La población joven en México representa poco más de 31 millones de personas acercándose al 30% de los habitantes en nuestro país. De ellos, un tercio se encuentra entre los 20 y 24 años, siendo el desempleo uno de los temas que más nos preocupa en ese rango. Esta generación generalmente conocida como “generación Y” o “millennials” se ha destacado como el despertar de un país anteriormente apático en temas de participación ciudadana y empoderamiento para la toma de decisiones, cosa nada fácil en nuestro país.
Los millennials somos los rebeldes que no nos gusta seguir los patrones socialmente aceptados, pero generalmente fracasados; somos una generación descarada que se pronuncia en contra del mal gobierno, pero ahora desde el eje transformador y de la acción.
Los millennials somos los rebeldes que no nos gusta seguir los patrones socialmente aceptados, pero generalmente fracasados; somos una generación descarada que se pronuncia en contra del mal gobierno, pero ahora desde el eje transformador y de la acción.
Pertenecemos a una corriente que no soporta más el modelo económico tradicional que te permite generar ingresos a costa —muchas veces— de la pobreza de otros. No creamos las empresas más grandes con las utilidades más favorables, sino que generamos soluciones a grandes problemáticas mediante empresas pequeñas con gran posibilidad de maniobra en innovación e impacto social. Diría mi compañero José Manuel Moller: “Hoy trabajamos para crear la mejor empresa para el mundo, no para nosotros”.
Esta generación “Y” ha decidido tomar parte activa en la toma de decisiones de las problemáticas más profundas en el país y no tiene pudor en participar mediante las plataformas políticas necesarias para acceder al poder.
En el tema gubernamental, los millennials han entendido que la empresa y el gobierno son conocidos que, aunque en ocasiones no concuerden mucho, necesitan trabajar en conjunto. Esta generación “Y” ha decidido tomar parte activa en la toma de decisiones de las problemáticas más profundas en el país y no tiene pudor en participar mediante las plataformas políticas necesarias para acceder al poder. El buen gobierno dependerá de nosotros y afortunadamente estamos listos para ello.
El buen gobierno dependerá de nosotros y afortunadamente estamos listos para ello.
Mi amigo Jorge Flores Kelly, en “México piensa +”, le llamaría “la oportunidad de dar el salto cuántico” y yo lo complemento asegurando que mediante acciones conjuntas la generación millennials logrará llevar a México a un desarrollo notoriamente real.
Habrá un cambio profundo que los millennials estamos preparando en el país. No estamos pidiendo permiso a nadie, creemos tener el derecho natural para hacerlo. Vemos con buena cara que la educación sea tomada por empresas mexicanas comprometidas con generar capital humano de calidad y compartir valor entre los mismos mexicanos; analizamos la viabilidad de una inversión extranjera consciente y bajo reglas que nos beneficien mutuamente no solo bajo el yugo de recibir el premio a la mano de obra más barata del mundo.
Los millennials estamos listos para acceder al poder mediante una toma de decisiones colectiva, consciente y humana. Estamos mal educados, tan mal educados que no creemos en el sistema que nos quiso amaestrar y buscamos transformarlo con el emprendimiento, la innovación y la era digital como nuestras mejores armas.
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