Presos palestinos denunciaron haber sufrido torturas durante su encarcelamiento, las cuales se intensificaron en los días previos a su salida.
“Nos esposaron y nos golpearon brutalmente. Nos dejaron bajo el sol durante 12 horas. De vez en cuando, los carceleros venían a humillarnos e insultar a nuestras madres. Nos impedían comer, beber e incluso ir al baño…”, aseguró Faisal Jalifa, cndenado a 25 años de prisión y tras haber cumplido diez, fue liberado este lunes como parte del grupo de 250 prisioneros palestinos y alrededor de 1.700 detenidos gazatíes excarcelados por Israel en el marco del acuerdo de alto el fuego con Hamás.
Entre los 1.700 detenidos gazatíes había médicos, periodistas, menores y ancianos, arrestados en los últimos dos años sin juicio alguno.
Según el corresponsal del Servicio Árabe de la BBC en Ramala, varios evitaron hablar públicamente. Entre ellos, Sami al Fateela, quien cumplió más de dos décadas de una condena a cadena perpetua: “Las condiciones dentro de las cárceles eran muy duras, pero no puedo hablar de ellas… El Shin Bet (la agencia de inteligencia interior de Israel) amenazó con volver a arrestarnos si hablábamos”.
De igual manera, algunas organizaciones afirman que las violaciones a los derechos de los prisioneros se agravaron justo antes de su liberación. “Sus derechos fueron violados de la manera más grave”, denunció Aya Shreiteh, del Club de Prisioneros Palestinos, al corresponsal de la BBC en Jerusalén, Tom Bennett.
“La mayoría de los prisioneros durante el último año fueron sometidos a inanición deliberada y expuestos a enfermedades”, añadió. “Sus cuerpos están debilitados por el hambre”.
Si bien entre los liberados hay personas con condenas por atentados, muchos otros estaban bajo “detención administrativa”: encarcelados sin cargos concretos ni fecha de juicio.
Antes del canje más reciente, alrededor de 11.100 palestinos permanecían en cárceles israelíes, según Addameer, organización que apoya a prisioneros y sus familias. De ellos, 3.544 estaban en detención administrativa y 400 eran menores.