. Salieron los cultos y los no tan cultos. Los gritones, pero también los reservados”.
Sin embargo, difiero con muchos analistas y con lo que el mismo Ricardo sugiere de que los contenidos de Opus tienen/tenían una horizontalidad de cobertura en el público. La música clásica siempre ha tenido un público de cierto estatus social y cierto nivel académico. Lo que digo es fácil de demostrar mediante una encuesta estratificada en cada municipio del área metropolitana de Monterrey. Contra lo que muchos quisieran escuchar los radioescuchas de Opus se encuentran en determinadas zonas de la ciudad y gran parte de la ciudad jamás siquiera se enteró de su existencia.
El segundo entrecomillado de lucha es por la hipocresía en estos días por promotores culturales en diversos periódicos y espacios digitales. ¿A qué me refiero con hipocresía? A que gran parte de estos “luchadores” son verdaderos mantenidos del erario público y parásitos del sistema (abundan muchos de estos en Conarte…) Sí, hay que luchar porque el gobierno ignorante del estado restaure a su lugar original a Opus y no solo eso, sino que brinde mayores espacios al rubro en un estado donde la cultura está para unos cuantos y la oferta históricamente ha sido limitada en todas las Bellas Artes.
La lucha de los verdaderos activistas que innovan y que brindan al ciudadano promedio la posibilidad de conocer y explorar. Sin embargo, los verdaderos activistas rara vez tienen reflectores porque los privatizadores de recursos públicos tienen influencia en la prensa local.
He aquí el meollo del asunto, gran parte del revuelo de Opus que al ciudadano promedio del estado poco le afectó, fue creado por muchos de estos “luchadores” y sus amigos en la prensa.
Usted lector me dirá ¿Entonces estás diciendo que cambios en Opus no afectan en nada al ciudadano promedio? De inicio la respuesta es no, por lo mencionado anteriormente. Sin embargo, a largo plazo el daño es terrible. ¿por qué? Porque si de entrada, la oferta es mínima, ahora la oferta es limita aún más.
Bien mencionan compañeros columnistas que utilizar la frecuencia con fines de propaganda de gobierno es un error. Sin embargo, hay que detener esa mala costumbre local de depender exclusivamente en el Estado como único garante de cultura. La iniciativa privada sabe que puede ser rentable o no el difundir música clásica en FM. No tengo duda que hay en la ciudad inversores culturales que pueden llevar estos contenidos a FM y que puedan revivir a Opus de otra manera. La cultura debe ser para todos…. En FM, AM, en todos lados y sin límites.
Lo dicho, dicho está.