En México, la desigualdad y violencia de género son de las principales problemáticas que afectan la integridad de las mujeres. Por ello, cada 8 de marzo miles de mexicanas, a menudo separadas por estatus sociales y económicos, se unen, con el fin en común, de hacer valer sus derechos.
Desde un punto de vista empresarial, existe también una considerable brecha de género. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOE), al cuarto trimestre de 2022, en México residían 128.9 millones de personas, de las cuales 67.0 millones eran mujeres. Es decir, las mujeres representaban el 52.0 % de la población total del país. Por otro lado, según las estadísticas del ENOE en su comunicado de presentación núm. 141/23 del pasado 2 de marzo del 2023, en enero de este año, la Población Económicamente Activa (PEA) fue de 60.2 millones de personas de 15 años y más y, al hacer una distinción por sexo, la tasa de participación de los hombres fue de 76.4 % y del 45.9% en las mujeres.
Sin embargo, la representación de las mujeres disminuye conforme al nivel jerárquico empresarial. De acuerdo con las investigaciones realizadas por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la participación de las mujeres en la plantilla laboral de las empresas listadas en la bolsa mexicana de valores corresponde al 36% y se reduce a 21% en direcciones de áreas jurídicas, a 10% en direcciones de finanzas y a 4% en la dirección general.
Si bien, las mujeres son mayoría en la población mexicana, su participación económica y representación en puestos directivos, se encuentran por debajo del porcentaje de los hombres.
El no involucrar a las mujeres en el mercado laboral afecta en el crecimiento económico del país. Por ello, es importante tomar las medidas necesarias para disminuir la brecha de género y sumar la participación femenina en el Producto Interior Bruto (PIB) de México.
Como emprendedora y mujer, considero importante que las empresas generen políticas de contratación que prevengan la discriminación, así como implementar planes de carrera con perspectiva de género, pagar sueldos correspondientes al puesto, sin hacer una distinción por sexo y crear políticas para prevenir y/o hacer frente al acoso laboral.