En los pasados días han acontecido una avalancha de noticias en contra del dirigente del Partido del Trabajo, Alberto Anaya, y de su esposa Lupita Rodríguez.
El ataque contra Anaya es indudablemente político y con el único fundamento de golpear la imagen del aliado #1 de Andrés Manuel.
El profesor Anaya es un personaje de bajo perfil, cauto e inteligente operador político. Sin embargo, golpearle muestra a la PGR al servicio del gobierno federal y sin duda, sienta un precedente negativo de persecución política.
La acusación versa sobre el manejo de financiamiento público dirigido a los CENDIS por parte de Lupita Rodríguez y el presunto desvío a cuentas personales.
Independientemente de las acusaciones y de la culpabilidad, esperemos que el gobierno del Estado no tome esto como un pretexto para deshacerse de los CENDIS, de la preparatoria Emiliano Zapata y malbaratar los avances sociales que han hecho estas instituciones en la sociedad regiomontana.
Algunos acusarán que son dos cosas distintas el manejo de los centros y la figura de Alberto Anaya, si bien es cierto, el golpeteo político es inaceptable.
Muy desagradable es ver al Bronco unirse a la tirria contra Anaya cuando durante años jamás se tocó la imagen del Partido del Trabajo, ni en 2006 o 2012 que también apoyaron a Andrés Manuel ni siquiera cuando el PT estuvo a punto de perder el registro.
La sociedad de Tierra y Libertad respalda a la familia Anaya y aunque se acusará de clientelismo, a 2017, la UANL sigue sin poner una preparatoria por aquellos lares y sin aquella preparatoria, cientos de jóvenes no tendrían una opción de estudio.
Esperemos que la PGR salga y demuestre sus acusaciones, que procese en caso de culpabilidad o exonere en caso contrario. Este golpeteo es parecido al que le hicieron al “Mayelo” Flores de la CTM, que al final quedó en nada. Si creen que con esto afectan a Andrés Manuel están equivocados, habrá que buscarle por otro lado.
Lo dicho, dicho está.