El paraíso se vuelve a pintar de sangre

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Texto en colaboración con Dafne Willis, estudiante de Relaciones Internacionales y feminista interseccional.

@DafneWillis

Lo sucedido este fin de semana en Quintana Roo es imperdonable. Pero tristemente, no es nuevo. El paraíso que tú ves en fotos y redes, hoy vuelve a ser noticia por la tragedia.

Empecemos hablando de Victoria. Seguramente ya lo viste en las noticias. Una mujer salvadoreña, de 37 años y madre de dos, que perdió la vida la tarde del sábado a manos de cuatro policías de Tulum que, insensiblemente, la sometieron y ahorcaron con fuerza desmedida. No se murió. La mataron. Le arrebataron la vida.

Duele, y mucho. 

También hoy recordamos a Karla. Mujer de 29 años a la que le arrebataron la vida el mismo fin de semana en Holbox, isla paradisiaca al norte del estado, siendo ella el primer caso de feminicidio en la historia de la isla. El taxi que ella conducía fue encontrado flotando en el mar. 

Te acordarás del 9 de noviembre, día en el que una vez más Quintana Roo fue noticia debido a la tragedia. Estos hechos, y muchísimos más, son los que marcan a México como un país represor, agresivo, dañado y roto.

Estos eventos tienen causas que lleva cargando el estado y la sociedad por cientos de años. Fue un acto de un estado fallido, en el que la opresión es su solución. La ineficiencia para capacitar fue la causa que se debe y puede solucionar de manera más concreta, directa y rápida. Pero ese cambio no puede detenerse ahí, tiene que haber una reestructuración social y sistemática en el que las personas despierten, y respeten. 

Se debe pensar en un cambio completo desde la manera en la que educamos y enseñamos a nuestros hijos e hijas, hasta la manera en la que se practica la política y el gobierno en nuestras ciudades y nuestro país. El machismo que podemos ver en la vida cotidiana tiene que parar. No es normal que 10 mujeres al día sean víctimas de feminicidio. El estado está obligado a protegernos y al fallar tiene que transformarse. El sistema debe evolucionar, la impunidad tiene que detenerse y los grupos minoritarios necesitan poder disfrutar de una vida digna y sin violencia de ningún tipo. 

El acto en contra de Victoria Esperanza Salazar fue un asesinato provocado por la brutalidad policiaca. Merece ser nombrada y honrada. Ella es una de los y las miles de migrantes que son discriminados, de las miles de mujeres asesinadas y agredidas en México. Lo sucedido en Tulum fue un acto de xenofobia, de racismo, clasismo y machismo. Fue un reflejo de los valores de la sociedad mexicana. Sería erróneo e hipócrita no reconocerlo y aunque sea incómodo escucharlo, se debe mencionar para poder cambiar. El paraíso es selectivo, sólo para los más privilegiados. Las personas que no cumplen con los requisitos normalizados por la sociedad no son respetadas, no tienen oportunidades, son oprimidas y son reprimidas por los sistemas que deberían estar ahí para protegerlos.

El atentado en contra de Karla Moguel en Holbox fue un feminicidio más para el gobierno, y para la sociedad apática en la que vivimos. Fue visto como una noticia común, como un acto que ya no suena tan trágico por la cantidad de veces que ha pasado. Pero no es normal, no es una noticia más ni una cifra más. Fue una vida entera que, como muchas otras se llevó la cultura machista de este país, la actitud indiferente de nuestra sociedad y la ineficiencia de nuestro gobierno. 

Si no cuestionas tus actitudes, si no cuestionas las actitudes de tu círculo y de tu ambiente entonces eres responsable de lo que está pasando. Se debe actuar para poder lograr un cambio, dejar de darle la espalda a la situación que viven las mujeres cada día. Usa tu voz y la posición que tengas para hacer el cambio que puedas. Infórmate, aprende, cambia y exige para poder lograr que todas las ciudadanas de México y el mundo vivan una vida digna, libre de violencia y libre de miedo.

Hoy, el paraíso se pinta de sangre, otra vez. Que quede grabado en nuestra memoria, para que sociedad y gobierno comiencen a hacer lo que les corresponde. No es normal lo que se vive. Es horroroso y trágico. Que no se olvide y que no se perdone. Recordamos las vidas de Karla, Victoria y todas las que ya no están para que esto no vuelva a suceder.