Para consultar acerca de algún acontecimiento o conocer más acerca de la historia de un hecho en específico, los principales medios de comunicación —o los medios de comunicación tradicionales, más bien— son las fuentes de información preferidas por las personas. No conozco a nadie que jamás haya leído alguna nota periodística, que haya consultado algún diario o que haya visto las noticias por televisión. Evidentemente las redes sociales (y el Internet) han venido a revolucionar la manera en que nos informamos acerca de los hechos y en la actualidad es muy sencillo tener la información —en verdad está al alcance de nuestras manos—, pero considero que hay otro método informativo que muy pocos considerarían como tal: el cine.
El presidente mexicano se presentaba en actos cívicos y hacía propaganda de su gobierno frente a las cámaras, misma que después ordenaba se llevara a todos los rincones del país para su difusión.
Si nos basamos en su origen, el cine y las películas incursionaron como una nueva forma de documentar la historia. Recordemos que en nuestro país, los primeros filmes de los que se tiene registro son aquellos relacionados con la vida de Porfirio Díaz. El presidente mexicano se presentaba en actos cívicos y hacía propaganda de su gobierno frente a las cámaras, misma que después ordenaba se llevara a todos los rincones del país para su difusión. Esta medida fue probablemente muy aplaudida por el grueso de la población en esa época, y es que para ver una película uno no tiene por qué saber leer ni escribir, como sucedía en la mayoría de los casos.
Tampoco podemos olvidar que el cine fue una de las principales plataformas informativas durante los años 40, o que incluso había funciones especiales en las salas donde se transmitían las principales noticias del día. Recuerdo películas de época en donde se ve a la población acudiendo a los cines para así enterarse sobre las catástrofes que ocurrían en Europa durante la guerra, por ejemplo. Sin embargo, la poca inmediatez del cine es lo que hace que este medio de comunicación masiva entre en desventaja respecto a los otros, pues a pesar de que el mensaje transmitido se lleva a una cantidad considerable de personas, una producción cinematográfica requiere de mucho más esfuerzo y tiempo para materializarse que una columna en un periódico. Por fortuna, éste no es el único fin del cine.
Lector, si para este punto piensas que la única manera de aprender a través del cine es viendo documentales como los de National Geographic, Discovery o History, entonces te invito a que continúes leyendo.
Sé que cuando pensamos en el cine es imposible no traer a nuestra mente todas las películas que provienen de la industria hollywoodense y los grandes blockbusters que tanto gustan: las grandes películas de acción y crimen, los grandes dramas, entre otras. Hay quienes al pensar en el cine reducen su visión a una actividad de ocio y entretenimiento, buscando relajarse por al menos un par de horas mientras se disfruta de una historia; cualquiera que sea, mientras sea “divertida” o “llame la atención”. Lector, si para este punto piensas que la única manera de aprender a través del cine es viendo documentales como los de National Geographic, Discovery o History, entonces te invito a que continúes leyendo.
Si nuestro deseo es conocer, entonces recomiendo ampliamente combinar las fuentes de información actuales y comenzar a través del cine.
Sí, la falta de inmediatez del cine le hace ser deficiente como medio informativo, pero aún cabe en esta categoría si lo que se busca es conocer los datos más recientes de un determinado suceso. Por el contrario, si nuestro deseo es aprender acerca de la historia del mundo, acerca de los usos y costumbres contemporáneos, o si nos interesa conocer acerca de una nueva temática; en una palabra, si nuestro deseo es conocer, entonces recomiendo ampliamente combinar las fuentes de información actuales y comenzar a través del cine.
Por ejemplo, si nos interesa conocer de un tema tan exótico como podría ser el nacionalismo indio, podríamos empezar por ver la película Gandhi (Richard Attenborough, 1982) y protagonizada por el galardonado actor, Ben Kingsely. ¿Te interesa la psicología? La película alemana Das Experiment (Oliver Hirschbiegel, 2001) nos habla acerca de la recreación del famoso Experimento de Zimbardo, el cual trata acerca de la personalidad del ser humano al asumir un determinado rol. Para quienes gustan de conocer sobre la cultura indígena neozelandesa, la película Whale Rider (Niki Caro, 2002) es una excelente opción, pues muestra algunas de las tradiciones y cómo éstas se combinan con la vida de hoy.
Naturalmente, el cine mexicano no se puede quedar atrás. Películas como Rojo Amanecer (Jorge Fons, 1989) y Vámonos con Pancho Villa (Fernando de Fuentes, 1935) nos ayudan a recordar momentos muy importantes de nuestra historia. Más recientemente, la película Hilda (Andrés Clariond, 2015) también aborda el tema de los hechos de Tlatelolco, aunque lo hace más desde una óptica sobre la crítica a las diferentes percepciones de las clases sociales sobre un mismo fenómeno. Otras películas como La otra familia (Gustavo Loza, 2011) y Nos vemos, papá (Lucía Carreras, 2012) hablan acerca de temáticas un tanto más complejas, tales como la condición de los matrimonios homosexuales en México, los procesos de adopción en nuestro país, o bien ejemplifican temas tabúes como el Complejo de Electra en una situación común. Otro tipo de filmes como Fraude: 2006 (Luis Mandoki, 2007) o La dictadura perfecta (Luis Estrada, 2014) son una buena fuente de conocimiento para entender el funcionamiento de nuestro sistema político mexicano. Y así puede seguir la lista…
Sin desprestigiar a los medios de comunicación tradicionales, el cine es una herramienta de conocimiento mucho más enriquecedora, entretenida y artística. ¿A quién no le gusta platicar acerca de una película después de verla? Por pequeño que sea el diálogo, esa interacción y ese intercambio de conocimiento es lo que hace que ver una película e ir al cine sea toda una experiencia.
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