Quizá habrás recibido alguna vez solicitudes de amistad en Facebook de personas atractivas que quieren conocerte. A veces incluso tienen amigos en común contigo.
No olvidemos los ya ancestrales correos del príncipe de Nigeria que quería heredarte su fortuna, la lotería de Inglaterra que te habías ganado al azar sin comprar boleto y demás historias peculiares que circulan aproximadamente desde 1998 hasta nuestros días.
¿Qué hay de las cadenas que fueron mudándose de presentaciones mal hechas en Power Point en tu correo electrónico a publicaciones de Facebook y ahora a mensajes y videos de Whatsapp?
Así es, no eres una persona tan enterada ni tan irresistible… o quizá un poco. ¿Por qué un poco? Porque tu información puede ser útil para diversos fines.
Lamento informarte que la inmensa mayoría de los mensajes que recibías y de las personas desconocidas sumamente atractivas que quieren amistad contigo en Facebook son falsos. Así es, no eres una persona tan enterada ni tan irresistible… o quizá un poco.
¿Por qué un poco? Porque tu información puede ser útil para diversos fines.
Las intenciones en algunos casos son evidentes. Existen estafas directas y sencillas en las que rápidamente te hacen la petición. Algo que ocurre con algunos correos electrónicos o en las ya conocidas llamadas telefónicas de familiares en otro país e incluso en las extorsiones.
Pedirte que pagues algún gasto para ayudar a alguien que no conoces y crees no recordar o pagar para posteriormente recibir varios millones de dólares o un automóvil, debería hacerte sospechar.
En otros casos, el trabajo es un poco más elaborado y los móviles un poco más variados y difíciles de descifrar.
Puede ser que al reenviar, dar “like” o descargar archivos adjuntos, no sólo estés propagando información alarmista carente de fundamento sino que quizá estés dando acceso a tu información.
¿Para qué quieren tus datos? Ya sea para fines ociosos como crear perfiles falsos para contactar a otras personas o tener tu foto porque le pareces una persona atractiva a alguien, para formar parte de bases de datos que se venden a empresas sin muchos escrúpulos que te llenarán de publicidad o, lo obvio, tener acceso a tu información bancaria.
Y finalmente, el trabajo más “sofisticado” que consiste en crear páginas web falsas de instituciones bancarias, dependencias gubernamentales y enviarnos correos con estos remitentes alterados.
De acuerdo a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el robo de identidad en 2015 ha aumentado en más de un 100% en relación con 2014.
¿Por qué hablo de ésto? Porque, de acuerdo a la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el robo de identidad en 2015 ha aumentado en más de un 100% en relación con 2014.
Entre los motivos aún encontramos el extravío o robo de documentos físicos pero la ciberdelincuencia cada vez se involucra más en este tema, desde las clonaciones de tarjetas hasta las de credenciales de elector con las que se solicitan créditos hipotecarios.
Los esfuerzos para la protección de datos en nuestro país han sido acertados pero nos exigen enterarnos más de sus alcances o, por ejemplo, entender para qué tener un aviso de privacidad o por qué consultarlo, así como tomar medidas para proteger nuestra información.
Es importante conocer la relevancia de nuestros datos, saber para qué los utilizan quienes nos los piden y en su caso, ejercer nuestro derecho a que su utilización sea limitada o eliminada si así nos interesa. Tienes ese derecho.
Es importante conocer la relevancia de nuestros datos, saber para qué los utilizan quienes nos los piden y en su caso, ejercer nuestro derecho a que su utilización sea limitada o eliminada si así nos interesa. Tienes ese derecho.
Finalmente, usar tanto el sentido común como el crítico: no van a llegar súper modelos o millones a tu vida de la nada, y la información relevante difícilmente va a ser transmitida por cadenas. Te advierto que ni Hotmail ni Facebook ni Whatsapp tienen planes de cobrar por su servicio y, en caso de que cambien de opinión, que reenvíes un mensaje no va a modificar dicha circunstancia.
Cuestiona la información que llega a tí, consulta fuentes, analiza remitentes y deja de ser crédulo y, de paso, protege tus datos.
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