El que escribe estas líneas durante su gestión como diputado federal ha recibido cuatro distintos reconocimientos. Durante dos años consecutivos obtuve la presea al Mérito Legislativo, otorgado por la institución Día del Abogado, A.C., así como por el premio Águila CANACINTRA que brinda la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación. Pero más allá del nombre de una persona, estos reconocimientos muestran un hacer colectivo que coadyuvan a lograr objetivos y al mismo tiempo a rendir cuentas a los ciudadanos.
Los reconocimientos, lo son a un trabajo en equipo y a una serie de esfuerzos que concitaron la participación de otros legisladores como el Diputado Ricardo Canavati, el Presidente de la Comisión de Justicia Álvaro Ibarra, y los Diputados Armando Luna, César Camacho, Jorge Carlos Ramírez, Marco Cortés, Rocío Nale, Clemente Castañeda, Javier Guerrero y Gustavo Madero.
Al recibir estos reconocimientos debo subrayar el esfuerzo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y de otros institutos políticos, es el caso del Coordinador de bancada del partido, Diputado Francisco Martínez Neri, así como de Jesús Zambrano y Agustín Basave por su apoyo. De igual manera agradezco las apreciaciones de la Diputada Cristina Gaytán, y de los Diputados Federales Fernando Rubio y Edgar Romo, así como de los Coordinadores Parlamentarios que posibilitaron el diálogo tan necesario en nuestra experiencia y también al gobernador de mi estado, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, por permitirme ser un canal para llevar las necesidades de Nuevo León ante la Cámara de Diputados.
Tales distinciones sintetizan una condición personal, porque el compromiso de la familia y los amigos se hace sustancial para alcanzar determinadas metas; muchos momentos dejan de tenerse con la familia cuando las responsabilidades son públicas pero, hay que decirlo, trabajar por México, bien vale lo merece, por ello agradezco a la familia y a los amigos su comprensión y apoyo en cada paso.
Soy de Nuevo León, y es difícil para mi, como creo lo es para todos los Legisladores que van y vienen a diferentes entidades, estar lejos de la familia, habituarse a otro clima, a otra comida, a otro trato, sin embargo, encontré en la Ciudad de México auténticos compañeros de trabajo, buena comida, y la mayoría de las veces un trato amable y generoso.
La vida pública en la Cámara de Diputados es un reto, se trata de una misión compleja que requiere tiempo y esfuerzo y ciertos sacrificios; así ha sido, en el caso del que escribe estas líneas. Este reto que inició hace dos años, encontró un punto de apoyo en Borde Score, donde el suscrito obtuvo junto con la Senadora Cristina Díaz, el honor de estar como el legislador mejor ubicado en la presente Legislatura en el Congreso de la Unión al obtener una puntuación de 100; lo cual sólo puede ponderarse como el trabajo conjunto de múltiples actores.
Las experiencias así como el aprendizaje obtenido y el trabajo realizado demandan mayores esfuerzos con el único compromiso de servir a nuestra Patria. Gracias a todos los involucrados, lejos están los méritos individuales, en cambio los logros se inscriben en la ruta que muchos Legisladores tienen de servir a México con rectitud, honorabilidad y trabajo de tiempo completo.
Las tareas como Legislador implican trabajar en distintas áreas de manera simultánea, las agendas se multiplican y cada una demanda tiempo, trabajo y concentración, nada más distante de una serie de prejuicios que prevalecen en el imaginario colectivo, algunos con razón, otros no. En cualquier caso, dedico esta columna a cada persona que tuvo para mi un gesto de apoyo, compañerismo, consejo y sobre todo que tuvo la voluntad de trabajar para servir de mejor forma a la ciudadanía; del mismo modo, expreso a mi equipo de trabajo sincera gratitud por su perseverancia, paciencia y resultados. Nos ganamos un reconocimiento, nos lo ganamos todos.