Como respuesta ante el incremento de la violencia, tanto Fuerza Civil como los diversos cuerpos de seguridad pública municipales han buscado incrementar su estado de fuerza como estrategia a fin de contener (no reducir ni incidir en la comisión de delitos) los delitos y la inseguridad que se presenta en la entidad.
La Procuraduría General de Justicia en el Estado y Fuerza Civil, así como las dependencias encargadas de la pública municipales, han presumido de la detención de presuntos involucrados (inocencia hasta que un juez determine su situación jurídica) como resultado de su actuar, justificando con esto la necesidad de incrementar su estado de fuerza, así como capacidades, señalando que a mayor número de elementos mayor efectividad.
Sin embargo, esto no ha incidido en la percepción de la ciudadanía ante los cuerpos policiales, lo cual influye indirectamente en su actuar. ¿Cómo incide la percepción de la ciudadanía en estos casos?
Citando un ejemplo de participación e involucramiento de la ciudadanía a la denuncia anónima, como se ha visto al menos en casos a nivel nacional, ésta ha sido fundamental para el combate a la delincuencia, ya que es a través de ésta que se ha podido realizar acciones concretas que han mermado la operación de organizaciones delictivas (es común leer en los comunicados de fuerzas armadas y autoridades federales, la sintaxis: “derivado de trabajos de inteligencia y por medio de una denuncia anónima…)
Sin la confianza de la ciudadanía en las instituciones de seguridad, el trabajo de la policía se ve mermado y en cierta manera, limitado.
¿Qué conlleva la participación ciudadana en el combate a la delincuencia y su incidencia en los cuerpos de policía para la efectividad de los mismos? Sin la confianza de la ciudadanía en las instituciones de seguridad, el trabajo de la policía se ve mermado y en cierta manera, limitado.
El distanciamiento entre sociedad y policía lleva a tener una institución en la que no se confía y por tanto, con la que no se colabora. Esto genera más que un sentimiento de seguridad al ver a los policías, un recelo y una desconfianza generalizada.
La confianza en la ciudadanía se debe ir recobrando un paso a la vez, a través de un cuerpo policiaco profesional y capacitado, donde los controles de confianza sean para el bien de la corporación y no como una forma y justificación para despedir elementos.
La confianza en la ciudadanía se debe ir recobrando un paso a la vez, a través de un cuerpo policiaco profesional y capacitado, donde los controles de confianza sean para el bien de la corporación y no como una forma y justificación para despedir elementos.
Se debe de tener una policía más cercana a la gente, donde se privilegie un trato cercano y humano, dejando a elementos como los de Fuerza Civil, una policía de reacción, a hechos de violencia de mayor intensidad y privilegiando el uso de modelos de policías de proximidad, más cercanos a la gente.
El binomio policía-ciudadano propiciará un flujo de información constante entre autoridad y ciudadanía, que permitirá detectar los problemas de delincuencia previos a que se realicen, y así poder disuadirnos, y en su caso, prevenirlos.
El fracaso de las actuales políticas de seguridad tiene su base en que privilegian la reacción antes que la prevención. El ciudadano necesita de su policía, tanto como la policía necesita del ciudadano.
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