Fin de semana fatal: tres pésimas noticias.
Primera irresponsabilidad: falta un día para la entrada en vigor del T-MEC y el Congreso mexicano no emite todavía las leyes necesarias para su implementación. Peor tantito, mientras el Senado acepta llevar a cabo una sesión extraordinaria para discutirlas, votarlas y aprobarlas en su caso, la Cámara de Diputados se niega a hacer lo mismo, es decir que lo aprobado por el Senado no será ratificado por la Cámara baja, de mayoría morenista.
¿No que la recuperación económica de México depende de la entrada en vigor del T-MEC, según el jefe de estos diputados? ¿Por qué esperar al cinco para las doce para aprobar estas leyes tan relevantes? ¿Quieren pasar bola ensalivada, siguiendo las instrucciones del coach? ¿De qué sirve un eventual viaje del presidente a celebrar la entrada en vigor de un Tratado no ratificado por sus parlamento? ¿Surrealismo legislativo o congreso tercermundista?
Segunda irresponsabilidad: vencido el plazo legal para presentar las pruebas incriminatorias contra la familia del “Marro” líder del cártel de Santa Rosa de Lima, y los miembros de la banda detenidos en una operación policiaca efectiva, el juez ordenó la liberación de las últimas 5 de las 31 personas arrestadas. 26 habían sido liberadas con anterioridad.
Le tembló la mano a la fiscalía de Guanajuato, ¿tuvieron miedo a las represalias probables si se ordenaba la prisión para la mamá del bandido? Otra vez, la efectividad de las fuerzas de seguridad está aniquilada por la falta de preparación legal del operativo. Nuevo régimen, mismos errores.
¿O resulta que el “Marro” beneficia del mismo estatus privilegiado que el chapito de Sinaloa? Probablemente, su mamá tendrá el beneficio de un saludo personal del presidente durante su próximo viaje a Guanajuato, y el mismo presidente de la narco república aprovechará para ser padrino de bautizo de algún heredero de un miembro del cártel. Viva los abrazos, abajo los balazos.
Tercera irresponsabilidad: el relajamiento en los protocolos de prevención contra el COVID-19, particularmente, la situación criminal del transporte público por las pésimas decisiones del gobierno del Estado, colocan ahora a Nuevo León en una curva ascendente de contagios y fallecimientos, que se había evitado hasta ahora.
Mercados abiertos y sin control, eventos sociales prohibidos que se llevan a cabo en propiedades privadas y sobre todo el transporte público ponen a Nuevo León en el ojo del huracán. A cuidarse, ya que la autoridad no es capaz de asegurar que sus protocolos sanitarios sean respetados y que los individuos prefieren jugársela que jugar a lo seguro.
Se juega con la economía del país, se juega con la seguridad del país y se juega con la salud del país.