Entre 2010 y 2011 a la prisión estatal de Piedras Negras, Coahuila, a 6 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, entraban vacas vivas cuya carne era para armar fiestas del cártel de Los Zetas, así como vehículos que eran modificados para transportar droga, personas secuestradas y cadáveres para ser quemados.
Los únicos que no pudieron entrar, “por la inseguridad al interior de la cárcel”, en 2011, fueron los visitadores de la CNDH, quienes por calificación le dieron un cero. Bajo conocimiento del gobierno estatal y federal, el penal de Piedras Negras funcionó como un búnker para el cártel de los Zetas, de acuerdo con el informe “El Yugo Zeta”, elaborado por El Colegio de México.
Según el estudio, la situación de autogobierno en cárceles era parecida en otros centros, pero tan sólo en 2011 el presupuesto público dedicado a las cárceles de Coahuila fue de 135 millones de pesos.
El informe resalta que el penal era un centro de negocios que le daba hasta 75 mil dólares anuales a los Zetas, y les servía también para reclutar sicarios, para esconderse de la policía, para castigar a sus rivales, inclusive el jefe de cártel elegía entre las esposas de los internos a mujeres para tener sexo y el área de seguridad de la prisión servía para ejecutar y deshacerse de los cuerpos.
El estudio también incluye la venganza Zeta entre el 18 y el 22 de marzo de 2011.
Luego de una filtración de información desde la DEA, los sicarios Zetas, policías municipales e internos de piedras negras asesinaron hasta 60 personas en Piedras Negras y Allende. Sin embargo, el informe se centra en el búnker zeta de piedras negras.
Si bien en el estudio no hay acusaciones directas, sus autores afirman que esta situación era del conocimiento del ex Gobernador de Coahuila Humberto Moreira, hermano del actual gobernante, Rubén Moreira.