La propuesta de una renta básica universal no es nueva, desde hace muchas décadas algunos economistas lo planteaban como un medio para llegar a la justicia social. Aunque con distintos enfoques todos los que escribieron del tema utilizaron la justificación ética como principal, argumentando que en un estado de libertad real la gente necesita tener un ingreso digno para hacer valer sus derechos y libertades; tener acceso a educación, salud, transporte, vivienda, alimentación y prenda de calidad. En pocas palabras la idea principal de la propuesta es que todos los ciudadanos de un país reciban mensualmente una renta por parte del estado, igualitaria para todos, sin importar situación laboral, edad, sexo, con quien conviva, etc.
La propuesta aunque pudiese parecer un invento de algún candidato populista de país tercermundista la verdad es que es respaldada por intelectuales y economistas del calibre de Daniel Raventós, Osmo Soininvaara, Jeremy Rifkin, Bruce Ackerman, Florent Marcellesi, Yanis Varoufakis, Philippe Van Parijs, Gabriel Stilman, Juan Carlos Monedero, Ramón Espinar Merino y Alejandro Bonet; inclusive empresarios como Mark Zuckerberg, Bill Gates y Jeff Bezos se han manifestado a favor de la misma. Quienes defienden la propuesta afirman que la renta básica universal mejoraría la calidad de vida de los que tienen un nivel adquisitivo bajo, dificultaría la desvalorización de la capacidad del trabajo porque nadie se vería obligado a aceptar un trabajo con malas condiciones, los trabajos desagradables serían mejor pagados, trabajadores podrían negociar mejor sus contratos, sería menos probable que se trabajase de forma ilegal, el autoempleo sería menos arriesgados y los propio sueldos mayores estarían gravados y significarían ganancias para el estado.
Aunque suena muy bonita la idea la realidad de las cosas es que a la fecha ningún país ha aplicado una renta básica universal pura. Ha habido experimentos como el programa de pensión universal en Canadá para adultos mayores de 1951, el Programa de Garantía de Renta Mínima de Brasil iniciado en 1991 calificado por muchos como ineficiente y populista, el programa de Asignación Universal por Hijo iniciado en 2001 en Argentina con resultados igual de mediocres que los de Brasil y además ambos no pueden ser considerados ejemplos puros de renta básica universal. Finlandia es el único país que está implementando un piloto para analizar si en 2019 implementa esta propuesta, pero países desarrollados con características similares en tamaño de población y nivel de impuestos como Suiza y Dinamarca han rechazado la propuesta.
En lo personal considero que la propuesta presentada por encimita por el Frente Ciudadano por México además de ser irreal y populista, no tiene un fondo real, de intentar implementarse una política de este tipo en nuestro país se generaría inflación que podría anular el valor real del dinero obtenido a través de la renta básica, la gente trabajaría menos, dañaría el prestigio de la educación y el esfuerzo, perjudicando la movilidad social, crearía masas dependientes del estado erosionando los valores cívicos, los trabajos desagradables o poco remunerados sería realizados por migrantes, habrían personas que buscarían la ciudadanía para colgarse del programa y no contribuir en nada al desarrollo del país, habría un incremento considerable al gasto que podría afectar posibles inversiones en sector salud, educación e infraestructura.