La Taquería

Coronavirus: Su silencioso andar en México

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​La epidemia paralela de miedo que genera el coronavirus es fruto de las muchas preguntas que giran alrededor de lo que suscita en la enfermedad, pero también de un tratamiento de la información que, a veces, no es todo lo riguroso que debiera, por parte de los medios y las autoridades.

​En redes sociales circulaban videos en los cuales en diferentes puntos y centros comerciales de la ciudad de Culiacán la gente se abastecía de vivires esperando una amenaza de pandemia dentro de su municipio, sin contar que desde el Senado de la República ya se preparaba el tema que apenas hace unos días nos ocupa; es decir las comisiones unidas de Justicia, Salud y Estudios Legislativos del Senado, aprobaron en lo general el dictamen que permite el uso recreativo de la mariguana para mayores de 18 años.

​Vivimos gobernados por un ejecutivo federal solamente se limita a hacer actos de política barata “comprando el cachito para la risa del tan anhelado y apreciado Avión Presidencial” en un acto de alcurnia el titular del Poder Ejecutivo sacó un billete de 500 pesos de su cartera y se lo entregó al director de la Lotería Nacional, para después presumir su cachito. Advirtió que de ganar uno de los premios de 20 millones de pesos, donará dichos recursos a becas para estudiantes de escasos recursos. 

​¿Es acaso ese el México que merecemos? ¿En qué momentos somos presos de tanta ambicionaría, populismo y “corrupción”? esperemos si, que la próxima semana sea un nuevo despertar alejado de lo antes mencionado digo “Aunque sea para no sentirse tan mal” ya que como sociedad o mejor aún en sociedad organizada somos catalogados como conservadores y provocadores”

​Sigamos conduciéndonos por el camino del bien, respeto a nuestras instituciones y no olvidemos lo que nos cita la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo 39; La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público emana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el alienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Cabe hacer la reflexión pues, que no nos sorprendería que el gobierno en turno opten por ponerse la mascarilla que está resultando tan efectiva en otros países. Esta reflexión, que algunos podrían calificar de delirante, que puede entenderse como aquel que indaga en lo impensado.