El régimen de Kim Jong Un ha prohibido los hot dogs en Corea del Norte como parte de una campaña contra la influencia de la cultura occidental, reportan medios internacionales.
Preparar o vender este alimento se considera un acto de traición, con castigos que incluyen el envío a campos de trabajo.
El líder norcoreano también ha vetado la venta de budae-jjigae, un platillo surcoreano con influencias occidentales. Esta medida es parte de un esfuerzo más amplio por eliminar cualquier rastro de cultura capitalista en el país.
Además, se informó que las personas divorciadas podrían enfrentar penas de prisión, según nuevas disposiciones anunciadas por el régimen.
Pyongyang sigue endureciendo las restricciones para mantener un estricto control sobre las costumbres de su población.