Gobernar para… ¿Los medios?

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Para nadie es novedad que los medios de comunicación ejercen una enorme influencia en la vida político-social de nuestro país, México, (o de cualquier nación en general). Un simple titular de un periódico puede enaltecer o condenar una acción, un suceso, una declaración o a una persona, y al mismo tiempo dirigir la opinión de la gente hacia el lado deseado a beneficio de los intereses de un sector o grupo.

Una premisa puede ser desvirtuada y tergiversada con sólo escoger las palabras indicadas y resaltadas en el título de la noticia, sumando a eso la ignorancia del lector y la pereza por leer el resto del escrito, dando como resultado una ola de desinformación y pseudo periodismo que dista de ser objetivo.

Un ejemplo reciente es la campaña de Jaime Rodríguez. El medio de comunicación más fuerte en nuestra ciudad, que tiene por nombre un punto cardenal, se encargó de glorificar y santificar al candidato independiente con una agenda mediática definida consistente en atacar y difamar al gobierno en turno y en engrandecer al entonces independiente.

La divulgación de información favorable por parte de la administración pública puede verse opacada con datos mezclados y malinterpretados para voltear la opinión de la gente en contra del gobierno. Desafortunadamente, los gobiernos deben cuidar el qué dicen y cómo lo dicen para minimizar los efectos de la desinformación perpetrada por pseudo periodistas.

Curiosamente, ese mismo periódico se ha volteado contra el actual gobernador y ha revelado más de dos casos incómodos que ponen en duda la lealtad del medio hacia Jaime Rodríguez. ¿O es que quizá el apoyo incondicional es al Lic. Elizondo? ¿Hay guerra sucia entre los integrantes de la administración independiente? Sin duda preguntas para una próxima columna.

El tema rector del presente escrito es, sin embargo, el poder fáctico que los medios de comunicación ocupan hoy en día. Los gobernantes se han vuelto rehenes de las publicaciones que un periódico hará de sus declaraciones. La presentación de una política pública o de un programa gubernamental queda a expensas de cómo quiera difundirlo un medio. Actualmente, el repudio social que existe a los partidos políticos tradicionales alimenta la crítica sin fundamento y la búsqueda del mínimo error para desprestigiar a los gobiernos y catalizar el enojo ciudadano. Hoy en día es muy fácil para los periódicos el utilizar sólo algunos datos para lograr el titular morboso y la noticia tendenciosa.

La divulgación de información favorable por parte de la administración pública puede verse opacada con datos mezclados y malinterpretados para voltear la opinión de la gente en contra del gobierno. Desafortunadamente, los gobiernos deben cuidar el qué dicen y cómo lo dicen para minimizar los efectos de la desinformación perpetrada por pseudo periodistas.

Una premisa puede ser desvirtuada y tergiversada con sólo escoger las palabras indicadas y resaltadas en el título de la noticia, sumando a eso la ignorancia del lector y la pereza por leer el resto del escrito, dando como resultado una ola de desinformación y pseudo periodismo que dista de ser objetivo.

Antes de que mis amigos socialistas se enfaden, declaro que soy consciente de que por muchos años la televisión favoreció a gobiernos y de igual forma, en ciertos casos, desvirtuó hechos a favor del sector público. No obstante no se trata de que como ellos lo hacían entonces está bien hacerlo ahora. Se trata de que los medios reporten los hechos, no su opinión acerca de ellos. Sin ser experto en periodismo, existen espacios editoriales donde se opina, (como Altavoz, ¡que sigue creciendo velozmente! Donde la libre expresión permite tener un sitio plural en el cual conviven muchos puntos de vista) y espacios para reportar hechos objetivos, donde se debería dejar al espectador formar su opinión y postura de una tema y no enredarlo con una mezcla de opinión y datos mal encausados.

En la actualidad, el que fue el principal amigo de los gobiernos ahora es su más férreo enemigo. La dupla de redes sociales y periódicos son ahora el contrapeso al sector público, que estoy seguro para bien, hará que los partidos políticos se renueven y regresen más fuertes que nunca a la administración pública.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”