Los padres del bebé británico Charlie Gard, que sufre una enfermedad terminal, han decidido abandonar la batalla legal para evitar que sea desconectado. Connie Yates y Chris Gard mantenían un conflicto legal con el hospital donde el menor esta ingresado, que pretende desconectar al menor en contra de la voluntad de los padres. Ellos querían llevarlo a Estados Unidos para un tratamiento experimental.
El abogado que representa a los Gard ha explicado que tomaron la decisión tras haber visto los últimos escáneres cerebrales de su hijo, de 11 meses. “Para Charlie es demasiado tarde. El tiempo se ha acabado. Se han producido daños musculares irreversibles y el tratamiento ya no puede tener éxito. Debido al retraso, la ventana de oportunidad se ha perdido”, ha subrayado.
El caso de Charlie ha despertado gran controversia en Gran Bretaña. Los doctores que trataron al bebé desde su nacimiento aconsejaron a los padres que dejaran morir al niño, que padece síndrome de agotamiento mitocondrial, un extraño desorden que inhabilita la capacidad del cuerpo de dar energía a los músculos. La justicia dio razón a los médicos, lo que llevó a los padres a presentar el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Un médico de EE UU había viajado a Londres la pasada semana para ofrecer un tratamiento experimental al bebé. Tras examinar a Charlie y hablar con el hospital londinense, las conclusiones de este doctor serían enviadas al Tribunal Superior de Londres que lleva el caso. Estaba previsto que este martes 25 de julio el juez comunicara su decisión final sobre si autorizaba o no el traslado del niño.
El caso de Charlie conmovió a Reino Unido y logró apoyo en todo el mundo. El papa Francisco y el presidente de EE UU, Donald Trump, manifestaron su apoyo a los padres en su lucha para mantener con vida al bebé, que necesita respiración asistida para sobrevivir.