¡Compadres y comadres! Como ya saben, chango viejo no aprende maroma nueva, y parece que esta misma frase aplica para nuestros buenos amigos del Partido Revolucionario Institucional. Esta semana es clave para el PRI, pues la Comisión Nacional de Justicia Partidaria va a decidir si sacan o no del partido a Javier “Ñoño” Duarte, actual gober de Veracruz del partido.
Esta decisión no puede venir en un peor momento para el partido oficial, pues este fin de semana que paso le dieron una destapada a su líder nacional, Enrique Ochoa Reza. Pues se dio a conocer en varios medios de comunicación que el ex director de la Comisión Federal de Electricidad recibió una liquidación por su renuncia de 1.2 mdp.
A todo esto, Ochoa Reza contestó que a él no se le había dado ningún trato preferencial y que sus antecesores igual habían recibido una indemnización y que claramente el reportaje era un ataque de sus contrincantes a los que invitaba a debatir sobre corrupción. La cosa aquí es que ¿cuál es la calidad moral que tienen los priistas para debatir de corrupción o tratar de evadir reportajes que los señala de lo mismo?
¿Realmente usted le cree a Ochoa Reza? Pues claro que no, nadie le cree, nada más que su mamá. Por más que él diga que no le dieron ningún trato preferencial, lamentablemente se está topando con el pero tiempo en la historia del PRI, por mucho.
Las aclaraciones ya no son suficientes para el PRI, lo que la gente quiere ver es acción.
Por esto mismo, las decisiones que tome la afamada Comisión Nacional de Justicia Partidaria definirá el futuro de este partido, definitivamente como dijo Federico Arreola, “El PRI continua o muere en base a lo que decida la Comisión”.
Ahí Se Leen.
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