Ya sé, me van a decir que el tema está pasado de moda, pero creo que hay un punto importante que no ha sido muy comentado. Contrario a las opiniones que escucho regularmente, nuestro ahora gobernador no es producto del hartazgo generalizado del sistema partidista mexicano —que en Nuevo León culmina con la pésima administración de Rodrigo Medina—. Tampoco de la gran popularidad que tiene en las redes sociales y menos de ser el arquetipo del macho mexicano. Todos estos factores jugaron un papel importante, pero los que llevaron al Bronco a la victoria fueron los empresarios que están detrás de él. Como publicado por mi buen amigo el Perico Político el 14 de mayo de 2015, el candidato independiente contó con el apoyo de José Antonio Fernández, Fernando Canales Clariond, Carlos Slim, Alfonso Romo y Fernando Turner, entre otros… nomás.
Los que llevaron al Bronco a la victoria fueron los empresarios que están detrás de él.
Según registro, la historia transcurrió así: el candidato cobró popularidad con sus peripecias como alcalde de García —guardando el debido respeto por la muerte de su hijo, secuestros y demás agravios a su familia—, esta popularidad se vio disparada gracias a su contacto con la gente a través de las redes sociales y la viralización de su documental “Un Bronco sin Miedo”; gran parte de la población se identificó con el personaje por ser el arquetipo de macho mexicano y la mezcla eferveció a tal grado gracias al tremendo hartazgo de la población mexicana sobre los partidos políticos y la broma de gobernantes con los que hemos arrastrado desde hace sexenios. Pero seamos realistas, no importa qué tan popular se sea o cuanto arrastre se traiga; es necesario el aval de los señores del dinero para poder sentarse en la silla de Nuevo León.
Seamos realistas, no importa qué tan popular se sea o cuanto arrastre se traiga; es necesario el aval de los señores del dinero para poder sentarse en la silla de Nuevo León.
Ahora, para especiar un poco la ensalada, analicemos la coyuntura desde el punto de vista económico. Si tomamos en cuenta que la principal opositora en la contienda por la gubernatura de Nuevo León, Ivonne Álvarez, también tenía sus padrinos —Alfa, Deacero, Cemex y Vitro—; y le agregamos a la mezcla nuestro ingrediente secreto, llamado Monterrey VI, se hace evidente que la disputa finalmente fue entre dos grupos económicos. Por el lado de Alfa, grupo corporativo que entre sus haberes tiene a la empresa extractora de petróleo y gas, Newpek, podemos deducir un interés por la extracción de gas shale en Nuevo León, una actividad económica que depende de la creación del controversial acueducto. Por el lado de Femsa, empresa que invierte grandes cantidades de dinero en proyectos que promueven la recuperación natural de los mantos acuíferos y está en contra de traer agua sucia del Pánuco, está claro que la prioridad es seguir haciendo cheve y coca con aguas de primerísima calidad, casi regaladas.
Entonces no nos confundamos, lo que se disputó en esta como en todas las elecciones fueron muchos ceros entre dos grandes grupos de poder. Y no nos volvamos a confundir, personajes como Armando Garza Sada, cabeza mayor de Alfa, que también se sienta en el consejo directivo de Femsa, son común denominador; entre empresarios, igual que entre políticos, podrán estar peleados por fuera, pero por dentro, todos son cuates y todos ganan.
Fuentes:
http://www.excelsior.com.mx/opinion/ana-paula-ordorica/2015/05/22/1025481
http://www.jornada.unam.mx/2015/05/15/opinion/019a1pol
http://www.alfa.com.mx/NC/consejo-de-administracion.htm
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