En los últimos dos meses, el pueblo mexicano se ha visto en la forzosa necesidad de enfrentarse a la ya conocida pandemia mundial de Covid – 19. Sin embargo, a pesar de la existencia de esta enfermedad y de la severidad de la misma, existen otros problemas que aquejan a los mexicanos. Entre ellos: una tasa de desempleo que no para de crecer.
Pareciera que se trátase de otra pandemia, pero en el último mes los niveles de desempleo han experimentado una pendiente incluso mayor que la del número de contagiados. A la fecha, en México se tiene conocimiento de 27,634 casos de coronavirus. Sin embargo, de acuerdo a Banxico la cifra de desempleados ya supera los 700 mil.
Para darnos una idea del panorama completo, es importante señalar que en el 2019 a nivel nacional se generaron 342,077 empleos formales. Esto quiere decir que en “lo que ha durado” la crisis del coronavirus en nuestro país, más del doble de los empleos generados en el año pasado se han perdido. Las repercusiones de esto son innumerables. Y es que además de lo difícil que se ha tornado la situación, muchos mexicanos han tenido que elegir entre su derecho a la salud y su derecho al trabajo.
La pregunta aquí es, ¿de qué se van a sostener los hogares de los 700 mil mexicanos que se quedaron sin empleo? Y por otra parte, ¿cómo afrontaran la pandemia?
En esfuerzos por negociar respecto a medidas para promover la reactivación económica, el Consejo Coordinador Empresarial presentó en días pasados un plan con diez puntos a seguir. Tristemente, esto solo dejo ver que preponderantemente quien ha tomado la iniciativa por hacer algo ante esta situación y sus posibles repercusiones, es el sector privado. Por parte de la Administración Pública Federal se habla de un fondo de 3 millones de pesos para apoyar, a través de créditos de 25 mil pesos tanto a empresas formales como informales. Siendo muy honestos, ¿qué nomina de empleados se cubre con 25 mil pesos?
Hay una particularidad muy significativa en los comunicados e incluso en los discursos que vemos día a día. Desde que todo esto comenzó pareciera que hay una “guerra” por motivar o hacer creer que todas las empresas son grandes emporios o grupos de renombre. Para hacerle frente a la crisis actual es necesario que eso se desmienta. México se sostiene, realmente, de las pequeñas y medianas empresas. Específicamente para efectos del ámbito laboral, estas empresas generan el doble de empleos que las grandes empresas. Las cifras van más allá de los diez millones de empleos. Con esto podemos deducir, que si desprotegemos a los negocios pequeños, desprotegemos al país entero.
Por otra parte, la falta de incentivos y apoyos a negocios de las categorías anteriormente mencionadas, podría derivar en mayores niveles de desempleo a los que ya se han visto. Y por ende, en un declive aún mayor de lo que se prevé para la economía nacional (7%). Desmotivar a las empresas y fomentar la incertidumbre solo promueve que más mexicanos se vean afectados por decisiones no asertivas por parte del Gobierno Federal.
En estos momentos de crisis y antes de que se deteriore más la confianza hacia las autoridades e instituciones federales por parte del pueblo mexicano, es indispensable que haya una responsiva de cero tolerancia hacia las violaciones a los derechos humanos. Lo anterior, acompañado de una perspectiva de unión y por supuesto, de la implementación de todos los mecanismos que se consideren necesarios a fin de aminorar la contracción económica.