El mundo miraba atento cómo se desenvolvían los conteos en Estados Unidos desde el martes hasta el sábado. Si bien a mediados del miércoles ya podíamos empezar a visualizar a un claro ganador, la incertidumbre permanecía en quienes seguían de cerca el proceso.
A las 11 de la mañana del sábado, se terminó de gestar lo ya inevitable: Joseph R. Biden era declarado ganador de la elección, convirtiéndose en presidente electo. A pesar de que el Presidente Trump no ha concedido la elección, argumentando un inexistente fraude, una gran cantidad de líderes del mundo ya han llamado a extenderle sus felicitaciones al presidente electo y a la vicepresidente electa Kamala Harris. Entre esos líderes se encuentran Emmanuel Macron, Justin Trudeau, Pedro Sánchez, por mencionar algunos.
Algunos de mis pensamientos respecto a esta semana histórica son los siguientes.
Joe Biden no llega a salvar a Estados Unidos o al mundo. Estamos viendo a un país profundamente dividido y lastimado. Trump, aún perdiendo, acumuló más de 70 millones de votos, siendo ejemplo claro de la polarización que su administración dejó.
Biden ganó de la mano de un discurso de unidad. Fue el candidato que prometió restaurar el espíritu de Estados Unidos, y de regresarle su decencia. Bajo este juramento a sus ciudadanos, deberá actuar para conciliar, para reunificar. Las divisiones no podrían ser mucho más profundas.
Los movimientos sociales y la pandemia moldearon la política de Estados Unidos. Los ciudadanos votaron por el Partido Demócrata buscando que se haga justicia y que se ponga en marcha algún plan concreto para controlar el aumento de casos en el país, que ya es de más de cien mil positivos diarios.
La salida de Trump le hace bien al mundo. Justo esta semana Estados Unidos salía del Acuerdo de París, mismo al que Biden y Harris prometieron regresar al inicio de su administración. La cooperación de esta superpotencia es esencial para poder avanzar considerablemente en temas de protección ambiental. Es importante para todo el mundo contar con Estados Unidos en este tipo de esfuerzos.
También es un paso rumbo a gobiernos más diversos. Biden ha prometido construir el gabinete más diverso de la historia, para que se asemeje a la realidad social del país que gobernará. Además, Kamala Harris será la primera mujer, la primera persona de color y la primera descendiente de la India en ser vicepresidente de Estados Unidos.
Por fin, dejaremos de escuchar que el Presidente de nuestro principal aliado nos insulte constantemente en público. Si bien Andrés Manuel López Obrador no ha felicitado al ganador, esperamos que se pueda establecer una relación de cordialidad, cooperación y respeto.
Definitivamente no existe fraude, y te explicaré por qué.
En primera, los demócratas han invitado a sus simpatizantes a votar por correo durante meses, para minimizar el riesgo de contagio y poder agilizar su proceso de participación ciudadana. Por el otro lado, los republicanos siempre prefirieron votar el día de la elección, sin hacer uso de la opción por correo.
El conteo de los votos se hace de diferentes formas según cada estado. Por ejemplo, en Florida se contaron primero los votos por correo, razón por la cual Biden tuvo ventajas de cientos de miles de votos en ciertos puntos. Después se contaron los votos presenciales, con los que Donald Trump volteó la tendencia y se llevó los 29 votos electorales del estado.
En Pennsylvania, que fue el centro de atención de la elección, se contaron primero los votos presenciales y posteriormente los votos por correo, porque así lo decidió el Congreso de ese estado, de mayoría republicana. Por eso es que Joe Biden lentamente revirtió una desventaja de trescientos mil votos para ganar. Básicamente, al Partido Republicano le salió contraproducente la medida.
Después, podemos recordar que en el recuento solicitado en Wisconsin en 2016, sólo hubo una variación de aproximadamente 130 votos más para Trump. Cosa que claramente no es suficiente para revertir desventajas como las que ya tiene. Si no hay pruebas sólidas e irrefutables de fraude, las cortes no podrán hacer nada por él. (Spoiler: no hay ninguna prueba concreta aún.)
Y por último: los demócratas no están teniendo un gran desempeño en las urnas. A pesar de ganar la presidencia, no lograron recuperar el Senado, que en el mejor de los casos acabará 50-50, y además perdieron muchos asientos en la Casa de Representantes. El gobierno a partir de 2021 estará aún más dividido que ahora.
Joe sabe que es un presidente de transición. Llegaría a la siguiente contienda con 81 años, por lo que se espera que sólo cumpla un término, en principio. Sin embargo, puede ser suficiente para establecer las bases de un proceso largo de unificación, de progreso y de estabilidad que, consecuentemente, impactará en México y en el mundo.