Un fenómeno se repite cada vez más en redes sociales. Repentinamente aparecen por todos lados personas que saben de todo y denostan sin contemplaciones el esfuerzo o trabajo de quien sea. No importa si la persona a quien critican ha invertido décadas capacitándose o tomando experiencia en alguna disciplina. Para los sabios de las redes eso no tienen ningún valor y a su juicio experto los demás siempre hacen las cosas mal y ellos tienen la solución para todo.
No importa que su experiencia se limite a publicar contenido en redes sociales y su conocimiento provenga de lo que encuentran en google o, si bien nos va, de lo que leyeron en wikipedia. Estos personajes opinan sin descaro de lo que sea. Desde economía, salud, energía hasta de fútbol o incluso, si el tren del mame del momento es ese, hasta de física.
Por supuesto que todo mundo tenemos derecho a un opinión, pero vale la pena reflexionar si esa opinión tiene el mismo valor que la de los expertos a quienes estos sabios de sofá, sin contemplación, señalan de mentirosos, ignorantes, criminales, pen$&#* o hasta vendidos.
Vale la pena reflexionar si una búsqueda en google vale lo mismo que un doctorado. Si 500 mil seguidores en una red social son equiparables a 10, 20 0 30 años de experiencia ejerciendo cualquier profesión u oficio. Vale la pena reflexionar si lo que dice un “influencer” sobre cualquier cosa tiene el mismo valor que tiene la opinión de un experto reconocido en un campo específico.
Que cualquier se atreva a opinar de cualquier cosa no es el problema, lo lamentable, lo alarmante es que le creemos a cualquiera que habla sobre cualquier cosa y despreciamos, en base a lo que estos sabios de las redes dicen, a las personas que invirtieron años de su vida ganando experiencia para ejercer, COMO EXPERTOS, una profesión u oficio.
Y así un día escuchamos al que denosta a un médico y recomienda, contra su opinión, que no te tomes tal medicina. Al que nos dice qué debe hacer el país con el petróleo o al que tiene la solución para acabar con la pobreza o con el coronavirus. Repito, los alarmante no es que quien sea tenga su opinión, lo alarmante es que la gente le crea a cualquiera, esa es la plaga que como sociedad nos está llevando al precipicio.
Tal vez tengamos que empezar a pensar en un solución, así como twitter ya lo hizo con Trump al ponerle una etiqueta de “potencialmente engañosos” a su comentarios, o como google hace al etiquetar como tal a un anuncio. Se me ocurre una etiqueta para utilizar cada que se identifique a alguien opinando sobre algo de lo cual no tiene conocimiento experto:
Opinión de un amateur. ¡PELIGRO!