Mascarillas, geles y guantes protagonizaron este lunes el regreso de las terrazas y la apertura de los comercios en media España, tras casi dos meses de confinamiento que ahora solo se aplica a parte del país, y con la amenaza de un importante repunte de la pandemia si no se siguen las recomendaciones sanitarias.
El 51 por ciento de los españoles iniciaron hoy la llamada fase 1, de mayor relajación de las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar la expansión del coronavirus, con 373 nuevos contagios por Covid-19 en las últimas 24 horas, el número diario más bajo desde el pasado 9 de marzo, y con 123 fallecidos, según las cifras oficiales.
Los datos son favorables y permiten deducir que se está en la última fase de la transmisión, pero también ante un riesgo importante de repunte, como los ocurridos en Corea del Sur y en Alemania, advirtió el epidemiólogo Fernando Simón, portavoz sanitario para la pandemia, en su habitual rueda de prensa.
Se debe tener aún mucho cuidado, porque si no se hacen las cosas bien puede pasar como en esos dos países, redundó el experto, que incidió en la necesidad de seguir extremando la precaución.
En esta nueva fase 1, aunque el Gobierno continúa recomendando el trabajo en casa siempre que sea posible, se reanudaron numerosas actividades y servicios, aunque con condiciones, como la limitación de la asistencia, el mantenimiento de la distancia de seguridad entre personas, fuertes medidas de higiene, protección personal y desinfección frecuente de instalaciones y puestos laborales.
Reabrieron las terrazas de bares y restaurantes, tan apreciadas por los españoles, pero siempre con la mitad del aforo permitido y un horario reservado a la tercera edad por ser población de riesgo.
También los comercios de superficie inferior a 400 metros cuadrados, que deberán realizar, como mínimo, dos labores de desinfección diarias.
Reabren además hoteles y alojamientos turísticos, aunque sin ofrecer comida en el interior; los espectáculos culturales con aforo limitado y los gimnasios y centros deportivos con un entrenador por grupo y desarrollando ejercicios que no impliquen contacto físico.
En cuanto a las relaciones sociales, se permiten reuniones de hasta diez personas en espacios públicos y privados con las adecuadas medidas de distanciamiento social, además de la reanudación de actividades religiosas, que podrán tener un 30 por ciento de su aforo habitual.
En las provincias de fase 1, se permiten los desplazamientos por el territorio.
Pero las grandes áreas metropolitanas de Madrid, Barcelona y Valencia, junto con otros territorios, quedaron por ahora fuera y siguen en la fase 0, mucho más restrictiva.
Después de dos meses en los que el tiempo se había detenido, todo empieza a moverse, dijo Mónica, una joven del personal sanitario, desde Las Palmas de Gran Canaria, capital de una de las islas españolas que ya disfrutan de la fase 1 del desconfinamiento.
“Antes salía a la calle y no veía a nadie, pero hoy las terrazas estaban llenas. La gente sentada, pero respetando el espacio, y muchos otros de pie tomándose el cafecito. La actividad es normal, gente en los bancos, comercios abiertos, con el aforo limitado, la gente haciendo cola para entrar”, explica.
También se han reactivados otros servicios, como las consultas médicas privadas, interrumpidas durante la cuarentena, pero con cita previa y unas pautas a seguir, como el uso de calzas en la consulta, gel para la desinfección de las manos, guantes y mascarillas, indicó Mónica, quien hoy retomó sus visitas a la dietista.
En Logroño, la capital de La Rioja (norte), la región de España más afectada por la pandemia en relación a su población, Begoña quería aprovechar la fase 1 para tomar un café con sus primas, a las que llevaba mucho tiempo sin ver, pero abandonó la idea al ver que en varias terrazas la gente se juntaba más de lo debido, sin respetar distancias.
“No es obligatorio llevar mascarillas, pero si te vas a juntar con otros es mejor llevarlas y tener cuidado”, afirmó la funcionaria, cuya hermana es enfermera y conoce de primera mano los riesgos de la pandemia.
También residente en Logroño, María aprovechó el inicio de la fase para recorrer los 25 kilómetros que le separan de su abuela Gloria, de 89 años, a la que no veía desde hacía más de dos meses.
“Hemos mantenido la distancia de seguridad, y me dio mucha pena no darle un beso ni abrazarla, pero creo que era lo correcto. Hay que protegerla. Al menos nos hemos podido ver. Hay que ver lo positivo y estoy muy contenta”, explicó a esta agencia.
(Fuente: EFE)