Burbuja Financiera

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Una burbuja financiera sucede cuando la compra (demanda) excesiva de un producto hace que su precio suba rápidamente, distanciándolo cada vez más de su verdadero valor. En otras palabras, cuando existe un furor por adquirir determinado producto, su precio aumenta como consecuencia de esta demanda que lo lleva a un nivel que no refleja su valor real.

Las burbujas se alimentan de la especulación de los compradores que adquieren un activo con la esperanza de venderlo a mayor precio en el futuro y así obtener una ganancia. Sin embargo, una característica esencial de la formación de una burbuja es que el precio del activo no aumenta porque su valor en realidad sea mayor, sino por la misma demanda que los compradores generan al tener la “esperanza” de que su precio incremente en el futuro.

Cuando ya no existen suficientes compradores para este producto, el fin de la burbuja, generalmente catastrófico, se inicia con una venta masiva del activo a precios inferiores a los esperados o incluso menores a los cuales se compró para reducir las pérdidas o recuperar parte del dinero invertido.




Un ejemplo sencillo es el siguiente:

La popularidad de una cadena de cafeterías comienza a crecer a tal grado que sus dueños deciden venderlas como franquicias en la ciudad. Al ser evidente el éxito de estas cafeterías, los empresarios están dispuestos a adquirir las franquicias a un precio ligeramente mayor a su verdadero valor porque saben que tendrán buenas ganancias.

Al cabo de un año, los franquiciatarios obtienen grandes utilidades y deciden establecer aun más franquicias en la ciudad para incrementar su negocio.

El furor por ser dueño de una franquicia de esta cafetería es tal que ahora ya existen 100 locales en la misma ciudad y todos generan utilidades, por lo que el precio para adquirir la franquicia es cada vez más alto. Después de dos años de grandes ganancias hay una cafetería en cada esquina de la ciudad, y son tantas que éstas ya no se llenan como antes.

Debido a que los consumidores ahora prefieren ir bares, la popularidad de las cafeterías comienza a decrecer y por lo tanto las utilidades también.

Los empresarios que adquirieron varias franquicias no alcanzan a recuperar su inversión y empiezan a tener pérdidas. Al enfrentarse a esto, los franquiciatarios deciden vender sus franquicias incluso a un precio menor al de compra con tal de no tener más pérdidas.

Las cafeterías, que en su momento se llegaron a vender a sumas millonarias, ahora pueden ser adquiridas por miles de pesos debido a que no son tan populares ni rentables como antes.

Su precio creció de manera desordenada y los empresarios invirtieron de forma especulativa esperando tener buenos rendimientos, sin embargo el verdadero valor de las cafeterías era mucho menor al que pagaron por éstas. De esta forma, las cafeterías terminan cerrando y dejando pérdidas millonarias para sus inversionistas.

A lo largo de la historia se han visto burbujas en los mercados que han producido verdaderos hecatombes financieros. Un popular caso se produjo en 2001 con el crack de las empresas “punto com”, causado por un incremento (no justificado) del valor de empresas de tecnologías de la información relacionadas a internet a finales de los 90.

Las proyecciones de éxito de estas compañías alimentaron el apetito de los inversionistas que querían ser parte de este revolucionario avance tecnológico y por ende el precio de las acciones incrementó fuertemente, llevando al índice NASDAQ (índice de empresas tecnológicas) a doblar su valor en tan sólo un año.

Sin embargo en 2001, muchas de estas empresas no resultaron tan exitosas como se pensaba, sus utilidades eran menores a lo esperado o incluso reportaban pérdidas. Los inversionistas de estas empresas de internet vieron su dinero esfumarse y en conjunto se produjeron pérdidas por $5 billones de dólares entre 2000 y 2002.

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